domingo, 10 de febrero de 2013

PRIMERO EXPLOTA EL GAS, LUEGO EL CINISMO.

PRIMERO EXPLOTA EL GAS, LUEGO EL CINISMO. 
Edgard J. González.-

 En la Refinería de Amuay, vecina a Punto Fijo, en la península de Paraguaná, estado Falcón, al noroeste de Venezuela, una de las más grandes del mundo, ocurrió una pavorosa explosión de gases a la 1.11 am del día sábado 25 de agosto (2012), que causó la destrucción de infraestructura de almacenaje y transformación de petróleo y derivados, vehículos y edificaciones tanto de la Refinería como de los barrios vecinos ubicados al este del espacio ocupado por la Refinería, que son viviendas familiares, pequeños negocios particulares y una empresa, Puramin, dedicada al envasado de aceites de uso industrial. La potencia de la explosión inicial dañó una Panadería situada a 800 metros del punto de inicio del incendio, y la onda de choque fue de tal magnitud que derrumbó paredes de bloques de concreto, dobló tuberías y rejas, deformó camiones y vehículos más pequeños, sembrando de muertos, heridos y destrucción en varias hectáreas, a lo largo de la ruta que ocupó la inmensa masa de gas acumulado.

 Murieron instantáneamente obreros de guardia esa noche, tanto en la Refinería como en la cercana empresa privada Puramín, que fue destruida totalmente y deja sin empleo a docenas de trabajadores. Muy cerca del patio de tanques donde ocurrió la fuga de gas, había una sede de la Guardia Nacional encargada de la seguridad interna de la Refinería, con oficinas destinadas a la labor rutinaria, y viviendas para parte del personal y sus familias (donde desafortunadamente estaba de visita una familia de Puerto Ordaz, los Delgado Llanos, padre, madre, y tres hijos, que habían venido a pasar unos días de playa y encontraron los cinco su inesperada y violenta muerte). El saldo de fuente oficial es de 50 víctimas fatales, pero considerando que a esa hora las personas se encuentran en sus casas, durmiendo, y que la explosión inicial pudo destrozar paredes y techos, es lógico inferir que muchos más hayan muerto en esta enorme tragedia. Al amanecer ya se tenían versiones de testigos, obviamente trabajadores de la industria petrolera y vecinos del lugar, sobrevivientes, que mencionaban haber sentido un olor a gas desde por lo menos el día anterior, además de algunas referencias bastante desagradables sobre saqueos de viviendas y comercios, realizados por desalmados que aprovechaban que los bienes y las mercancías quedaron sin resguardo, cuando la gente echó a correr para alejarse lo más que pudieran del incendio, que se mantuvo por más de 24 horas (hubo una segunda explosión en un tanque de petróleo, muchas horas después de la primera, que se inició con una fuga de Olefinas). A la presencia de gas en alta proporción en el ambiente, al punto de poder ser olido (la Olefina en gran cantidad emana un olor distinguible), y las denuncias de saqueos a casas y comercios, se sumaron entonces las innumerables denuncias anteriores sobre accidentes, reportes de fallas que no fueron atendidos, y el propio informe del presidente de PDVSA (y Ministro de Energía, a la vez) ante la Asamblea Nacional, que reconocía no haber hecho SEIS de NUEVE PARADAS PROGRAMADAS PARA EL 2011, fueron pospuestas para este año, y a esta fecha NO SE HA REALIZADO NINGUNA en 2012, siendo algo imprescindible para garantizar que NO ocurran accidentes.

Por supuesto que los Medios cumplieron su función, e informaron respecto de lo referido en este párrafo. El Presidente apareció, de voz solamente, doce horas después de iniciado el fuego, dando un saludo a la bandera en tono de poca lucidez. Ya en Amuay se dedicó a DESMENTIR a los trabajadores y vecinos del lugar que habían denunciado lo del olor a gas desde el día anterior, y los saqueos apenas ocurridos la explosión y el caos iniciales. Chávez, dormido, a 500 Kmts, sabe más que los sobrevivientes de Amuay. Respecto de las fallas reportadas, los accidentes ocurridos, y la sumatoria de negligencias que han podido ser la causa de esta tragedia, como para que no queden dudas acerca de cuáles son sus prioridades, in situ le dio un espaldarazo al Ministro-Presidente, exonerándolo a priori de cualquier responsabilidad (la cual seguramente endosarán a la burguesía apátrida o directamente al Imperio que maneja Obama, como suelen hacer los rojos). Hugo Chávez es la persona menos indicada para emitir cualquier opinión, pues lleva quince años en campaña electoral ininterrumpida, y sus intereses impiden que sea objetivo. No puede ser objetivo el presidente que reconoció haber provocado una crisis intencionalmente, al botar más de veinte mil trabajadores de PDVSA arbitrariamente, e inmediatamente substituirlos por incondicionales suyos, pero sin la preparación que se requiere en esos oficios de la industria petrolera. Tampoco puede ser objetivo alguien que tiene como prioridad la protección de su imagen ante el electorado, en lugar de la búsqueda de la VERDAD, cuando ocurre una tragedia que obviamente le involucra como el primer empleado de la Nación, el responsable de las destituciones y los nombramientos en nuestra primera empresa nacional, en la que bajo su absoluto control han sucedido más de 300 accidentes, arrojando un saldo negativo de 77 muertos (sin incluir los 50 que oficialmente se declaran en Amuay, probablemente sean muchos más), y cientos de heridos, cantidades muy superiores a las ocurridas en cualquier lapso equivalente de lo que los chavistas mañósamente llaman “la cuarta república”.

 Está demostrado que la información proveniente del gobierno rojo se caracteriza por minimizar u ocultar las noticias inconvenientes, por lo que, tanto la programación de las emisoras de radio y TV secuestradas por el oficialismo (no permiten la participación de los que no sean chavistas, aunque todos los venezolanos somos propietarios de los bienes del estado, y la Constitución prohíbe la exclusión o discriminación), como en las declaraciones de funcionarios del gobierno, entre quienes destaca el primer charlatán del país, nos muestran una realidad edulcorada, donde no hay crímenes, delitos ni faltas, como no sean las que ellos achacan al pasado, a líderes opositores, o al imperio, llegando al colmo de llamar SENSACIONES a los asesinatos, que han aumentado desde 1998 en 422,2 % (de 4.500 a 19.000 anuales), totalizando más de 165.000 víctimas en estos fatídicos catorce años.

 La mayoría roja en la Asamblea Nacional (lograda al imponer el esquema de la Salamandra o Gerrymandering, que permite mediante la astuta modificación de los circuitos electorales, obtener MÁS diputados con MENOS votación -48% el gobierno-) se niega a Investigar la Tragedia de Amuay, como se ha negado a investigar la masacre del 11 de abril del 2002 (20 muertos en un espacio declarado Zona de Seguridad y bajo control estricto de la Guardia Presidencial), el asesinato del Fiscal Danilo Ánderson (con una poderosa bomba bajo el asiento de su vehículo), la pérdida por descomposición de 150.000 toneladas de alimentos importados por el régimen. Hay más casos que deberían merecer la atención del poder legislativo, pero como en todos ellos la responsabilidad recae sobre el oficialismo, la AN actúa como celestina y cómplice. Los declarantes del oficialismo parecían estar compitiendo entre ellos para ver quien mentía mejor, quien era más cínico, quien adulaba más fuerte. Hubo quienes desde el amanecer lanzaron sus sospechas sobre la Oposición ( Eva Gollinger, Diosdado Cabello, y nada menos que la Fiscal General), hubo quienes llegaron a la excusa burlona al mencionar que los orígenes de esta tragedia de agosto del 2012, estaban en las ganas de desconocerle el triunfo a Chávez ¡ en 1998 ! (Carreño), o en el paro petrolero del 2002 (Izarra), el sindicalista amaestrado por el oficialismo, Will Rangel, aseguró que este accidente de Amuay está dentro de los márgenes ACEPTABLES de una refinería, y el charlatán mayor, ya lo hemos dicho, no le pone límites a su desfachatez, y afirma que mienten los SOBREVIVIENTES que declararon que sintieron OLOR A GAS desde el día anterior, y que la madrugada de la explosión, hubo bestias que de inmediato se pusieron a SAQUEAR las viviendas y los negocios que quedaron solos.

El CINISMO inunda un espacio donde deberían estar el respeto, la decencia, la responsabilidad, y el estricto cumplimiento de las funciones de cada personero. Es una obligación, por las víctimas, por sus deudos, por los venezolanos todos, sin distingos, que merecen conocer lo que realmente ha venido ocurriendo en nuestro país, en nuestra principal industria, y establecer los mecanismos que garanticen que no continúen las irregularidades, las corruptelas, las improvisaciones, que como ya hemos visto producen grandes pérdidas en valiosas vidas, el deterioro de la salud de los que resultan heridos, el despilfarro de lo que dejó de invertirse positivamente, o lo que se fue por los caminos verdes de la corrupción, hacia cuentas cifradas en paraísos fiscales, y las enormes pérdidas en bienes materiales, esfuerzos y sueños, reducidos a escombros en cosa de segundos, por la ambición e incapacidad de unos pocos.

 09 09 2012

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