Un cisne tricolor y perfeccionado. VVV VVV VVV
Edgard J. González.-
27 de enero, 2019.
La Historia es la disciplina
científica que recaba, ordena, analiza y muestra el devenir de la
Humanidad desde la invención de la Escritura, por lo que abarca unos 5.500
años, y todo el largo período anterior a la existencia de testimonios
escritos, es la Prehistoria -que varía según los
parámetros que usemos para definirla-, puede abarcar desde 7
millones a 200.000 años, según las referencias utilizadas, pero es
extraordinariamente larga, comparada con el breve lapso de 55 siglos
que ocupa la Historia.
Se dice que quien no conoce la Historia está
condenado a repetir los errores del pasado, y por contraste, quien
la conoce puede sacar provecho de esos precedentes para resolver
conflictos en la actualidad. El pasado, bien interpretado, puede
servir para hallar soluciones a problemas actuales, evitando
incurrir en fallas como las de situaciones similares, tratando de lograr acuerdos
y mecanismos parecidos a los que solventaron
conflictos tan o más graves que los que tenemos ahora.
Por circunscribirnos a Venezuela, hagamos
referencia a dos sucesos que ocurrieron en nuestro pasado
histórico y guardan semejanzas con la complicada situación
actual. Es conveniente refrescar ese conocimiento en la minoría que lo
manejó alguna vez, y ponerlo al alcance de la mayoría que no ha tenido acceso a
esa información, por fallas del proceso de enseñanza-aprendizaje, o por ser
parte de los grupos hedonistas o negligentes, que no le dan
importancia y consideran eso Historia antigua e inútil.
En octubre de 1807 se firmó el Tratado
de Fontainebleau, por el cual Francia y España acuerdan dividirse
el territorio de Portugal, lo que autorizaba a las tropas francesas a
desplazarse por territorio español para poder invadir por tierra a Portugal.
Con tropas estacionadas en muchos pueblos españoles, el emperador
francés Napoleón decide sacar ventaja de esa circunstancial ocupación,
aumenta su número y en 1808, traiciona a su socio y decide tomar España,
desplazar a los Borbones e imponer como rey a su hermano José Bonaparte,
apodado Pepe Botella. La mayoría de los españoles, que ya estaba molesta
por los abusos del ejército francés mientras atravesaban España para
invadir a Portugal, se rebeló contra ese adicional abuso napoleónico,
amalgamados en respaldo del rey español, Fernando VII. Esa
guerra duró hasta 1814, y por supuesto que -con la demora
inherente a las distancias y las dificultades de comunicación entre
continentes-, la información esencial llegó a las colonias en América,
donde se mezclaron las posiciones ortodoxas en favor del
monarca español, y la naciente tendencia por la independencia de las
colonias respecto de la monarquía española, ahora usurpada por
una marioneta del ambicioso y contradictorio Napoleón. En
ese clima de incertidumbre y propósitos semi-coincidentes, respecto de rechazar
la autoridad invasora francesa, la aristocracia colonial en cada
provincia, élite ilustrada conocedora de las ideas independentistas, lideró
el movimiento que en primera instancia rechazaba la ilegítima
pretensión bonapartista, y sostenía su apoyo al rey español Fernando
VII. El 19 de abril se organizó una reunión en el Cabildo
de Caracas, con numerosa participación de miembros de las fuerzas
vivas de la sociedad caraqueña, civiles, militares, eclesiásticas y pueblo
llano, que ante la usurpación napoleónica en España propusieron la creación de
una Junta Suprema de repudio al títere francés y en apoyo al
monarca español, invitando al Capitán General Vicente Emparan, máxima
autoridad y representante del rey, a formar parte de esa Junta. Sucedieron
frente al Cabildo los confusos hechos que atribuyen a Emparan
el haber solicitado se mantuviera incólume su autoridad, la presunta manipulación
del cura Madariaga haciendo señas a la multitud para que rechazara la
propuesta de Emparan, y la supuesta frase que este expresó “Pues yo
tampoco quiero mando”, lo cual condujo a que esa Junta de Gobierno fuese
integrada exclusivamente por personas sin vínculos directos de
subalternidad respecto de la depuesta monarquía española, a la que en
teoría defendían en contra de la maniobra napoleónica. Emparan renunció
y regresó a España, la Junta se hizo cargo en Caracas, surgieron en
otras provincias movimientos y Juntas similares, lo que preparó el terreno
para la definitiva Declaración de Independencia el 5 de julio de 1811.
Además de las dimensiones de los conjuntos
sociales que produjeron esos graduales cambios,
muy importante es su representatividad en base a la
diversidad que los integraba, y su legalidad, derivada del caos que
la invasión napoleónica generó en el territorio español y
la máxima arbitrariedad de imponer una marioneta en el trono,
apoyado en el capricho personal de Bonaparte, contrario al sentir de la
mayoría de los españoles (situación trasladada a las colonias de
España en América), donde de facto hubo rechazo al rey marioneta, que gradualmente
se radicalizó hasta declarar la Independencia total de las
colonias.
El 23 de enero de 1958 terminó
de derrumbarse la anterior dictadura militar, iniciada en noviembre de
1948, cuando derrocan a Rómulo Gallegos, primer presidente
surgido de elecciones directas, en las que participaron todos los
hombres y mujeres mayores de 18 años (hasta entonces eran indirectas, decidían
solamente los miembros del Congreso Nacional, una obvia minoría). Pero el
23 de enero señala apenas el último día de un proceso, lento y difícil, iniciado
cuando los militares derrocaron a Medina Angarita. Poco más de doce
años duró aquella secta militar (que a su vez
desplazó a la tradicional Nomenklatura militar, formada en el largo
período que ocupó el Gomecismo -1907 1935-, y mantuvo su
autoridad y privilegios durante la transición, con López
Contreras y Medina Angarita -1936 1945-). En el lapso de octubre 45 a
noviembre 48, fueron discretos aliados de AD, aprovecharon la
aparentemente súbita locura de Diógenes Escalante, el candidato
del consenso entre el bando medinista y los emergentes
partidos políticos, pero una vez desatada la crisis por
“las camisas extraviadas de Diógenes”, y dada la falta de consenso para el
candidato suplente Ángel Biaggini, la secta militar -aliada con
AD- dio el golpe y asumió bajo perfil, mientras abarcaba espacios y
ganaba adeptos para asumir el poder sin el estorbo de los civiles,
quienes en esos dos años elaboraron una nueva Constitución,
iniciaron la formal politización del pueblo (hasta entonces mirón de
palo o carne de cañón, en beneficio de los poderosos, que se turnaban en el
poder mediante elecciones indirectas o lo tomaban mediante Montoneras),
y promovieron la incorporación de la mayoría en actividades
partidistas y gremiales, elecciones directas, y aquello sentó el precedente
para la adopción del sistema democrático, en efímero ensayo que
-sin embargo- dejó plantada la semilla.
El golpe exclusivamente militar contra
Gallegos, pone en el poder a una Junta presidida por Carlos Delgado
Gómez (aunque él mantuvo los dos apellidos de su padre Román
Delgado Chalbaud, de alcurnia social y fama política). Era
Ingeniero y Capitán asimilado, participó en agosto de 1929 en
la invasión del Falke, liderada por su padre (muerto en ese
episodio contra la dictadura gomecista), fue Ministro de la Defensa con
Betancourt gobernando del 45 al 48, y Gallegos lo mantuvo en
el cargo. El 13 de noviembre de 1950 lo secuestra un
grupo cuyo jefe Rafael Simón Urbina, reclamaba
la devolución de bienes que le incautaron tras un juicio por
peculado. Un tiro, aparentemente accidental, mató a Delgado,
Urbina fue luego detenido por la Seguridad Nacional, murió en el
traslado policial. Pérez Jiménez y Llovera Páez, escogieron para
llenar ese vacío al civil Germán Suárez Flamerich, títere
servicial y conveniente, para contrarrestar los rumores de la autoría
intelectual de Marcos Pérez en el secuestro y muerte de
Delgado (quien se inclinaba por prontas elecciones y un gobierno de
civiles).
En noviembre de 1952 se organizó la
elección de una Asamblea Constituyente (para redactar una
nueva Constitución y elegir nuevo presidente), URD y COPEI participaron,
AD y el PCV estaban proscritos, y llamaron a la abstención,
pero a última hora decidieron votar por los candidatos de URD, que ganó, con
el FEI partido perezjimenista en 2º lugar y COPEI 3º. Pérez
Jiménez dio un zarpazo, impidió la información veraz, envió al exilio a
los líderes de URD, y cambió los resultados, con él victorioso, y el 2 de
diciembre como efeméride de su triunfo. Por supuesto que
fue “electo” presidente por una asamblea integrada en su mayoría por
incondicionales suyos, mediante aquel vulgar y evidente fraude.
Con los demás partidos inhabilitados, sus dirigentes primordiales
fuera del país, la política en un embudo donde los
militares decidían quiénes estaban autorizados a participar, los demócratas
debieron combatir la dictadura desde la clandestinidad o el
exilio. La represión y la censura arreciaron, mientras el
gordito de Michelena se montaba de primero en la tendencia
desarrollista. Como emulando la reconstrucción de la postguerra en
Europa y Japón, el régimen perezjimenista fue pionero en la fiebre
desarrollista que produjo sorprendentes aumentos en la infraestructura
que, a la par de multiplicar construcciones de carreteras,
autopistas, complejos arquitectónicos monumentales, permitía desviar
parte del dinero en discreto pero goloso peculado. Pero tras esa fachada de
progreso crecía el descontento sociopolítico por la falta
de libertades, en un país sometido a una disciplina cuartelaría,
donde involuntariamente todos eran parte de una dinámica militarizada,
coronada por un Desfile anual para conmemorar a la patria, que en
realidad era para adular a los cabecillas del prepotente despotismo con
charreteras.
Para 1957 se organiza en la
clandestinidad la Junta Patriótica, con representantes de los
principales partidos políticos opuestos al yugo militar, la
presidía Fabricio Ojeda por URD, con Enrique
Aristeguieta Gramko por COPEI y Simón Sáez Mérida por
AD. Fueron coordinando estrategias con los otros sectores de
la sociedad; estudiantes y profesionales, obreros y empleados, empresarios,
buscando la Unidad de los factores democráticos para fortalecer la
lucha contra la tiranía, que en diciembre perpetró otro fraude
electoral para reelegir a Pérez Jiménez. El descontento había permeado
parte de las FFAA, el 1º de enero del 58 se alza con Hugo
Trejo un grupo de la Aviación militar, no se sumaron otras fuerzas, pero
ese movimiento fue la primera pieza que gradualmente
produciría el devastador efecto dominó que sumó las protestas
estudiantiles en liceos y universidades a partir del 7, en las iglesias incorporaban
a los sermones las significativas referencias al propósito de liberar
a Venezuela. Vallenilla Lanz y Pedro Estrada se van del país,
el régimen va evidentemente perdiendo apoyos esenciales, hasta que
Llovera Páez le dice a Tarugo “Vámonos compadre, porque pescuezo no
retoña”, y la cúpula abandona el poder. Una Junta cívico-militar asume
la conducción del país, con el Contraalmirante Wolfgang
Larrazábal en la presidencia, y en aquel ambiente caótico se meten de
contrabando en la Junta dos militares, Casanova y Romero Villate,
tratando de mantener una cuota de poder para la Nomenklatura desalojada,
pero fueron identificados por el pueblo y expulsados. 1958 fue un año
de transición difícil, culminó eligiendo en libérrimos comicios a Rómulo
Betancourt de AD, quien asumiría la presidencia en febrero del
59.
Quien esté medianamente familiarizado con
lo ocurrido en Venezuela desde el 2 de febrero de 1999 hasta hoy, habrá visto
las obvias similaridades en lo esencial de los trayectos
históricos a que hemos hecho referencia, la génesis
independentista respecto del imperio español, de inicios del siglo 19,
y el proceso para erradicar la anterior dictadura militar, a
mediados del siglo 20, teniendo ambos una combinación de elementos cuyo común
denominador es, la renuencia a dejar el poder aunque
la mayoría rechace a quienes lo ejercen, y el tenaz y paciente
compromiso de esa mayoría para -mediante la Unidad y
una Estrategia idónea y ceñida al Derecho fundamental de cada pueblo a
la Libertad-, derrotar y desplazar a quienes tercamente
insisten en mantenerse en el poder, sostenidos por las armas (sea
un imperio de dimensión multicontinental, sea un régimen
militar a escala nacional), en oposición a la Razón de
la mayoría. No es difícil extrapolar en base a los términos
que describen los eventos en cada momento histórico, hacer inevitables
asociaciones; Cabildo, imperio, Francia, España, Napoleón, Pepe Botella,
rey impuesto, usurpación, marioneta, legitimidad, secta militar, invasión,
mayoría-minoría, fraude, asamblea de incondicionales, información veraz,
censura, Seguridad Nacional, represión, desviar dinero, militarización,
patrioterismo, transición. Basta agregar algunos términos para describir
la actual situación. Intercalar, donde calzan como anillo al dedo,
los términos: Cuba, sucesor impuesto, SEBIN, CNE, CONATEL, y para actualizar, añadir
otros que no se manejaban entre 1810 y 1958, son de reciente aparición,
como: Delitos de Lesa Humanidad, Estatuto de Roma, Derechos Humanos,
Corte Penal Internacional, Narcotráfico, Blanqueo de capitales, Complicidad con
organizaciones terroristas.
Cisne Negro es el evento
inesperado que modifica totalmente una situación que lucía estancada. En
Venezuela surgió un Cisne Tricolor al que respalda la mayoría
de los venezolanos y la comunidad internacional, y producirá el fin
de una dictadura y el nacimiento de una Democracia
perfeccionada.
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