La repentina mudez en energúmenos habituales
7 diciembre, 2014
Hay especímenes que se caracterizan por hablar, gestualizar, amenazar, ininterrumpidamente, y las rarísimas veces que aparecen silentes e inmóviles causan no sólo extrañeza sino estupor, pues uno llega a pensar que se encuentran recargando las baterías para proseguir en su faena de hiperactivos villanos de la comarca en que actúan, que volverán a las andadas sin que sepamos qué fue lo que los calló temporalmente, o modificó su contumaz comportamiento de permanentes armadores de brollos, productores de insultos y amenazas, generadores de conflictos desde las alturas del circunstancial poder o respaldo electoral del que disfrutan y abusan, pretendiendo desconocer que nada es eterno y que mucho más que “la donna”, esa posición de la que abusan, también “e móbile, cual piuma al vento”.
Diosdado Cabello, a quien la mayoría supone un hombre fuerte, no alto, fuerte, que compite con Maduro por el real ejercicio del poder aún desde antes de la unción del ex reposero por parte del Charlatán Eterno, en aquella su última aparición en cadena nacional, diciembre 2012, cuando en vísperas de su propia extremaunción, pronunció a Nicolás como sucesor de la bizarra monarquía chavista, en desmedro de “ojitos lindos” que esperaba salir más beneficiado en la lectura del Testamento Real Sabanetero (porque no contaba con la astucia del Cardenal Richelieu de La Habana, no Fidel -que ya no controla ni siquiera sus esfínteres, ni tiene manera de organizar coheréntemente doce palabras seguidas, sino su brother el lampiño, codo-grueso, que a su vez resultó el heredero de la corona cubana, en la dinastía neoestalinista que se inicia en 1959 y desde el 2007 se ciñe la corona marxista-whiskycista, y reordenó a la nobleza castrista, para colocar a sus piezas en lugares claves, desplazando alfiles y torres fidelistas, y tratar de dar la complicada y difícil vuelta en U que los saque del embrollo estatista fracasado, que dio al traste con la URSS y los puso a pedir limosnas en otras direcciones.
Decía que quien está detrás del trono, Diosdado, resoplándole en el inmenso cogote a Maduro (aunque para ello deba montarse en un taburete), se ha ganado a pulso fama de arrechito, que multiplicó en el ejercicio de los múltiples cargos a que lo llevaba el dedo inmarcesible del Patán Mayor, salir airoso de varias acusaciones formales de presuntos malos manejos administrativos durante su lamentable estadía en la Gobernación de Miranda (ninguno de los alegatos en su contra prosperó en tribunales, ¡ qué raro, en la Venezuela chavista donde al oficialismo no le ganan una, ni cuando comete la falta frente a todo el país ! La Justicia desde 1999 es 120% imparcial).
En la presidencia de la AN resalta por sus extraordinariamente despóticas actuaciones, sea disfrutando de las agresiones contra diputados opositores, en pleno recinto del poder legislativo y con las cámaras de TV enfocando al techo (no sería por iniciativa propia de los camarógrafos), sea prohibiendo a esa representación de más de la mitad de los venezolanos que parlamente en el Parlamento, o sea, que les impide hablar donde lo esencial es eso, a menos que se conviertan de forma expréss al chavismo, de la misma expedita manera en que lo exigen los tiernos chamos del califato Islámico, que a los habitantes de pueblos “infieles” -el término para referirse a los no musulmanes-, les proponen convertirse al islam en los próximos cinco minutos, o deben proceder a morirse (para lo cual los del califato disponen de ayudas eficaces, a través de fusilamientos o degollinas colectivas, de lo más cuchi). También se la pasa “con el mazo dando” a diario, por VTV, la emisora de todos los venezolanos, en la cual exclusivamente transmiten los programas que autorice el filtro goebbeliano rojo rojito.
Pero ese locuaz y prepotente personaje enmudeció cuando los colectivos armados ocuparon las primeras planas en todos los medios, a raíz del asesinato en La Pastora del "camarado diputado Serra y su asistenta", y el curioso tiroteo en el centro de Caracas que dejó a seis miembros de esos colectivos muertos, al Ministro Rodríguez Torres y al Director del CICPC fuera de sus cargos, y el conjunto de los colectivos armados mencionaron amenazadoramente a nuestro gallito de El Furrial, pero él no les ha dedicado ni una palabra desde entonces. Quien utiliza tribunales para saldar el -según él- grave daño contenido en la frase que le atribuyeron en un simple artículo de Tal Cual (“el que no le guste que se vaya del país”, algo así), por lo cual tiene a Genatios y Petkoff pagando penitencia semanal en complaciente tribunal, no reacciona ante el funcionamiento de bandas armadas totalmente ilegales, que además le amenazan. No los demanda en tribunales, ni siquiera les da con el mazo por VTV. DC insulta, amenaza, permite que agredan a quienes defienden el estado de Derecho y el sistema democrático, llega a despojar arbitrariamente de su condición de Diputada a María Corina Machado, quien fue la candidata con mayor respaldo popular, pero no dice ni pío respecto de los paramilitares de su propio bando, que lo amenazan y le exigen que ponga su cargo a la orden. De dragón a corderito.
Otro que estaba hasta en la sopa, durante meses protestaba, con cientos de sus seguidores, por el supuesto fraude electoral de que había sido víctima, ¡dos veces!, paralizando la capital de México y con disturbios menores en otras ciudades, era Andrés Manuel López Obrador, ex candidato a la presidencia derrotado en 2006 por Felipe Calderón, y en 2012 por Enrique Peña Nieto. En ambos casos armó un berrinche de antología, pataleaba, gimoteaba, declaraba a cada rato, era omnipresente en radio, TV, prensa escrita y electrónica, siempre exigiendo Justicia, transparencia y difusión de todas las informaciones. Pero también lo afectó la mudez achikunguyada que los postra y mantiene alejados de los micrófonos y las aclaratorias, cuando 43 alumnos de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, Iguala, Estado de Guerrero, fueron arbitrariamente detenidos y desaparecidos (todo indica que la Policía los entregó a un Cartel de Narcotraficantes, hay muchas probabilidades de que los hayan asesinado, no aparecen ni vivos ni muertos luego de dos meses y medio del episodio inicial, el 26 de septiembre).
Lo que se mantiene a sotto vocce es el motivo por el cual ocurrió la injustificada detención que luego degeneró en desaparición colectiva y ha producido protestas en México y otros países. Resulta que la esposa del Alcalde de Iguala estaba dando un discurso, que fue interrumpido por una protesta de los 43 estudiantes, y la “primera combatiente” se ofendió y ordenó a los policías de la Alcaldía a cargo de su enchufado marido, que detuviera a quienes interrumpieron su muy trascendental disertación (no está claro qué parte del Universo iba a rescatar la lideresa), dando inicio al conjunto de arbitrariedades que desaparecieron a 43 jóvenes y enardecieron a muchos millones en el planeta. Tanto el Alcalde como su prepotente y abusiva cónyuge pertenecen al grupo que encabeza López Obrador, quien en contraste con su habitual tendencia a pronunciarse en torno a cualquier tema y siempre en tono de exigencia, ahora es víctima de la parálisis que enmudece, ese dengue que ataca la locuacidad e hiperactividad para transformar a sus víctimas en cascarones sin voluntad de declarar, mucho menos amenazar a quienes hayan violado el marco legal con sus actuaciones violentas y censurables, reñidas con las leyes y hasta el sentido común.
No sabemos si con Acetaminofén pudieran curarse esos extraños enmudecimientos frente a las fechorías de paramilitares o policías, que funcionan dentro del propio bando. ¡Acá NO HAY!
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