Cuentos de
Navidad.
Edgard J.
González.-
07 diciembre, 2018.
Había una vez un país con bastante territorio y una gran variedad de paisajes y recursos,
pero desde sus comienzos como república
independiente del imperio que lo colonizó por siglos, prevaleció en sus
sucesivos gobiernos el factor militar, y
el monopolio de las armas mantenía a grupos elitescos en el control del
poder político y económico, lo que frenaba
el desarrollo de los sectores civiles y la cultura en general. Distintos
grados de autoritarismo
caracterizaron a sus regímenes desde que rompieron el vínculo con la metrópoli
europea, algunos de tendencia liberal y
modernizadora, otros abiertamente dictatoriales,
pero lo esencial durante más de un siglo fue la supeditación de lo civil ante lo militar, que las armas tuviesen más poder decisivo que las leyes. La fuerza
bruta de los cañones ponía insólitos límites
a la inteligencia del raciocinio y la civilización, expresados en el marco
legal y el sentido común, el menos común de los sentidos. El siglo 20, que
apareció tardíamente para Venezuela, montoneras,
analfabetismo y el hábito de la disciplina cuartelaría extendida a toda la
sociedad, le cerraron el acceso, hasta que la inevitable evolución histórica produjo una lenta transición que permitió la gradual democratización en dos lapsos; El
primero entre la muerte del tirano Gómez,
diciembre de 1935, y el derrocamiento de Gallegos,
el primer presidente surgido de elecciones directas y en las que participaron
todos los mayores de 18 años, incluidas las mujeres. El segundo lapso, desde el
final de la anterior dictadura militar,
la perezjimenista de noviembre del 48 a enero del 58, hasta el inicio de la actual dictadura militar, 2 de febrero
de 1999, que ha roto todos los récords
de las dictaduras previas, en represión, en corrupción, en restricciones a las
libertades, sin poder siquiera competir en obras y avances (lo que sí produjeron las dos anteriores dictaduras
militares del siglo XX), puesto que a su lamentable currículum hay que añadir
la sistemática destrucción de la
economía, de la institucionalidad, la vergonzosa entrega de nuestra Soberanía a
sus amos ideológicos en la parasitaria Cuba,
y a sus socios en el saqueo de la nación, China,
Rusia e Irán, más la inédita participación de sectores militares y civiles
del oficialismo en amplios y poderosos esquemas de Narcotráfico, Contrabando de extracción (de gasolina, de alimentos,
de oro, de coltan), de Blanqueo de
capitales de origen francamente ilícito, y complicidad con narcotraficantes y terroristas internacionales
(FARC, ELN, Hezboláh).
Han sido casi 20 años de constantes violaciones a la Constitución y a los Derechos Humanos, de adulteración de la Historia y de la
Realidad contemporánea, de prostitución de las Instituciones, en especial
de la Justicia (la disidencia es
criminalizada, y se aplica a algunos presos políticos la “justicia militar”) y
de los procesos electorales, eliminando la imparcialidad y la
transparencia, substituyéndolas por arbitrarias convocatorias y descarados
fraudes, hasta llegar a los extremos de producir fraudulentamente una azamvlea nacional prostituyente,
integrada exclusivamente por incondicionales del PSUV (julio del 2017),
autoelegidos por la minoría que mantienen, inferior al 20%, y “reelegir” al indocumentado Maduro, en
otra parodia electoral con ínfima participación y torpes manipulaciones.
Como para no dejar dudas sobre la adulteración
de cualquier proceso electoral, por parte del CNE, dependiente del Ejecutivo y
del PSUV, el TSJ, presidido por un ex
convicto, cuyos integrantes gritaban a coro "¡ Uh Ah Chávez no se va
!", declaró nulo el resultado de las
elecciones estudiantiles en la Universidad de Carabobo, y designó ganadora
a la candidata chavista que perdió por paliza (llegó después de la ambulancia). ¿No les dice nada eso, a quienes
se preparan para validar el FRAUDE en
esas "elecciones" de concejales, convocadas por la azamvlea
prostituyente y organizadas por el honesto CNE? ¿No les bastó con las FARSAS -en las que participaron Bertucci y
Falsón- para "elegir" a esa prostituyente y "reelegir"
al indocumentado agente de Raúl Pamela
Castro? ¿Cuántos de los que se negaron a declarar Persona Non Grata a Rodríguez Zapatero -oportunista al
servicio del proyecto castrista, gerente del desastre sucialistadelsiglo21- colaboran con sospechoso entusiasmo en la
farsa electoral municipal? ¿También se
conforman con el pernil navideño, que no llegó hace un año, y que esta vez
debe ser compartido entre dos o más de los arrastrados
que venden su país por dos kilogramos de cochino? ¿Y cuántos de esos dos
grupos, aparecerán como beneficiarios de
dádivas con los miles de millones de dólares invertidos por Alejandro Andrade y Raúl Gorrín, para sobornar funcionarios y políticos,
según muestran los gruesos expedientes que maneja la Justicia estadounidense? ¿San Nicolás blanqueador?.
Había una vez un muy autoritario gobernante
turco, que se mostraba ultra sensible
ante específicos crímenes; El inclemente bombardeo de Arabia Saudita contra su pequeño y débil vecino Yemen, el
atroz asesinato del periodista saudita Jamal Kashoggi, cometido por
funcionarios de esa misma Arabia Saudita en su Consulado en Estambul, la ciudad
más emblemática de Turquía. Pero hay obvias
contradicciones; Erdogán lloriquea por Yemen con lágrimas de cocodrilo. Los kurdos son también un pueblo, son
personas cuyas vidas valen igual que las de un yemení o un turco, pero Turquía los bombardea y masacra en
territorio turco y sirio (aunque los kurdos combaten tenazmente al Bestialato islámico, organización terrorista de ideología
dogmática, intolerante, anacrónica, con la cual justifican cualquier
agresión, cualquier atrocidad, en contra de los infieles, que son todos los que no comparten su excluyente religión).
"Denuncia" Erdogan a Arabia Saudita por sus ataques a Yemen, sus
motivos son religiosos; Los saudíes son musulmanes SUNITAS, los turcos, sirios del oficialismo, e iraníes, son SHIITAS. También fue persistente al
denunciar el brutal asesinato de Kashoggi, probablemente Erdogan fue el
individuo que más presionó para lograr que Saudiarabia
reconociera la responsabilidad de funcionarios suyos en el salvaje
asesinato de Kashoggi. La sensibilidad de Erdogan no lo lleva a frenar su propia criminal y constante
agresión a los kurdos, ni lamenta la
criminal represión del indocumentado Maduro en Venezuela, 43 asesinados en
2014, 139 en el 2017, y más recientemente, 6 días después del asesinato de
Kashoggi, por el cual Erdogan lagrimea, los
tombos del SEBIN torturaron y asesinaron al abogado y concejal Fernando Albán.
Pero eso no toca la delicada y muy hipocritona piel de Erdogan, quien visitó al
indocumentado en Caracas, y ni
remotamente planteó el embrión de un reclamo por los criminales excesos en la represión que ordena su aliado Maduro,
con quien supuéstamente acuerda negocios bi-nacionales. Comparten doble moral y ello les permite negociar, escondiendo sus respectivos crímenes
bajo la alfombra.
Hay que separar
la paja del grano, para reducir la suciedad y los maquillajes que ocultan
las crudas realidades tras estos dos inescrupulosos
mandatarios, que coinciden en la tergiversación
de las acciones opositoras, inventando confabulaciones, convirtiéndolas en golpes o atentados,
para desatar terribles esquemas represivos, calificando a los disidentes como terroristas, repartiendo a
diestra y siniestra arbitrarias
detenciones y juicios amañados, para debilitar a sus adversarios y
atornillarse en el poder, aunque violen
principios esenciales de la civilización moderna. Son los Grinch que le afean la Navidad a los
hombres y mujeres de buena voluntad.
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