lunes, 15 de junio de 2020

Protestas, destrucción y saqueos, con doble moral.
Edgard J. González.-

De nuevo la tóxica tendencia de “lo políticamente correcto” impone su agenda, para sacarle provecho a un incidente aislado, del cual los medios alcahuetas sólo muestran la versión incompleta que conviene a los que con cualquier excusa buscan beneficiar su proyecto de dominación mundial, ofreciendo un “nuevo orden, una nueva normalidad, con más controles sociales, más igualitarismo con homogeneidad hacia abajo, sin democracia y sin propiedad privada”. Ya no promueven la estafa del “socialismo que conduce al comunismo”, pues son de sobra conocidos los rotundos fracasos que el colectivismo basado en los delirios marxistas leninistas estalinistas maoístas polpotistas castristas chavistas-maduristas ha sufrido desde su estreno en la Rusia de 1917, organizada luego como URSS (Unión de 15 Repúblicas Socialistas Soviéticas, a la cual “anexaron” por la fuerza a 8 países europeos), hasta su colapso con efecto dominó del 89 al 91. Ahora se mimetizan en ONGs de apariencia filantrópica y grupos de lucha contra las supuestas persecuciones e injusticias de minorías, como los dicotiledóneos LGBT y sus excesos en promiscuidad, vulgaridad  y desnudeces , por lo que desfilan” ORGULLOSOS”, los inmigrantes ilegales que se creen con derecho a ingresar a EEUU o Europa y disfrutar de su sistema de servicios y bienestar social absolutamente gratis, los musulmanes que no se integran en los países que invaden, y mantienen sus esquemas primitivos y anacrónicos, misóginos, homofóbicos y alérgicos a las libertades, las mujeres “feministas” (culpan a los hombres por todo lo negativo que ocurra en el planeta, y sueñan con un mundo sin varones, en el que ellas impongan y disfruten de su hegemonía), los negros que exigen que ni los miren aunque estén delinquiendo.

En algunas ciudades de los EEUU y de Europa han estado ocurriendo manifestaciones de protesta en simultáneo con saqueos y destrucción de tiendas, vehículos, bienes en su mayoría privados, algunos públicos, a raíz de la muerte de George Perry Floyd, un negro estadounidense de 46 años a quien cuatro policías de Minneapolis detuvieron el 25 de mayo, denunciado por haber pagado en un local comercial con un billete falso de 20 dólares (un delito federal muy grave). No cuestiono las protestas, en tanto sirvan para garantizar que se investigue a fondo el suceso y se determinen las responsabilidades de cada uno de los cinco que participaron en el procedimiento, aplicando las penas que correspondan a partir de un juicio formal en un tribunal. Cuestiono que en paralelo a algunas protestas ocurran dos hechos inaceptables; Que sin juicio legal las muchedumbres sentencien, no sólo a los 4 policías que intervinieron, sino a los cuerpos policiales de todo Estados Unidos, un mega-linchamiento que no tiene lógica ni espacio en el tiempo actual, y sin mostrar el prontuario y la específica conducta de Floyd que pudo obligar a los funcionarios a excederse en el procedimiento de la detención, y que en paralelo ocurran destrozos y saqueos de bienes públicos y privados, perjudicando seriamente a terceros que no tienen conexión con el suceso, y que incrementan el daño a la economía derivado de la paralización de la mayoría de las actividades productivas en respuesta a la pandemia del COVID19. En lugar de promover soluciones, suman problemas a la nación estadounidense (y los otros países donde también han organizado acciones vandálicas y robos, con la falsa excusa de luchar contra el racismo).

No es casual que difundan el video de los 8 minutos en que Floyd estuvo acostado y con la rodilla del policía Derek Chauvín al cuello, y haya otro video de la detención inicial de Floyd (al volante de una camioneta estacionada, en la que lo acompañaban otros dos negros), pero no hay video del lapso entre esos dos, el registro de lo que llevó del detenido esposado y caminando hacia la acera de enfrente al detenido en el suelo con el policía presionándolo con su rodilla. Sin la parte que falta, obviamente sólo vemos “brutalidad policial”, injustificada y condenable. Los 4 policías que intervinieron fueron expulsados, y desde que este escándalo comenzó circularon informaciones sobre faltas cometidas por 2 de ellos, pero cuando en algunos twits señalaban que Floyd tenía amplio prontuario delictivo, miles se mostraron “indignados”, considerando inapropiado informar sobre el pasado criminal de la víctima. Según la doble moral de los que reclaman por la muerte de Floyd, es lícito sacar los trapos sucios de dos de los 4 policías involucrados, pero es ofensivo eso mismo cuando nos indican que Floyd fue durante diez años un contumaz delincuente, cometió robos a mano armada, fue a prisión varias veces (cumplió 10 meses una vez, 5 años en otra ocasión), era drogadicto, actuó en películas pornográficas, y su autopsia reveló que había sido afectado por el COVID19 pero además había consumido anfetaminas recientemente, y sufría de una cardiopatía que contribuyó a su deceso. Con 1,93 de estatura, jugó baloncesto y fútbol americano, lo apodaban “el grandote Floyd” (not great, Big). En los expedientes de los policías blancos sí se puede hurgar, pero los de la “víctima” no, él debe ser inmaculado, para que todo se adapte a la narrativa políticamente correcta de la nueva ultraizquierda y los resentidos de todo el planeta. Además, hay que llamarlos “afroamericanos” hoy, aunque los vínculos con África hayan ocurrido hace siglos. ¿Por qué no llaman angloamericanos a los estadounidenses, cuyos ancestros provenían de Inglaterra y vinieron huyendo de persecución religiosa? ¿En aras de la objetividad, no deberían indicar la procedencia de cada individuo según el continente de donde vinieron sus recontra tatarabuelos, en su mayoría buscando mejorar sus condiciones de vida, huyendo de guerras o miseria?. 
       
Más sobre la doble moral; En todas las protestas, en EEUU y Europa, el lema "BLACK LIVES MATTER" (Las vidas de negros importan) es común denominador, pero quienes no nos quedamos mirando al dedo cuando nos señalan al Sol, inevitablemente pensamos en las opciones que ese lema abre. ¿DO OTHER COLOR LIVES, MATTER?¿LAS VIDAS DE LOS DE OTROS COLORES, IMPORTAN?. Quienes protestan desde el 25 de mayo “contra la brutalidad policial y el racismo”, cientos de miles de “indignados” por la muerte de Floyd, ¿se manifestaron en contra de la barbarie del 11 de septiembre 2001 en NY y Washington, en contra de los atentados en Londres, en Madrid, en París, en Niza, todos cometidos por terroristas musulmanes? Esos que protestan o saquean invocando a Floyd, no expresaron ni el equivalente a un pugido de mariposa el 2 octubre del 2018, cuando Jamal Khashoggi, periodista saudí de 60 años, fue asesinado y descuartizado en el Consulado de Arabia Saudita en Estambul, tampoco 6 días después, cuando Fernando Albán, abogado venezolano de 56 años, fue secuestrado, torturado y lanzado desde un 10º piso, ambos procedimientos a cargo de policías de Saudiarabia y Venezuela, opositores ambas víctimas, brutalidad policial indiscutible. Probablemente esas masas no se enardecen con asesinatos de blancos y al detal, simples personas. Entonces uno piensa que se indignarían si los crímenes involucran grandes cantidades de vidas segadas. En Ayotzinapa, la policía detuvo y desapareció a 43 estudiantes, en septiembre del 2014. Colectivos armados masacraron a 21 ciudadanos de un millón que protestaba en Caracas, 11 de abril del 2002, la criminal y cubanoide represión de Maduro en Venezuela, asesinó a 43 jóvenes en 2014, a 139 en 2017. Nombro algunos; Robert Redman, Génesis Carmona, Gruseni Canelón, Juan Pablo Pernalete, Geraldine Moreno, Neomar Lander. Ninguno de estos terribles sucesos afectó la sensibilidad de las masas que protestan, saquean, destruyen, indignadísimos por la muerte de Floyd. Tampoco parecen importarle a estos hipersensibles progres, los políticamente correctos, las propiedades y fuentes de sustento de miles de personas, que con trabajo honesto y constante prestan valiosos servicios a la comunidad.  
Neomar Lander, asesinado por narcorégimen castrochavista, 2017.

Este martes 8 de junio,  Kori Alí Muhammad, negro de 39 años, en Fresno, California, disparó contra cuatro personas elegidas por ser blancos y mató a tres de ellas. Muhammad dejó mensajes en Facebook manifestando que odiaba a los blancos. Mientras disparaba gritaba “Allahu akbar” (Alá es grande). Contra las barbaridades cometidas por mahometanos no protestan los indignados por Floyd, ¿para no incurrir en islamofobia o por considerar que se justifican esos atentados y masacres genocidas? Que maten a 3.000 el 11S, a 83 en Niza, o a tres blancos inocentes en Fresno, sería compensación por los negros que han perdido la vida, ya sea en linchamientos hace décadas o siglos, o en genuinos enfrentamientos con la policía?. Curiosa esa hipersensibilidad selectiva, esa indignación tuerta, esa moral tan sectaria e hipocritona, que calla ante los grandes crímenes, pero hierve y se enerva con incidentes sin aclarar del todo, con una sola víctima, a la que borran lo inconveniente de su pasado, y elevan a mártir sin siquiera esperar juicio.

* Artículo sobre suceso del 2014 con bastantes similaridades:



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