jueves, 14 de mayo de 2020

Ramificaciones de la pandemia: Sanitarias, económicas, políticas.

Ramificaciones de la pandemia: Sanitarias, económicas, políticas.
Edgard J. González.-

Lo más importante de la información científica lo ofrecí en artículo publicado a comienzos de abril (*).  En este voy a referirme a los otros aspectos y consecuencias que derivan de la conformación y la evolución del nuevo virus COVID19 hasta convertirse en pandemia, la primera en el siglo21, tercer milenio, y la segunda en poco más de un siglo, pues ya buena parte del planeta sufrió la peste de 1918 (la “gripe española” que incluso se llevó a Alí, el hijo preferido del dictador de Venezuela, Juan Vicente Gómez). Desde 1918 la Humanidad no enfrentaba una pandemia que afectase a la mayoría de los países del orbe, y ninguna de las generaciones hoy activas (abuelos, hijos, nietos) imaginaba siquiera que esto ocurriría, mucho menos se prepararon para combatirla con total eficiencia y celeridad.

Las primeras informaciones provinieron de Wuhan, ciudad central de China, con 11 millones de habitantes, donde sin duda ocurrió el primer brote. Pero la alarma comenzó a difundirse en enero del 2.020 y ya se tienen evidencias de que el brote apareció en noviembre del 2.019, de manera que hubo una negligente o deliberada demora en dar la noticia a tiempo de evitar el elevado número de contagiados que se produjo, lejos de China. Porque además de la sospechosa tardanza en informar desde noviembre, también hubo en el gigante asiático inmediatas y estrictas medidas para confinar en Wuhan los primeros casos e impedir que se propagara al resto de China, pero no aplicaron medidas para evitar que quienes salían de Wuhan hacia el exterior del país -parte de la alta población flotante de esa pujante ciudad- fuesen potenciales portadores del nuevo virus, transportándolo a Europa, EEUU, y en menor dimensión a otros espacios y continentes, mucho antes de que supieran de la plaga y pudieran implementar las necesarias prevenciones (ambas fallas exclusivas del gobierno chino). Muy distinto habría sido todo, si China avisa desde noviembre, y prohíbe el flujo de viajeros de Wuhan al exterior.

En contraste con las rápidas y eficientes respuestas implementadas en Taiwán, SurCorea y Japón, en el resto del planeta las reacciones ocurrieron tarde, distinta fecha para cada país -aun siendo vecinos en Europa- y con diferentes diseños en los esquemas a ser aplicados. Pero, por factores que deben ser definidos en base a las estadísticas y la ubicación temporal y espacial de los contagios y muertes, los espacios más golpeados han sido Lombardía -al norte de Italia-, Madrid y Barcelona al centro y NE de  España, Nueva York, en la costa oriental de EEUU, y Guayaquil al suroeste de Ecuador. ¿Cuál es el común denominador de esos espacios? Que son receptores de grandes cantidades de viajeros, en calidad de turistas, hombres de negocios que vienen de o van a hacer compraventas, y empleados de empresas que retornan de sus vacaciones decembrinas (En Lombardía, China ha comprado muchas empresas, y en sus Nóminas mantienen muchos empleados chinos. Guayaquil es el puerto principal de Ecuador, probablemente el COVID19 llegó en barcos que estuvieron en China). Viajeros o tripulantes que, en su mayoría, estuvieron en China y, directa o indirectamente se convirtieron en portadores del microorganismo, aunque muchos no sufrieron sus efectos patógenos. El lapso transcurrido desde el inicio del brote en Wuhan, noviembre 2019, hasta la primera adopción de medidas para enfrentar la nueva amenaza, permitió que cada portador asintomático contagiara a entre dos y diez personas, que a su vez propagarían el virus en creciente y dañino abanico, antes de ser declarada la emergencia y aplicadas las primeras medidas de prevención (cuarentena, mascarillas) y de tratamiento (hospitales tradicionales o improvisados, respiradores, multiplicación de Unidades de Cuidado Intensivo) sin que los médicos tuvieran el conocimiento elemental sobre el nuevo coronavirus (el tratamiento curativo y la vacuna preventiva no estarán listos hasta dentro de un mínimo de seis meses a un año). Escribo el 14 de mayo, cuando van a nivel mundial 4.387.438 contagiados, 298.392 fallecidos y 1.565.606 recuperados.

La población mundial logró acumular sus primeros 1.000 millones en 1800, le tomó 130 años para alcanzar los 2.000 millones en 1930, y otros 30 años para llegar en 1960 a 3.000 millones. 4mM en 1975, 5mM en 1990, 6mM en 2000, 7mM en 2011, hoy 7.5mM. En la antigüedad predominaba la elevada mortalidad, con esperanza de vida que no superaba los 40 años. Desde mediados del siglo 19 los avances médicos, farmacéuticos y tecnológicos fueron disminuyendo la mortalidad, gracias a la incorporación de vacunas y antibióticos, el aumento y mejoramiento de los hospitales y las medidas de higiene, generando para los países más desarrollados y urbanizados esperanzas de vida superiores a los 60 y 70 años. Lamentablemente esos avances no ocurrieron en paralelo a cambios en la conducta demográfica, y muchos pueblos mantuvieron alta fertilidad, sin correspondencia con la generación de empleos y la capacidad de satisfacer las necesidades de la elevada prole, lo que multiplicó la cantidad de personas en los estratos socioeconómicos inferiores, mientras la población mundial aumentaba, así como la brecha entre países desarrollados y subdesarrollados. Se redujo drasticamente el lapso para aumentar ese volumen de mil millones, que la primera vez exigió decenas de miles de años.

El saldo trágico de la pandemia COVID19 no llega a 300.000 mientras que la gripe española de 1918 mató a 50 millones de personas. Comparados los saldos esta es una gripecita, pero las facilidades para la propagación de una epidemia son mayores ahora, por los avances cualitativos y cuantitativos de los transportes terrestres, marítimos y aéreos, y por la mayor densidad de la población mundial, que en 1918 era de 1.948 millones, y hoy es de 7.500 millones, antes dispersa población rural, hoy urbana y concentrada en grandes ciudades que pueden contener de 7 a 39 millones de habitantes (Tokio 39M, Nueva Dehli 26M, Shangay 24M, México, Pekín, Sao Paulo, Bombay 21M, Osaka 20M, El Cairo 19M, Dhaka 18M, Karachi 17M, Calcuta y Buenos Aires 15M c/u, Istambul 14,4M, Sao Paulo, Río de Janeiro, Guanghzou Chongqing, Lagos y Manila, + de 13M c/u, Nueva York, New Jersey, 8.5M, Hong Kong 7.5M).  

Población/Nº de fallecidos (F), proporción x Millón, por país; EEUU 327M/85.197F 260,5xM Reino Unido 67M/33.186F 495,3xM Italia 60M/31.106F 518,4xM  España 47M/27.321F 581,3xM  Francia 67M/27.074F 404xM Brasil 210M/13.276F 63,22xM Bélgica 11.5M/8.903F 774,2xM Alemania 83M/7.861F 94,7xM Irán 82M/6.854F 83,59xM Países Bajos 17M/5.590F 328,8xM Canadá 38M/5.302F  139,5xM China 1.400M/4.633F  3,3xM México 127M/4.220F 32,2xM Turquía 82M/3.952F 48,2xM Suecia 10M/3.529F 352,9xM India 1.393M/2.564F 1,8xM Ecuador 17M/2.334F 137,3xM  Rusia 147M/2.305F 15,7xM Perú 32M/2.160F  67,5xM.
Del cuadro extraemos que EEUU tiene la mayor cantidad de muertes, seguido por Reino Unido, Italia, España y Francia, pero en proporción por millón de habitantes Bélgica lidera, seguida por España, Italia,  Reino Unido y Francia. Y sorprendentemente, los países donde la proporción por millón de habitantes ha sido menor, son en orden descendente: México (32,2xM), Rusia (15,7xM), China (3,3xM) e India (1,8xM). Los países más poblados, con exceso diría yo, China e India, ¡ostentan las menores proporciones de fallecidos por COVID19 por cada millón de habitantes !. China, donde se originaron tanto el brote inicial como la oleada de propagación al resto del mundo (sin afectar al resto del país, sólo a Wuhan), apenas tuvo 4.633 muertos y 3,3 por cada millón de habitantes. Insólito y sospechoso.

Lo sanitario está inevitable y desafortunadamente vinculado a lo económico, en directa proporción a la estricta aplicación de las medidas para frenar la pandemia, enclaustramiento familiar en cada vivienda, uso de mascarillas y distancias mínimas entre personas en las reducidas salidas para adquirir lo indispensable en alimentos y medicinas, la mayoría de las actividades de la economía son afectadas, [salvo las imprescindibles para mantener la elemental sanidad -recoger la basura, trasladar los contagiados al hospital, y los cadáveres a las morgues (algunas improvisadas)-, el orden público -ejército y policía-, tiendas y farmacias en horarios limitados, etc], las labores regulares en fábricas, hoteles, bares, empresas de servicios, aeropuertos, puertos, líneas aéreas, transportes terrestres y marítimos, escuelas, liceos, universidades, deben ineludiblemente paralizarse, y ello genera el dilema de cómo atender un gasto creciente a raíz del combate a la pandemia, con una economía disfuncional, cuya productividad es cercana a las mínimas dimensiones, lo que a corto o mediano plazo conducirá a un déficit. Aplicar las medidas idóneas para enfrentar la pandemia y simultáneamente ir reactivando la economía, son tareas del ámbito político, que como nos muestran las noticias, son variadísimas y nos ofrecen desde las  envidiables y exitosas respuestas en Taiwán, SurCorea, Japón, Portugal y Alemania, hasta las ambiguas recomendaciones de mandatarios incapaces de superar sus tendencias demagógicas y sobreprotagónicas, en lugar de delegar en los genuinos expertos el análisis diario de la situación y la toma de decisiones. Hubo jefes de gobierno que, luego de algunos traspiés iniciales, corrigieron el rumbo y lograron resultados eficientes, reduciendo progresivamente el número de contagios y muertes.

Llama la atención cierta similaridad entre EEUU y España, por tener ambos países territorios con jurisdicción legal y administrativa propia, 50 estados en EEUU, 17 Comunidades Autónomas en España.  pero mientras en EEUU todos hablan un mismo idioma y respetan la unidad territorial, sin anacronismos separatistas, en algunos espacios de España no sólo hablan un segundo idioma, sino que alegan que hay razones históricas que apoyan sus intentos de “independizarse”, formar países enanos a costa de mutilar el territorio español. Y lo peor es que esos grupos, en Cataluña, Euskadi, Baleares y Valencia, han conformado alianza con el PSOE, junto con el castrochavismo de PODEMOS (financiado en sus orígenes con dinero del sucialismodelsiglo21 y de los ayatolas iraníes) para permitir que Pedro Sánchez, ambicioso demagogo, descarado plagiario, soterrado simpatizante del separatismo y del neoestalinismo, continuador de los terribles daños de su compañero Rodríguez Zapatero, asumiera la presidencia del gobierno (condicionado a complacer a los enemigos de España y la Democracia) donde, como Maduro en Venezuela, aprovecha la cuarentena a que obliga la pandemia, para imponer sus arbitrariedades, sin contraloría ni vigilancia legislativa y judicial, con resultados desastrosos para la España actual, y un manejo preocupantemente similar en lo autoritario, en la represión a las libertades, en la adulteración de las cifras, al gobierno chino, en eso Sánchez y Jinping se asemejan y hasta funcionan como socios.

Por último, fracasado el ridículo intento de los desesperados del partido demócrata (siendo evidente que electoralmente los esperaba una derrota mayor que la sufrida con Híllary Clinton en 2016), de destituir a Trump mediante un Impeachment que se volvió agua de borrajas, ahora buscan colocar en contra de Trump las consecuencias en EEUU de la pandemia del COVID19, casi culpándolo de su origen y diseminación, como si no fuese obvio para la opinión pública mundial, que brotó en Wuhan y China impidió su propagación en su territorio, pero permitió el flujo de miles de portadores que fueron a destinos en el resto del planeta, donde no les prohibieron la entrada casualmente porque China avisó con mes y medio de retardo de la existencia y multiplicación del patógeno oriundo de Wuhan. El País, diario español, mantiene un constante y mal disimulado ataque contra Trump. Destaco dos cuestiones:  En todos los países del mundo, apenas se tuvo claro que el virus llegaba por aire, por barco, por tren, los gobiernos tomaron la medida de cerrar sus fronteras, y cada noticia lo reseñaba como anuncios del Primer Ministro o del Presidente de cada Nación, excepto con Trump, a quien el titular acusaba de AMENAZAR con cerrar las fronteras. ¿Objetividad o descarada agresión?. También dedicaron espacio a mostrar los defectos que al parecer le sobran al yerno de Trump, esposo de Ivanka, y asesor en su equipo de trabajo en la Casa Blanca; “Milenial rico que ha fracasado en todo, gestiona a su manera la crisis del coronavirus en los ratos libres que le deja el conflicto de Oriente Medio. Muñeco de ventrílocuo, Pinocho, aún no ha cumplido los 40, su padre donó 2.5 millones de dólares a Harvard para que lo admitieran, y gastó 2.000 millones adquiriendo un edificio en NY”. Sólo les faltó describirlo como feo y antipático. Pero se trata de alguien con un pasado similar al de Trump, su padre constructor le dejó una fortuna que Donald ha sabido acrecentar, y si su yerno, Jared Kushner, ha malgastado parte de lo heredado, es SU dinero y está en su derecho de invertirlo mal o regalarlo, lo que en realidad no ha hecho. Pero yo le exigiría al diario El País, que en aras de la objetividad y la ética periodística, dedicaran un espacio a mostrar a los lectores el currículum, los detalles de la vida y obras de Hunter Biden, sus éxitos y fracasos, su equilibrio emocional y los compromisos que ha adquirido en su existencia, en especial los méritos que lo llevaron a formar parte de la Junta Directiva de una empresa ucraniana, que le pagaba 50.000 dólares mensuales, y coincidencialmente esa misma empresa es señalada como la más corrupta de Ucrania (país al que Joe Biden, siendo Vicepresidente de EEUU, con el mulato Barack Hussein Obama al mando, visitó once veces, mientras su hijo disfrutaba de ese alto cargo privado, y sin conocerse aún los motivos y los resultados de esos once viajes del Senior Biden a Kiev). No retratar a Hunter Biden de cuerpo entero, luego de detallar al yerno de Trump, sería muy sectario y vicioso.


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