miércoles, 27 de mayo de 2020

Por Escocia, las Irlandas, Gales e Inglaterra.

Por Escocia, las Irlandas, Gales e Inglaterra.
Edgard J. González.

En la vacación de diciembre 1969 viajé por tren a conocer Escocia, al norte de Inglaterra (que junto con Gales e Irlanda del norte conforman el Reino Unido). Luego de visitar Edimburgo, al SE de Escocia, seguí al NE a visitar un amigo en Aberdeen, un compañero del Saint John´s College en Cambridge, estudiante de Música, Alex Wilson. Él y sus padres fueron muy amables anfitriones, y pude conocer parte de esa bucólica ciudad y sus alrededores, en una pequeña camioneta con dos asientos delante y espacio techado para carga detrás. Alex me había invitado a esquiar, pero al llegar al sitio donde alquilaríamos el equipo y nos dedicaríamos a esa actividad, sin bajarme del vehículo vi la empinada colina donde se deslizaban docenas de esquiadores, y le confesé que el ser tropical que yo era, por nada permitiría que la ley de gravedad me hiciera su víctima en esa peligrosa pendiente, y proseguimos haciendo turismo de muy bajo riesgo, con algunas escalas para tomar fotos de paisajes rurales y urbanos, e interior de iglesias. En junio de 1970 disfrutamos de la celebración universitaria llamada May Ball, en Cambridge, que incluye actos culturales, competencias de punts (canoas) en el río Cam, y fiestas bajo carpas (sobre la grama, únicos días que los estudiantes pueden pisar el césped) con trajes de gala, abundantes buffets, y desayunos en posadas a orillas del río. A finales de 1970 regresé por barco, en travesía de 19 días desde Southampton a La Guaira, parando en puertos de Galicia, Tenerife y Trinidad. Todavía no sé cómo extravié la libreta donde anoté las direcciones de mis amigos de esa época, y dos décadas después, con las maravillosas opciones que comenzó a ofrecernos la Internet, traté de averiguar esas direcciones perdidas, pero me topé con el modo de ser inglés, que a mi solicitud de esa información -debidamente identificado como ex alumno- me indicaron que “iba contra las normas por tratarse de datos particulares”. La misma respuesta obtuve cuando les propuse que le enviaran a ellos mis direcciones (de casa y el e-mail). En 2018 descubrí que aquel Cambridge se había flexibilizado en algunos aspectos, Ya Saint John no era sólo para varones, y supuse que la rígida normativa sobre las direcciones de los ex compañeros había caducado. En efecto, la encargada de organizar la data sobre los alumnos y ex alumnos resultó ser muy amable y eficiente, y pude contactar a algunos de los que compartieron vivencias académicas y turísticas conmigo. Lamentablemente, la actualización no fue agradable en dos casos; Alex, mi amigo escocés, dedicaba parte de su tiempo libre a su afición de escalar montañas y falleció al caer a un precipicio en 1974, con apenas 28 años de edad. Y mi amigo mexicano, Ignacio Madrazo, con quien además de ser vecinos en Cripps Building, edificio premiado por su Arquitectura en el 68, fui compañero de viaje turístico en agosto/septiembre 69, recorriendo en su Morris Mini Minor Francia, las dos Alemania, Checoeslovaquia, Austria, Italia y Suiza, falleció en un accidente de helicóptero en 1998 en México.
Edgard J. (izq) y Alex (der) con sus damas (el caballero de la dama del medio, está tomando la fotografía), en el May Ball de Cambridge 1970. 

De Aberdeen fui a Inverness, la ciudad más al norte de Escocia, más nieve y hermosas montañas. El viaje a Glasgow, al SW, consumió 7 largas horas en tren, las dos primeras me conformé con mirar por la ventana, pero en ese vagón venía un joven ciego, David Shearer, acompañado de su perra lazarillo, Shona, y me puse a conversar con él buscando que ambos saliéramos de nuestras respectivas soledades. Me dijo que vivía en Glasgow, ciudad industrial, pero trabajaba en Edinburgo de lunes a viernes (no recuerdo por qué había estado en Inverness). La conversa nos amigó, y al salir de la Estación decidí acompañarlo a su casa, relativamente cerca en autobús. Ocupaba un cuarto pequeño, en el cual había un sofá, su ancha cama y la cama perruna de Shona. Era 31 de diciembre y David me invitó a despedir el año 69 con él, ofreciéndome en derroche de amabilidad su cama, que él dormiría en el sofá. Por supuesto no acepté crearle esas incomodidades, y me fui de nuevo al centro, conseguí una habitación barata y pulcra en la posada de la YMCA. Me di un reconfortante baño y salí como a las 9.30 pm en busca de mi cena. Lo único que vi abierto fue un restaurante chino en un primer piso, pero estaban cerrando (raro, porque el nuevo año lo celebran los chinos en otra fecha). Las siguientes horas disfruté de un maravilloso evento que me hizo casi sentir que estaba en Venezuela rodeado de familia, evento que narré en artículos cuyos enlaces  les dejo abajo. Por ello, el 1º de enero de 1970 sentí cierto remordimiento al imaginar que mientras yo disfruté de una noche muy agradable y en buena compañía, David debió aburrirse en esa transición del 69 al 70. De modo que fui a visitarlo y me contó que estuvo hasta casi el amanecer festejando con sus amigos en esa calle, se bebieron dos botellas de buen whiskey -escocés of course- y muy probablemente él disfrutó más que yo y por más tiempo aquella noche.
David (izq) Edgard J. (der) y Shona, indiferente a la cámara. 311269

De Glasgow viajé en avión a Belfast, en Irlanda del norte, donde el grave conflicto entre la mayoría protestante y la minoría católica mantenía la tensión en alto, con el IRA (Ejército revolucionario de Irlanda) cometiendo atentados y el ejército inglés vigilando en los sectores más encendidos. Por tomarle una foto, un soldado inglés en medio de un círculo de alambradas de púas, me apuntó con su rifle, más como mecanismo de defensa que como amenaza real. Vi un conjunto de casas de dos pisos, muy angostas y antiguas, destruidas por sus propios ocupantes, católicos, para forzar a las autoridades, protestantes, a asignarles parte de unos apartamentos que estaban casi terminados a poca distancia, una manera de contrarrestar el sectarismo en favor de los adjudicatarios de religión protestante. ¡ Cuánta violencia y tragedias han provocado las simples diferencias de creencias de cada grupo dogmáticamente “enemigo” !.

De nuevo en tren viajé al sur y en Dublín hallé la urbe con más tiendas de objetos, libros, imágenes de figuras del catolicismo, de toda la Europa que recorrí. Como era habitual, busqué alojamiento cercano a la Estación del Tren (yo entonces viajaba con una maleta más grande y pesada que una osa mascota, debía recortar los trayectos desde y hacia el tren). Pagué tres días por adelantado, sin ver la habitación, en un hotel del Salvation Army, y era un cubículo de dry Wall de 3 x 1,5 mts, deprimente. Hice de tripas corazón, me bañé en el baño común, y salí a pasear, con la suerte de toparme con un grupo de jóvenes estudiantes de Texas que turisteaban por Dublín. Conocí a Christine, hermosa y muy simpática, quien me presentó al profesor a cargo del grupo y me invitaron a seguir con ellos el tour en su autobús. La invité al cine, esa noche fuimos a ver “Las sandalias del pescador” con Anthony Queen de Papa en el Vaticano. Ese film dura más de dos horas, durante las cuales el frío afuera había aumentado y al salir nos sorprendió a todos, y los que debían tomar un taxi no respetaban el orden habitual en el ámbito inglés al que yo ya estaba habituado. Varias veces nos empujaron cuando estábamos a punto de ingresar a un taxi, hasta que opté por dejar las maneras inglesas y meter a Christine en el próximo taxi, rumbo a donde se hospedaba su grupo. Yo caminé hasta mi cuchitril, a varias cuadras del Cine, pero al tocar la puerta un hombre en una ventana del 2º piso “me informó” que la hora tope de ingreso en ese sitio era las 12 pm (no me lo dijeron cuando pagué, pero no atendió mi justo reclamo, y sólo eran como las 12.15 pm). Luego de varios intentos infructuosos, fui hasta una cabina telefónica en la calle, y solicité auxilio a la policía. Fue un deja vu de mi pasado, me ignoraron como si fuesen policías de país bananero, a pesar de decirles que me mataba el intenso frío. De nuevo, y a patadas en la puerta, logré que el encargado se asomara, y lo convencí de que me devolviera mi maleta, la cual lanzó afuera, en un abrir y cerrar de puerta rapidísimo. Caminé con mi insoportable maletón, hasta encontrar un hotelito tan confortable, con ambiente musical y eficiente calefacción, que pude dormir sin pijama, al estilo “comando”.
Christine, en Arklow, cerca de Dublin, Irlanda, ene 1970.

Ya reincorporado desde enero a mis actividades de Research en el primer trimestre académico de 1970, en febrero adquirí en una subasta de vehículos militares, una camioneta Land Rover y con ella hacía turismo cercano, en Inglaterra y Gales, los fines de semana. En uno de esos paseos, topé con una tienda de “antigüedades” que exhibía parte de su mercancía en la calle, y al curucutear descubrí una silla mecedora sin las patas curvas largas que las distinguen. Tenían un ingenioso mecanismo de resortes que permitían balancearse hacia atrás y adelante, aunque luciera como una silla normal de cuatro patas iguales. El tendero no aceptaba cheques, y yo no tenía las 9 libras que costaba la maravillosa mecedora. Me acompañaba un amigo venezolano, que no se entusiasmaba como yo por aquel raro y seductor mueble, y se negó a prestarme el efectivo, alegando que era una mala compra. Tuve que conformarme con “llevarme la mecedora” en una fotografía. Nunca más he visto una igual.


El tendero apoya su mano sobre la mecedora sin patas curvas, Gales marzo 1970. 

Ya cercana la fecha de la salida de la Motonave Montserrat para retornar a Venezuela, descubrí en Cambridge una casa de subastas de objetos usados, en la que -para mi asombro- un juego de sofá y dos poltronas en buen estado, al que yo calculaba un precio de al menos cien bolívares, luego de varias pujas comenzando por pocos chelines, era vendido al que ofertó el equivalente a ¡ tres o cuatro bolívares ¡. Allí adquirí dos alfombras “persas” y un rifle Diana de aire, que disparaba balines (el cual me decomisó arbitraria y retrecheramente el funcionario a cargo de revisar mi equipaje, en la aduana del puerto de la Guaira, como para que no me quedaran dudas de a donde regresaba. Lo más probable es que sus hijos hayan disfrutado por mucho tiempo jugando con MI rifle). La compra más valiosa que hice en esa subasta de los viernes, fue de un piano vertical, bien conservado y bello, tan antiguo que al levantarle la tapa de arriba, salía abisagrado hacia el frente un atril de metal para colocar las partituras. La tentación por aquel hermoso instrumento fue incrementada por su increíble precio, lo compré por una libra esterlina (Bs 10,80). Lo peor fue que, como ya había vendido mi Land Rover, tuve que pagarle a un tipo con una camioneta pick up otra libra, para trasladarla hasta la habitación que yo alquilé por el poco tiempo que me restaba en Cambridge, y la landlord me exigió que sacara el piano, porque -otra vez el modo de ser inglés- era probable que no le gustase al estudiante que ocupaba ese cuarto durante los trimestres regulares. Así que tuve que buscar a mi amigo Simón, y una carretilla plana de 4 ruedas, para trasladar aquel hermoso piano hasta la residencia de una amiga, a la que no le importunaba tener mi reliquia en sus dominios. Ya no había tiempo para tramitar la inclusión del piano como parte de mi equipaje, lo más voluminoso ya lo había llevado a Southampton, además salía muy caro, de manera que -por única vez en mi vida- actué como un padre irresponsable con una “criatura” a la que adoraba pero no podía llevar conmigo.


miércoles, 20 de mayo de 2020

¿Cárcel o burdel?.

¿Cárcel o burdel?.
Edgard J. González.-

A comienzos de septiembre del 72, época vacacional, regresé de Caracas a Barquisimeto con mi madre, y nos trajimos al señor Pedro M. Layatorres, quien fuera -con su esposa Esther B. Valdés-  Director del Conjunto Infantil Liliput, y del programa Bambilandia, transmitido en vivo los domingos a las 5 pm por Televisa (luego por Televisora Nacional), a quien encontré solo (su esposa estaba en Italia) disgustado y triste porque -por sectarismo partidista- le habían suspendido una Academia Popular de Música que dirigía en Coche, cuyo método lograba que los alumnos aprendieran la Teoría y Solfeo junto con el dominio del instrumento elegido, en menor tiempo que el requerido en los Conservatorios tradicionales. Pero aquella Institución dependía del gobierno nacional, que era copeyano, y el señor Pedro era adeco de vieja raigambre, hasta que sus principios chocaron con el intenso proselitismo que gradualmente fue minando a ambos grandes partidos, e hizo metástasis en 1998, en favor de los tirapiedras y despechados de las guerrillas sesentosas, dando paso (con gran ayuda del inescrupuloso Caldera y su sobreseimiento de los golpistas) al período nefasto que ya lleva 21 años sistemáticamente destruyendo a Venezuela. Lo convencí de disfrutar unos meses en Barquisimeto, ahora que estaba desempleado y “soltero” temporal, y realmente logramos ese objetivo.

Los sábados venían a mi casa algunos jóvenes amigos, ex alumnos míos o estudiantes de otras ramas en el IPB a quienes había conocido en aquel reducido edificio, diagonal al Hospital Antonio María Pineda, en el cual éramos relativamente tan pocos que casi no había separación entre docentes, estudiantes, secretarias y obreros, aquello parecía un barrio en el que todos éramos vecinos de vista y trato. Con el señor Pedro y mi mamá acá, las conversas sabatinas ampliaron sus temas. A inicios de noviembre una de las amigas propuso, en virtud de que las puertas de madera de la casa y sus habitaciones estaban sin barnizar, que el siguiente sábado entre todos barnizáramos las 11 puertas crudas, 5 abajo 6 arriba, por supuesto que yo compré el barniz y las brochas requeridas. Aquel sábado cumplimos la faena y luego almorzamos, conversamos y hasta bailamos algunas piezas de los pocos LPs que yo tenía entonces, con el señor Pedro y mi madre integrados completamente en las actividades post-pictóricas.

El miércoles siguiente explotó un escándalo enorme, a raíz de haber sido allanada una casa en la Urb. Nueva Segovia, en la que la DISIP descubrió algunas armas y detuvo a una joven, a cargo de esa “concha” en ese momento del operativo. Era parte de las actividades de la muy reducida guerrilla, que había sido mayoritariamente derrotada durante los gobiernos de Betancourt y Leoni. Una célula tan pequeña e insignificante, que causó más sorpresa que sobresalto la noticia de su existencia como rara avis, remanente del inmediatismo provocado por el carismático Fidel Castro, resentido desde que Betancourt le negó ayuda, en enero del 59 (cuando aún RB no tomaba posesión de la presidencia). Su terco empeño lo llevó a incentivar, adiestrar, dotar de armas y municiones a los guerrilleros del PCV y el MIR, y hasta invadir con cubanos por Machurucuto en 1967. Fueron tantas las derrotas, y tan poco el apoyo popular que aquellas guerrillas urbanas y rurales obtuvieron, que la aparición de una célula guerrillera a finales de 1972 era algo interpretado más como folklórico que como delictivo. Sin embargo, tuvo consecuencias para dos de las amigas que participaron de la labor conjunta de barnizar y bonchar del sábado anterior. Una de ellas fue detenida in fraganti, la otra pudo huir y se desapareció por años. También se escondió el destinatario de unas llaves halladas en la casa allanada, con un papel que decía “Entregar a HP” (quien resultó ser un ex alumno mío, que tomó a tiempo las de Villadiego).

A todas estas, yo ignoraba que esos tres conocidos míos llevaban esa otra vida clandestina, pero supuse  que la DISIP tuvo que hacerles seguimiento durante semanas o meses, para caerles de sorpresa en la casa, por lo que era probable que esas pesquisas incluyeran las reuniones sabatinas en mi casa, y que yo apareciera como posible involucrado, aunque sólo conocía de sus andanzas como alumnos del IPB. Mi mayor temor era que allanaran mi casa en busca de información o evidencias (por mis obvios nexos con las dos chicas a cargo de la casa, la detenida y la que logró escapar de la redada) y en esos menesteres molestasen a mi madre o al señor Pedro, residentes temporales y totalmente ajenos, como yo, a la dinámica tardo-guerrillera descubierta. Por ironía, en mi ayuda vino un atraco a un tío, el viernes  en Caracas, administrador de una empresa publicitaria, con el mal hábito de retirar el dinero del pago quincenal a los empleados, de una oficina bancaria ubicada en la planta baja del edificio en cuyo 9º piso él trabajaba. Por supuesto, algún empleado de la empresa o del banco, dateó a dos malandros, que  lo encañonaron al ingresar al edificio ya con el dinero de la quincena en los bolsillos. Le metieron una bala en el fémur derecho, le sacaron los billetes y se fueron en una moto. A mi madre, enfermera, le avisaron que estaba grave en el Puesto de Socorro de Salas, donde ella trabajó muchos años, y ese mismo viernes, ya con su uniforme blanco puesto, me ordenó llevarla al aeropuerto, voló a Caracas a hacerse cargo de su cuñado. Aquello me quitó el 50% de las preocupaciones. El otro 50% se fue cuando, días después, le conté los pormenores del caso al señor Pedro, que había conversado y bailado con las dos guerrilleras urbanas, lo cual probablemente causó una reacción en su condición de adeco de antaño, y también me ordenó llevarlo ipso facto al aeropuerto, para irse a Caracas. Debo mencionar que en ese tiempo el pasaje en avión de hélice costaba Bs 52, y en avión de turbina Bs 58.

Leonor, la detenida, fue trasladada a Maracaibo, donde radicaron el juicio, y meses después fui con mi madre a visitarla, en 1973. La cárcel de mujeres era una casa de dos pisos, vieja y grande, con terreno muy amplio delante, colindando por detrás con la orilla del Lago, muy cerca del Puente. El trámite para ingresar los visitantes era sencillo, y entre las cosas que me contó, resalto dos. En una ocasión trajo desde la prestigiosa Pastelería William´s en Caracas hasta un campamento en montaña de Lara, una enorme torta para celebrar el cumpleaños de algún camarada de la senil guerrilla. Y que esa casona había sido la sede de un burdel bastante popular, sobre todo entre camioneros, que probablemente aprovechaban su cercanía al puente para -sin mucho desvío- hacer una escala amatoria y proseguir en su ruta. Cada anochecer, durante sus primeros meses en prisión, iban llegando y estacionando, en la calle al frente, sus camiones y gandolas, y gritaban desde la reja que les abrieran, para entrar a relacionarse con las mujeres agolpadas cerca de la casa, ellas gozando con la confusión de aquellos “clientes frustrados”, que reclamaban por “lo pretenciosas que estaban esas hetairas”, cuyas siluetas veían,  ignorando la genuina condición del enjambre femenino al que deseaban acercarse.

En diciembre del 73 fue electo presidente Carlos Andrés Pérez, quien es natural de Rubio y amigo en ese pueblo, de la familia de la detenida en Maracaibo. Usó sus influencias, y seguramente el argumento de la “pacificación” que a tantos ultrosos benefició, para que liberaran a Leonor, luego de 13 meses encarcelada. Y nuevamente -a mediados de enero del 74- durante la Feria en San Cristóbal, fui con mi madre a visitarla. Nos hospedamos en el Hotel Aguas Calientes de Ureña, cerca de Rubio, con bañera de dos distintas aguas termales en cada habitación, así como un gran corredor con mesas para huéspedes y comederos para pájaros en cada columna, vecino a una gran piscina rodeada de un maravilloso bosque. Leo me dijo que luego del largo encierro se le antojaba bailar. Fuimos al Hotel Tamá en San Cristóbal, y disfrutamos de la Orquesta Billo´s Caracas Boys, sólo por un buen rato, pues debíamos regresar temprano a su casa natal en Rubio. Curiosamente, la gocha (andina) estuvo presa en Maracaibo, de donde era Oda, la que logró escapar de la redada, de quien nunca más supe, y HP desembocó en matrimonio con una pariente de CAP. Fueron felices y comieron perdices.

El domingo fuimos a despedirnos de Leo y su mamá en su casa de Rubio, debía regresar a Barquisimeto pues el lunes era día laboral. Ya en la puerta de la calle, ellas en el umbral del sajuán a 25 cmts del nivel de acera donde estábamos mi madre y yo, siendo las 2 pm, “la hora del burro”, cuando la siesta deja las calles vacías, veo a una distancia de una cuadra dos figuras borrosas, que a medida que se acercaban iban definiéndose como una pareja, él mucho más alto, y resultaron ser Blanquita y Carlos Andrés, el presidente electo y la primera dama, caminando solos, sin siquiera cien gramos de escoltas (un contraste enorme con los costosos y exagerados “círculos de seguridad” con cubanos, rusos y quién sabe qué otros ingredientes, en torno a los mediocres Chávez y Maduro). Leonor y su madre nos presentaron a Carlos Andrés y su esposa, quienes derrocharon simpatía y sencillez en ese breve encuentro en Rubio.  
  

De este racimo de episodios con los que tuve directa o indirecta conexión, extraigo que CAP y los adecos fueron demasiado benévolos y permisivos con quienes injustificadamente se alzaron en armas contra la Constitución y los gobiernos democráticos, legítimos y electos por la mayoría de los venezolanos (acá incluyo a los felones golpistas del 92, también lacayos del castrismo). No sólo los perdonaron, sino que les ofrecieron becas y cargos, algunos en Consulados y Embajadas. Mientras que la mayor parte de los violentos e inmediatistas que fueron derrotados en los años 60 (esa secuela del 72 en torno a la cual elaboro este artículo, se mantenía por inercia en ese  rezago histórico), cumplen a cabalidad la descripción de “izquierda borbónica, que ni olvida ni aprende”, y es tan intenso su resentimiento y su terquedad [para reconocer las tremendas derrotas que a nivel mundial derrumbaron la distopía colectivista sostenida por la aparentemente poderosa Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (15 integrantes, 8 satélites), las aberraciones cometidas en la China de Mao, la Camboya de Pol Pot, la Cuba de los Castro (ahora depredando a Venezuela), y la vergonzosa dinastía Kim que somete a NorCorea], que mantienen incólume su obsoleto esquema ideológico, su adulterada visión de la realidad venezolana del 58 al 98, aplican su destructivo sucialismodelsiglo21 desde 1999, y niegan el obvio desastre causado en estos 21 años: Arruinada nuestra economía, pulverizados la moneda, el salario, el poder adquisitivo, prostituidas la justicia, las Fuerzas Armadas, la Soberanía Nacional, nuestro territorio invadido por decenas de miles de parásitos cubanos, la escoria superviviente de las FARC y el ELN, terroristas de Hezbolá, 4 millones de venezolanos obligados a sufrir en la diáspora, Inseguridad desbordada a cargo de la delincuencia tradicional y los colectivos armados organizados por el régimen, que además asume funciones en el marco del Narcotráfico internacional, el contrabando de combustible, alimentos, medicinas, armas, y el negocio de la extorsión a ciudadanos opositores. La hoz y el martillo que representaban al comunismo primigenio, se convirtieron en la hez y los instrumentos de represión y tortura que, para vergüenza de sus descendientes, son lo que prevalece en esta hora aciaga para el país, a partir de cada uno de los civiles y militares que cometen todo tipo de atrocidades y corruptelas, en perjuicio de la nación y sus ciudadanos, tan sólo por mantenerse precaria y temporalmente en el poder. 


jueves, 14 de mayo de 2020

Ramificaciones de la pandemia: Sanitarias, económicas, políticas.

Ramificaciones de la pandemia: Sanitarias, económicas, políticas.
Edgard J. González.-

Lo más importante de la información científica lo ofrecí en artículo publicado a comienzos de abril (*).  En este voy a referirme a los otros aspectos y consecuencias que derivan de la conformación y la evolución del nuevo virus COVID19 hasta convertirse en pandemia, la primera en el siglo21, tercer milenio, y la segunda en poco más de un siglo, pues ya buena parte del planeta sufrió la peste de 1918 (la “gripe española” que incluso se llevó a Alí, el hijo preferido del dictador de Venezuela, Juan Vicente Gómez). Desde 1918 la Humanidad no enfrentaba una pandemia que afectase a la mayoría de los países del orbe, y ninguna de las generaciones hoy activas (abuelos, hijos, nietos) imaginaba siquiera que esto ocurriría, mucho menos se prepararon para combatirla con total eficiencia y celeridad.

Las primeras informaciones provinieron de Wuhan, ciudad central de China, con 11 millones de habitantes, donde sin duda ocurrió el primer brote. Pero la alarma comenzó a difundirse en enero del 2.020 y ya se tienen evidencias de que el brote apareció en noviembre del 2.019, de manera que hubo una negligente o deliberada demora en dar la noticia a tiempo de evitar el elevado número de contagiados que se produjo, lejos de China. Porque además de la sospechosa tardanza en informar desde noviembre, también hubo en el gigante asiático inmediatas y estrictas medidas para confinar en Wuhan los primeros casos e impedir que se propagara al resto de China, pero no aplicaron medidas para evitar que quienes salían de Wuhan hacia el exterior del país -parte de la alta población flotante de esa pujante ciudad- fuesen potenciales portadores del nuevo virus, transportándolo a Europa, EEUU, y en menor dimensión a otros espacios y continentes, mucho antes de que supieran de la plaga y pudieran implementar las necesarias prevenciones (ambas fallas exclusivas del gobierno chino). Muy distinto habría sido todo, si China avisa desde noviembre, y prohíbe el flujo de viajeros de Wuhan al exterior.

En contraste con las rápidas y eficientes respuestas implementadas en Taiwán, SurCorea y Japón, en el resto del planeta las reacciones ocurrieron tarde, distinta fecha para cada país -aun siendo vecinos en Europa- y con diferentes diseños en los esquemas a ser aplicados. Pero, por factores que deben ser definidos en base a las estadísticas y la ubicación temporal y espacial de los contagios y muertes, los espacios más golpeados han sido Lombardía -al norte de Italia-, Madrid y Barcelona al centro y NE de  España, Nueva York, en la costa oriental de EEUU, y Guayaquil al suroeste de Ecuador. ¿Cuál es el común denominador de esos espacios? Que son receptores de grandes cantidades de viajeros, en calidad de turistas, hombres de negocios que vienen de o van a hacer compraventas, y empleados de empresas que retornan de sus vacaciones decembrinas (En Lombardía, China ha comprado muchas empresas, y en sus Nóminas mantienen muchos empleados chinos. Guayaquil es el puerto principal de Ecuador, probablemente el COVID19 llegó en barcos que estuvieron en China). Viajeros o tripulantes que, en su mayoría, estuvieron en China y, directa o indirectamente se convirtieron en portadores del microorganismo, aunque muchos no sufrieron sus efectos patógenos. El lapso transcurrido desde el inicio del brote en Wuhan, noviembre 2019, hasta la primera adopción de medidas para enfrentar la nueva amenaza, permitió que cada portador asintomático contagiara a entre dos y diez personas, que a su vez propagarían el virus en creciente y dañino abanico, antes de ser declarada la emergencia y aplicadas las primeras medidas de prevención (cuarentena, mascarillas) y de tratamiento (hospitales tradicionales o improvisados, respiradores, multiplicación de Unidades de Cuidado Intensivo) sin que los médicos tuvieran el conocimiento elemental sobre el nuevo coronavirus (el tratamiento curativo y la vacuna preventiva no estarán listos hasta dentro de un mínimo de seis meses a un año). Escribo el 14 de mayo, cuando van a nivel mundial 4.387.438 contagiados, 298.392 fallecidos y 1.565.606 recuperados.

La población mundial logró acumular sus primeros 1.000 millones en 1800, le tomó 130 años para alcanzar los 2.000 millones en 1930, y otros 30 años para llegar en 1960 a 3.000 millones. 4mM en 1975, 5mM en 1990, 6mM en 2000, 7mM en 2011, hoy 7.5mM. En la antigüedad predominaba la elevada mortalidad, con esperanza de vida que no superaba los 40 años. Desde mediados del siglo 19 los avances médicos, farmacéuticos y tecnológicos fueron disminuyendo la mortalidad, gracias a la incorporación de vacunas y antibióticos, el aumento y mejoramiento de los hospitales y las medidas de higiene, generando para los países más desarrollados y urbanizados esperanzas de vida superiores a los 60 y 70 años. Lamentablemente esos avances no ocurrieron en paralelo a cambios en la conducta demográfica, y muchos pueblos mantuvieron alta fertilidad, sin correspondencia con la generación de empleos y la capacidad de satisfacer las necesidades de la elevada prole, lo que multiplicó la cantidad de personas en los estratos socioeconómicos inferiores, mientras la población mundial aumentaba, así como la brecha entre países desarrollados y subdesarrollados. Se redujo drasticamente el lapso para aumentar ese volumen de mil millones, que la primera vez exigió decenas de miles de años.

El saldo trágico de la pandemia COVID19 no llega a 300.000 mientras que la gripe española de 1918 mató a 50 millones de personas. Comparados los saldos esta es una gripecita, pero las facilidades para la propagación de una epidemia son mayores ahora, por los avances cualitativos y cuantitativos de los transportes terrestres, marítimos y aéreos, y por la mayor densidad de la población mundial, que en 1918 era de 1.948 millones, y hoy es de 7.500 millones, antes dispersa población rural, hoy urbana y concentrada en grandes ciudades que pueden contener de 7 a 39 millones de habitantes (Tokio 39M, Nueva Dehli 26M, Shangay 24M, México, Pekín, Sao Paulo, Bombay 21M, Osaka 20M, El Cairo 19M, Dhaka 18M, Karachi 17M, Calcuta y Buenos Aires 15M c/u, Istambul 14,4M, Sao Paulo, Río de Janeiro, Guanghzou Chongqing, Lagos y Manila, + de 13M c/u, Nueva York, New Jersey, 8.5M, Hong Kong 7.5M).  

Población/Nº de fallecidos (F), proporción x Millón, por país; EEUU 327M/85.197F 260,5xM Reino Unido 67M/33.186F 495,3xM Italia 60M/31.106F 518,4xM  España 47M/27.321F 581,3xM  Francia 67M/27.074F 404xM Brasil 210M/13.276F 63,22xM Bélgica 11.5M/8.903F 774,2xM Alemania 83M/7.861F 94,7xM Irán 82M/6.854F 83,59xM Países Bajos 17M/5.590F 328,8xM Canadá 38M/5.302F  139,5xM China 1.400M/4.633F  3,3xM México 127M/4.220F 32,2xM Turquía 82M/3.952F 48,2xM Suecia 10M/3.529F 352,9xM India 1.393M/2.564F 1,8xM Ecuador 17M/2.334F 137,3xM  Rusia 147M/2.305F 15,7xM Perú 32M/2.160F  67,5xM.
Del cuadro extraemos que EEUU tiene la mayor cantidad de muertes, seguido por Reino Unido, Italia, España y Francia, pero en proporción por millón de habitantes Bélgica lidera, seguida por España, Italia,  Reino Unido y Francia. Y sorprendentemente, los países donde la proporción por millón de habitantes ha sido menor, son en orden descendente: México (32,2xM), Rusia (15,7xM), China (3,3xM) e India (1,8xM). Los países más poblados, con exceso diría yo, China e India, ¡ostentan las menores proporciones de fallecidos por COVID19 por cada millón de habitantes !. China, donde se originaron tanto el brote inicial como la oleada de propagación al resto del mundo (sin afectar al resto del país, sólo a Wuhan), apenas tuvo 4.633 muertos y 3,3 por cada millón de habitantes. Insólito y sospechoso.

Lo sanitario está inevitable y desafortunadamente vinculado a lo económico, en directa proporción a la estricta aplicación de las medidas para frenar la pandemia, enclaustramiento familiar en cada vivienda, uso de mascarillas y distancias mínimas entre personas en las reducidas salidas para adquirir lo indispensable en alimentos y medicinas, la mayoría de las actividades de la economía son afectadas, [salvo las imprescindibles para mantener la elemental sanidad -recoger la basura, trasladar los contagiados al hospital, y los cadáveres a las morgues (algunas improvisadas)-, el orden público -ejército y policía-, tiendas y farmacias en horarios limitados, etc], las labores regulares en fábricas, hoteles, bares, empresas de servicios, aeropuertos, puertos, líneas aéreas, transportes terrestres y marítimos, escuelas, liceos, universidades, deben ineludiblemente paralizarse, y ello genera el dilema de cómo atender un gasto creciente a raíz del combate a la pandemia, con una economía disfuncional, cuya productividad es cercana a las mínimas dimensiones, lo que a corto o mediano plazo conducirá a un déficit. Aplicar las medidas idóneas para enfrentar la pandemia y simultáneamente ir reactivando la economía, son tareas del ámbito político, que como nos muestran las noticias, son variadísimas y nos ofrecen desde las  envidiables y exitosas respuestas en Taiwán, SurCorea, Japón, Portugal y Alemania, hasta las ambiguas recomendaciones de mandatarios incapaces de superar sus tendencias demagógicas y sobreprotagónicas, en lugar de delegar en los genuinos expertos el análisis diario de la situación y la toma de decisiones. Hubo jefes de gobierno que, luego de algunos traspiés iniciales, corrigieron el rumbo y lograron resultados eficientes, reduciendo progresivamente el número de contagios y muertes.

Llama la atención cierta similaridad entre EEUU y España, por tener ambos países territorios con jurisdicción legal y administrativa propia, 50 estados en EEUU, 17 Comunidades Autónomas en España.  pero mientras en EEUU todos hablan un mismo idioma y respetan la unidad territorial, sin anacronismos separatistas, en algunos espacios de España no sólo hablan un segundo idioma, sino que alegan que hay razones históricas que apoyan sus intentos de “independizarse”, formar países enanos a costa de mutilar el territorio español. Y lo peor es que esos grupos, en Cataluña, Euskadi, Baleares y Valencia, han conformado alianza con el PSOE, junto con el castrochavismo de PODEMOS (financiado en sus orígenes con dinero del sucialismodelsiglo21 y de los ayatolas iraníes) para permitir que Pedro Sánchez, ambicioso demagogo, descarado plagiario, soterrado simpatizante del separatismo y del neoestalinismo, continuador de los terribles daños de su compañero Rodríguez Zapatero, asumiera la presidencia del gobierno (condicionado a complacer a los enemigos de España y la Democracia) donde, como Maduro en Venezuela, aprovecha la cuarentena a que obliga la pandemia, para imponer sus arbitrariedades, sin contraloría ni vigilancia legislativa y judicial, con resultados desastrosos para la España actual, y un manejo preocupantemente similar en lo autoritario, en la represión a las libertades, en la adulteración de las cifras, al gobierno chino, en eso Sánchez y Jinping se asemejan y hasta funcionan como socios.

Por último, fracasado el ridículo intento de los desesperados del partido demócrata (siendo evidente que electoralmente los esperaba una derrota mayor que la sufrida con Híllary Clinton en 2016), de destituir a Trump mediante un Impeachment que se volvió agua de borrajas, ahora buscan colocar en contra de Trump las consecuencias en EEUU de la pandemia del COVID19, casi culpándolo de su origen y diseminación, como si no fuese obvio para la opinión pública mundial, que brotó en Wuhan y China impidió su propagación en su territorio, pero permitió el flujo de miles de portadores que fueron a destinos en el resto del planeta, donde no les prohibieron la entrada casualmente porque China avisó con mes y medio de retardo de la existencia y multiplicación del patógeno oriundo de Wuhan. El País, diario español, mantiene un constante y mal disimulado ataque contra Trump. Destaco dos cuestiones:  En todos los países del mundo, apenas se tuvo claro que el virus llegaba por aire, por barco, por tren, los gobiernos tomaron la medida de cerrar sus fronteras, y cada noticia lo reseñaba como anuncios del Primer Ministro o del Presidente de cada Nación, excepto con Trump, a quien el titular acusaba de AMENAZAR con cerrar las fronteras. ¿Objetividad o descarada agresión?. También dedicaron espacio a mostrar los defectos que al parecer le sobran al yerno de Trump, esposo de Ivanka, y asesor en su equipo de trabajo en la Casa Blanca; “Milenial rico que ha fracasado en todo, gestiona a su manera la crisis del coronavirus en los ratos libres que le deja el conflicto de Oriente Medio. Muñeco de ventrílocuo, Pinocho, aún no ha cumplido los 40, su padre donó 2.5 millones de dólares a Harvard para que lo admitieran, y gastó 2.000 millones adquiriendo un edificio en NY”. Sólo les faltó describirlo como feo y antipático. Pero se trata de alguien con un pasado similar al de Trump, su padre constructor le dejó una fortuna que Donald ha sabido acrecentar, y si su yerno, Jared Kushner, ha malgastado parte de lo heredado, es SU dinero y está en su derecho de invertirlo mal o regalarlo, lo que en realidad no ha hecho. Pero yo le exigiría al diario El País, que en aras de la objetividad y la ética periodística, dedicaran un espacio a mostrar a los lectores el currículum, los detalles de la vida y obras de Hunter Biden, sus éxitos y fracasos, su equilibrio emocional y los compromisos que ha adquirido en su existencia, en especial los méritos que lo llevaron a formar parte de la Junta Directiva de una empresa ucraniana, que le pagaba 50.000 dólares mensuales, y coincidencialmente esa misma empresa es señalada como la más corrupta de Ucrania (país al que Joe Biden, siendo Vicepresidente de EEUU, con el mulato Barack Hussein Obama al mando, visitó once veces, mientras su hijo disfrutaba de ese alto cargo privado, y sin conocerse aún los motivos y los resultados de esos once viajes del Senior Biden a Kiev). No retratar a Hunter Biden de cuerpo entero, luego de detallar al yerno de Trump, sería muy sectario y vicioso.


sábado, 9 de mayo de 2020

Bambilandia, un homenaje.

Bambilandia, un homenaje

4 diciembre, 2011 (publicación original en ND y Analítica)
Era el nombre de un programa infantil de TV muy popular entre los niños, y muchos de más edad, entre los años 1952 y 1966 en Venezuela. Sus creadores fueron Esther B. Valdés, una pianista, cantante y compositora ítalo-argentina, con experiencias en Teatro y programas infantiles, antes de producirlos en Caracas, y Pedro M. Layatorres, nativo del estado Aragua, Maestro, Periodista, músico, poeta, cuentista y libretista, quien también se ocupó de dirigir los programas dominicales, que eran transmitidos en vivo desde los estudios de Televisa, canal privado (que luego pasaría a ser Venevisión) y luego la Televisora Nacional -canal 5, del Estado venezolano-. La señora Esther y el señor Pedro, como respetuosa y cariñosamente les llamábamos los integrantes del Conjunto Infantil Liliput, se dedicaban a tiempo completo a elaborar los libretos, las canciones, las coreografías, la asignación de cada rol a cada niño, según sus capacidades para el canto, el baile, la actuación. Los ensayos se llevaban a cabo en su propio apartamento, al final del pasillo del piso 6 del Edificio Plaza en la esquina de La Pelota, en la avenida Urdaneta de la capital. De martes a sábado, de 5 a 9 pm regularmente, ensayábamos para la ejecución el domingo a las 5 pm, luego de un previo ensayo general en el canal de la Colina. El programa no admitía retrasos ni fallas, por ser transmitido en vivo y directo, (luego llegaría el videotape, que permitiría repetir y editar escenas hasta lograr el resultado óptimo, combinando escenas en estudio con escenas en locaciones distantes, que es lo usual desde entonces en la TV). Bambilandia comenzó en la radio, e inició actividades en Televisa el 20 de junio de 1953.
Escribo lo que mis recuerdos y vivencias me permiten, formé parte de Bambilandia del 57 al 59, por lo que haré énfasis en ese lapso, pues me baso en lo que me consta por haberlo experimentado en carne y satisfacción propias. No puedo referirme con la misma solvencia a los períodos anterior y posterior a mi “pasantía” maravillosa, pues correría el riesgo de errar en mis apreciaciones, pero aclaro que disfruté del privilegio de mantener mis nexos de amistad con la señora Valdés y el señor Pedro durante muchos años, posteriores a mi separación del grupo. Los visitaba esporádicamente, y en 1972 Don Pedro se vino conmigo a Barquisimeto, y durante dos meses compartió con mi madre y conmigo, la ciudad y algunos viejos amigos que reencontró en la capital larense.

Pedro Milvia, Italo Esther, El_Encanto Bambilandia
El mayor mérito de los creadores y sostenedores de Bambilandia es evidente en estos párrafos que expresan lo esencial de su filosofía: ”Bambilandia no quiso nunca ser una diversión dedicada a los kindergarterinos, se inscribieron mayores de 7 años, no fueron niños prodigio, sino chicos con uso de razón a temprana edad, dispuestos a recibir enseñanzas, capaces de asimilarse a la disciplina de un grupo que funcionaba gratuitamente como una Academia. A Bambilandia no se presentaban aficionados a dedicarle canciones y poemas A MI APÁ, A MI AMÁ, AL PÚBLICO PRESENTE Y AUSENTE. No podía ser, porque este grupo tiene un Reglamento, mantiene un Elenco fijo, un Repertorio propio, de canciones, comedias, poemas infantiles. Fundamentalmente Bambilandia es un Espectáculo Musical, una Revista Infantil, por ello el grueso de nuestra producción es de canciones. Pero Música exclusiva del Conjunto, escrita especialmente para Bambilandia, cuidando escrupulosamente el contenido de las letras, que es donde radica el riesgo del trabajo realizado con niños. No concebimos a un niño de corta edad cantando un bolero pasional, una niña contorsionándose al ritmo de música sensual”. Notable contraste con lo que vemos en algunos programas que se califican de infantiles y adulteran la naturaleza de los niños, obligándolos a imitar a los adultos, lo cual termina degenerando al concepto y a muchos de sus forzados protagonistas.

Esther B. Valdés
Por supuesto que, tratándose de niños, sus representantes jugaban un papel importante, eran piezas clave para la salida al aire de cada programa, en la mayoría de los casos fueron maravillosos colaboradores del dueto Valdés-Layatorres, y Bambilandia le debe mucho a la permanente presencia y ayuda de madres y padres que pusieron sus granitos de arena para mantener en alto la calidad del programa en que sus vástagos participaban. Pero el peso primordial recaía sobre los hombros de aquella muy talentosa pareja, a veces aparentemente demasiado exigentes, a veces excéntricos, pero siempre pendientes de los detalles, dando cabida a todos los niños, sin preferencias, al punto de que nos sentíamos como si fuésemos una gran familia (lo prueba el hecho de que el cariño impregna todos los recuerdos de esa vivencia).
Italo y Milvia Césari, Marisol Montesdeoca, Magaly Sayago, Norma Susana Poján, Fernando Sayalero, Marce Medina, Aura Amoroso, otros hermanos: Clarisa y Rosalbina Lares, Carlos y John Ruiz Poleo, Heissy y Luis García, Marlene, Luisa y Tony Montenegro, Zobeida, Paquito y Rodrigo Guerra, Rubén, Jorge y Héctor Henríquez, José “El Bobito” y yo, Esperanza Azuaje, Victoria Mancilla, Isabel Milington, Pedrito Bello, Herminia Martínez, Américo Toth, Carmita Ortega, son los nombres y apellidos que permanecen en mi juguetona memoria, de aquellos tres años que fuimos “familia”. La edad, los compromisos de estudio y trabajo (hice Radio y TV separado de Bambilandia, por la intermediación de la señora Valdés, quien era mi representante artístico), y las distancias geográficas (postgrado en Europa, inmediato al regreso fui asignado al Pedagógico de Barquisimeto) me aislaron de mis compañeros, aunque asistí a una Reunión de “veteranos” en 1971. Aura murió en 1958, sé que Milvia y John también se nos adelantaron, a Marisol he tratado de contactarla a través del e-mail, Fernando y Carlos ya son abuelos (como yo), viven en Bolívar y Caracas, he conversado por teléfono con ambos y les enviaré por correo este artículo, con Ítalo coincidí en el Metro a poco de fallecer nuestra querida Milvia. A Carmita la vi varias veces en ocasión de sus ya lejanas visitas a Barquisimeto por las Ferias de septiembre, Magaly vive acá, pero hace mucho que no nos vemos, Américo (con otro apellido) y Herminia siguen en la TV, y por supuesto, visito a mi hermano en Caracas con la frecuencia que me permiten los 350 kilómetros que nos separan. Pero lamentablemente perdí las pistas de la mayoría, y me encantaría saber de ellos.

Pedro M Layatorres
Despedí el año 57 en casa de Heissy y Luis, Bambilandia se presentó en el Círculo Militar de Caracas el 6 de enero del 58, son recuerdos imperecederos la piscina y hot dogs de esa tarde , Wolfgang Larrazábal anfitrión, la Billo’s, el dictador MPJ de gala esa noche. Mi padrino Miguel R. Utrera, en su casa de San Sebastián (su pueblo, a donde íbamos varias veces al año), nos despertó al señor Pedro y a mí, muy temprano el 23, anunciando alborozado que cayó aquella dictadura militar. El señor Pedro vio truncarse su valioso proyecto de la Academia Popular de Música en la barriada de Coche, 1972, por sectarismos partidistas (sus alumnos aprendían Teoría, Solfeo y Ejecución de instrumento en pocos meses). Había vuelto a su primer oficio, el Maestro deseaba compartir sus conocimientos y habilidades musicales, heredadas de su padre, quien no sólo tocaba el órgano en las Iglesias, sino que se dedicaba a reparar y afinar esos antiguos instrumentos. El órgano del señor Pedro era, en comparación, uno de reducidas dimensiones, recostado a una pared acompañaba los ensayos en la sala del apartamento.
Nuestros viajes a Aragua y Guárico son parte de lo que más atesoro de mi adolescencia. En su viejo jeep, al que llamaba “Nicanor”, recorrimos las gastadas carreteras que nos conducían de Caracas a San Sebastián o San Juan de los Morros y viceversa (también tuvo un precioso y añejo Volvo, con luces de cruce que salían de la columna entre las ventanas laterales). Usaba a menudo el término “Machalú”, de su inspiración, para referirse a lo que los demás llamamos bolsa o pendejo, matizando las conversas durante las travesías. Cuando estaba con su amigo de toda la vida, el poeta Utrera, las conversaciones eran largas y en su caminar hacían pausas regulares cada tres metros, igual en las calles de San Sebastián como a orillas del Caramacate, el río cercano rodeado de frondosos árboles, en cuyas aguas casi me ahogué al lanzarme en un pozo que supuse de poca profundidad, y del cual salí casi gateando desde el fondo, mientras los dos entrañables amigos permanecían imperturbables en su rutina conversatoria, ajenos a mi penuria.
En una ocasión nos llevó a José y a mí a Puerto Cabello, era diciembre y disfrutamos de una patinata en el Malecón, que al amanecer culminaba con los más osados lanzándose con todo y patines (winchester por supuesto), por encima de unas enormes rocas, al frío mar. En San Juan de los Morros me presentó a la familia Singer, a quienes visitamos varias veces, los mayores eran amigos del señor Pedro. Aparte del poeta Utrera y los Singer, el mundo personal que conocí del señor Pedro era muy reducido, su esposa Esther, el hijo adoptado por ambos, Pedrito, de quien supe hasta su adolescencia, dos antiguos compañeros de sus días iniciales en el Periodismo, a quienes reencontró en Barquisimeto, Casta J. Riera y Manuel Felipe López, únicamente recuerdo a otra persona que formó parte de su equipo durante mucho tiempo, Fredy Pancini, el fotógrafo a cargo de los testimonios gráficos del Conjunto Infantil Liliput, un lote de imágenes cuyo paradero ignoro y que sería importante recuperar. Sé que Fredy se casó con una venezolana, tuvieron un hijo, y vivían en Luxemburgo, donde ejercía de Traductor (me visitó dos veces en Barquisimeto, a finales de los 70, pero no he sabido más de él). Su genuina y escogida familia fuimos los miembros de su selecta y excelente Academia y, para algunos fue como un padre. Son muchos los recuerdos, (en el diario La Esfera publicaba una página semanal, que es valiosa referencia), pero resaltaré el final de una poesía, por resumir el humor que destilaba en sus obras el músico y periodista: “No era una perra sarnosa, era una sarna perrosa, con figura de animal”. Les agradecemos a ambos; crecimos con sus enseñanzas, nos honraron con su amistad, y hoy les rindo este sencillo homenaje, en nombre de todos los que quedamos en deuda con los muy queridos “señora Esther y señor Pedro”.
Un muy cariñoso saludo a todos los que integraron Bambilandia, ruego disculpen las omisiones de algunos nombres, fechas, sucesos, pero el padre tiempo es implacable, y cuando se es sexagenario es imposible no sufrir de ciertas lagunas en el amplio espacio de nuestros recuerdos. Por favor, si entre los lectores, con suerte están algunos de los que hicieron posible la maravilla que fue Bambilandia, o algún relacionado, pariente, amigo, refiéranles este escrito y díganles de mi parte que debemos re-unirnos, aunque sea de manera virtual. Les dejo acá mi dirección electrónica, por si alguno tiene información pertinente, o desea restablecer aquellos inolvidables lazos del más inocente, fructífero y remoto quehacer infantil. Mil gracias.
               José Manuel, Pedro M. Layatorres y Miguel R. Utrera. San Sebastián 1961.
                                       Poeta M. R. Utrera, en su casa, San Seb. 1961.


sábado, 2 de mayo de 2020

De caraqueño a barquisimetido.

De caraqueño a barquisimetido.
Edgard J. González.-

Nací (dic 45) en la Maternidad Concepción Palacios de Caracas, en el pequeño y sobrio edificio que está en una  esquina de la Av. San Martín, a poca distancia de la hermosa iglesia de Palo Grande y la entrada a El Guarataro. A su lado construyeron, a comienzos de la democracia, un alto y moderno edificio, donde atienden los partos y cesáreas (allí fue por muchos años Supervisora de Enfermeras mi madre), el viejo edificio quedó para actividades administrativas y conexas con la labor sanitaria. Y viví hasta los 22 años con ocho meses, en la urbanización Artigas, hecha durante la presidencia de Isaías Medina Angarita, casas pareadas de una o dos plantas, sin espacio para vehículos pues eran muy pocos los que había en aquella ciudad de los techos rojos de los años 40, el  garaje se incorporó a las viviendas a mediados de los años 50. A 3 cuadras de mi casa materna quedaba la Casacuna, donde con 5 años de edad aprendí a leer y escribir. Ambos, Maternidad y Artigas, son parte de la parroquia San Juan, en la que transcurrió la mayor parte de aquel primer trayecto de mi existencia.

Excepto por 11 meses que pasé en la ciudad de Mérida, donde estudié en el Colegio Fátima. A pocas horas de estar en el salón de Kinder, una monja advirtió que ya yo dominaba lectura y escritura, ese mismo día me colocó en primer grado. Mis otras vivencias fueron caraqueñas de pura cepa. 2º, 3º y 5º grado en el colegio Interamericano en El Paraíso, 4º grado interno en el San José del Ávila, a cargo de unos monjes benedictinos, y 6º grado en el colegio San Agustín de La Fuente, El Paraíso, donde conocí y me hice adicto a los deliciosos helados de Crema Paraíso (la original, luego abrieron sucursales en Santa Mónica y Las Mercedes). Los Sundaes de fresa o melocotón a dos bolívares, el extravagante Banana Split, canoa plástica con bolas de mantecado, chocolate y fresa, sobre dos mitades de un cambur, mucho sirup y crema Avoset batida sobre cada pelota, por Bs 2,50. Las diez cuadras desde y hacia mi casa las caminaba con placer.

En aquella Venezuela el mejor Bachillerato se obtenía en los liceos públicos (luego fue lo contrario), y mi madre me inscribió en el Liceo Andrés Bello, el mejor y más tranquilo, aunque quedaba muy lejos de mi domicilio. Allí cursé de 1º a 3º (con Fernando Coronil Ímber, Sara Meneses Ímber, Jorge Blanco Ponce y Tirso Álvarez de Lugo), clases mañana y tarde, lo que me obligaba a quedarme en las cercanías a mediodía, a veces iba con compañeros de estudios a Los Caobos, otras veces jugábamos en el Parque Carabobo, con las estatuas de Narváez vigilándonos desde el centro de aquel espacio arbolado y agradable. Pero los retardos debidos a problemas en la ruta del bus La Vega-Carabobo, recargaban de notas mi libro de vida (llegar al salón después de las 8.05 era una falta grave) y pasé a ser alumno del Liceo de Aplicación, justo al frente del Instituto Pedagógico de Caracas, donde luego estudié y me gradué de Profesor en Geografía e Historia.

Para ingresar al IPC había durante 4 días, exigentes exámenes, incluido uno médico, 600 presentamos, 300 aprobamos, y 60 nos graduamos, en 1968, cursando años lectivos de septiembre a julio, con nota previa y examen final que podía frenar el acceso al siguiente año. En esa época, cuando sólo faltaba el acto de Graduación (que se celebró en el Auditorio nuevo, más pequeño que el antiguo, demolido para la construcción del complicado viaducto “La araña”), el Ministerio de Educación enviaba la lista de los que se graduarían, y cada uno podía escoger la región en la que prefería que le asignaran el cargo, entre 9 regiones en que el M. de E. dividía administrativamente el territorio nacional. Así, cada quien quedaba en su terruño, o cerca de sus querencias. Cuando tocó mi turno, dije 10, y la excelente y querida Pfsra. Duilia Govea de Carpio (quien luego fue la primera rectora de la UPEL), a cargo del procedimiento, se rió y me preguntó dónde quedaba esa región. Le explique que, con 22 años y energía de sobra para estudiar, no me atraía la opción de ir directo a un liceo, sino la de ampliar mis horizontes académicos y personales, haciendo un postgrado en Europa (hasta ese momento era sólo un empeño mío). Ella optó por plantearlo a todos sus colegas del Departamento de Geografía e Historia, y acordaron solicitar al M. de E. una beca para que yo cumpliese ese objetivo, y al regreso me incorporara al personal docente de mi Alma Mater (sin ser adeco ni copeyano). En septiembre del 68 mi paisaje se impregnó de Támesis, Big Ben, Buckingham, Hyde Park, Victoria Station, en las cercanías la Davie´s School (donde mejoré mi dominio del idioma inglés), los Beatles, y Harrod´s, la famosa tienda de la cual fui vecino por 7 semanas, frente a nuestro Consulado, en Knightsbridge.

En enero del 69 comencé mi Research en la Universidad de Cambridge, a 75 minutos de Londres en el siempre puntual servicio ferroviario británico. Mi paisaje pasó de ser el de la dinámica metrópoli, al de pueblo con alto prestigio académico y permanentes exigencias formativas. El año escolar de la escuela,   el liceo y el Pedagógico, se transformó en tres trimestres, de enero a diciembre, 5 trimestres bajo la supervisión del Profesor Clifford T. Smith, y actividades de lunes a viernes en la Escuela de Geografía de Cambridge. Mi vínculo con la parroquia San Juan de Caracas, tuvo una reconexión, pues fui asignado al Saint John´s College, como miembro de la Universidad. Recesos largos en Semana Santa, verano y navidades. En vacaciones viajé varias veces en tren (Bélgica, Alemania, Holanda, Escocia, las dos Irlandas), una vez en avión (de Glasgow a Belfast), durante semanas en el Morris Mini Minor del amigo mexicano Ignacio Madrazo (Francia, las dos Alemanias, Checoeslovaquia, Austria, Suiza, Italia). En febrero del 70 adquirí una camioneta Land Rover usada, y en ella, con el volante a la derecha, recorrí parte de Inglaterra y Gales, Francia, Portugal,  España, Andorra, Marruecos, Mónaco, Italia, Yugoeslavia, Grecia, Bulgaria, Hungría, Turquía, Rumania (donde falló la dirección del vehículo y un accidente me obligó a vivir en Sibiu, Transilvania, por casi 4 meses, de agosto a diciembre del 70, lo que impidió mi retorno a Venezuela, a tiempo para incorporarme como docente del IPC al iniciar el año escolar septiembre 70 julio 71. Regresé por barco, era más barato y me permitía traer todos mis “macundales” en viejos baúles. 20 días de travesía; Salí de Southampton en el Montserrat, veterano buque español que hizo escalas en Galicia, Tenerife y Trinidad. Llegué a La Guaira el 15 de enero del 71, y ya el M. de E. me tenía asignado al Instituto Pedagógico de Barquisimeto, porque se regía por semestres, y en breve asumiría mis labores docentes. Aquel choque me impidió seguir siendo caraqueño, aunque visitaba la capital con frecuencia, gradualmente me fui barquisimetiendo.  


EJG y la noble y útil Land Rover en Liverpool, Inglaterra mayo 1970.

EJG y la Land Rover en Andorra, abril 1970.

EJG en Berlín del este, RDA, agosto 1969.

Una amiga que vivía en la Urbanización Fundalara, al este de Barquisimeto, varias veces me comentó que algunas de esas casas, cuyos precios iniciales fueron de Bs 27.000, estaban siendo revendidas porque quienes las adquirieron se atrasaron con las cuotas mensuales de pago y Fundalara las recuperó. Que incluso con alguna ampliación, una habitación, un baño, sus precios no superaban los Bs 32.000. De manera que, a finales de abril del 72, hacen ahora 48 años, y con la intención de comprar una de esas casas pequeñas y baratas, fui a las oficinas de Fundalara en Patarata, y tuve la enorme suerte de ser atendido por el señor Ferrer quien, al indicarle mi específico propósito, por alguna feliz intuición suya, me preguntó mi profesión y sitio de trabajo. Al comunicarle que era Profesor en el Instituto Pedagógico de Barquisimeto, él me preguntó ¿y por qué no se compra una casa en Los Libertadores?. Se refería a una Urbanización también construida por el organismo público Fundalara, en 1970, que comenzó a venderse en 1971, cuya avenida principal yo había recorrido muchas veces, pero sobre la cual pesaba la negativa referencia de que eran “viviendas muy caras, sólo para ricos”. Don Ferrer, al conocer mi prejuicio,  me dijo en tono sugestionador y convincente, ¡ No hombre, hay varios modelos, la más barata cuesta Bs 78.000 y la puede adquirir con un crédito hipotecario !. Y sin darme tiempo a responder, le ordenó a un empleado que tomara las llaves de cinco casas del modelo pequeño y me las mostrara. Aquello fue “tumbando y capando”, me dí el lujo de escoger entre cinco casas de modelo pequeño, con dos pisos y balcón, 130 metros cuadrados de construcción, 525 de terreno, y me decidí por la que miraba hacia  el sur y la montaña de Terepaima (aunque luego levantaron tantos edificios que ya esa vista no es posible, pero al norte estaba -todavía está- un cuartel, algo que afea cualquier paisaje y casi cualquier país). Mi sueldo era de Bs 2.800 mensuales, 651,16 dólares, y la cuota no llegaba al 25% del sueldo, el 75% me alcanzaba para vivir satisfactoriamente. 

Sin embargo, había un escollo. La normativa de Fundalara exigía venderle a profesionales casados, y preferentemente con hijos. Un amigo y colega del Pedagógico, Chabol, al saber de esto, se ofreció para ir conmigo a hablar con el presidente de Fundalara, a quien él conocía, el Arquitecto Alejandro Dappo, y la venta se decidió, con la mediación de Chabol y la aceptación de Dappo de mi alegato; “Tengo 26 años y soy soltero, pero no soy homosexual, y pienso casarme y formar un hogar con esposa e hijos. Aunque, a diferencia de la mayoría de los jóvenes, yo he procurado primero formarme académicamente, tener un trabajo formal con ingreso suficiente, y madurar como persona, las tres cosas ya las logré, ahora busco el techo propio para no copiar el irresponsable comportamiento de quienes preñan sin tener oficio, ni ingreso, ni casa, y muy frecuentemente sin intención de hacerse cargo de la mujer y la prole. Dappo, con quien mantuve amistad hasta su muerte hace pocos años, se sonrió y dio el visto bueno a la operación. Pagué de inicial Bs 14.500 (los 500 eran para el abogado encargado de elaborar los documentos, cuando terminé de pagar el crédito hipotecario, que fue al 9% de interés fijo y a 15 años, porque 20 me parecían demasiados, la tarifa del abogado fue de Bs 5.000). Como referencia útil, indico que los apartamentos de “La Barquiñola” (hermoso conjunto en la Av. Lara, cuyo diseño incluyó en planta baja, locales para una farmacia, una lavandería, un restaurant), se ofrecían por Bs 111.000 en el primer piso, y el precio aumentaba Bs 1.000 por cada piso. En Los Libertadores y La Barquiñola costó captar compradores, en esa época la potencial clientela, de clase media, consideraba que este sector del este de Barquisimeto estaba “muy lejos”, en las antípodas de lo actual, es el sector más buscado. Esa fue otra razón por la cual Dappo accedió a venderme la casa, Luego de 16 meses en oferta, más del 40% se mantenía sin interesar al mercado de adquirientes, algo inconveniente para cualquier empresa pública o privada (En La Barquiñola fue peor, la compañía que instaló los ascensores demandó a los constructores por retraso en los pagos, ¿cómo pagar si no vendían los apartamentos, por “caros y mal ubicados”?).

Firmé el documento de compraventa en la oficina de Casa Propia, que estaba ubicada en la esquina NW de la calle 32 con avenida 20, todavía no terminaban su propia torre, en la esquina NW de la calle 33. En mayo del 72 me instalé en mi casa “nueva de paquete”, y es imprescindible señalar que la electricidad y el agua por tubería, fueron servicios de los que disfruté desde el primer día, y que CANTV y SERVIGAS me hicieron su cliente en cosa de muy pocos días. En 1975, ya con todas las casas de la primera etapa vendidas (5 modelos, 2 de dos plantas, y 3 de una sola planta, con diferentes áreas de construcción), Fundalará usó las parcelas en la avenida Páez de Los Libertadores, al borde Este, colindando con la Av. Los Leones, para construir casas de un sexto modelo, la planta baja con dos niveles, que se vendieron por Bs 163.000. Una rareza de Los Libertadores: Las casas van numeradas del Nº 1 al Nº 235, pero en total son 233 viviendas, no hicieron las correspondientes a los parcelas 60 y 71. En EEUU el temor al Nº 13 hizo que muchos edificios no tuvieran piso 13, ni habitaciones de hotel con ese número, considerado de mal agüero. En los Libertadores fue para ofrecer más áreas verdes.  
 
Casa 160, Av. José F. Ribas 2, Urb. Los Libertadores. Recién mudado, mis tres únicas pertenencias eran el Ford Mustang 68, que aparece estacionado en el área de garage de la vivienda, y dos camas plegables (una para mi mamá). Todavía no le sembraban grama al frente.
 
 
Algunos amables lectores hallarán interesante este relato tan personal, porque siendo jóvenes les ayuda a conocer partes de esa época que también vivieron sus padres o abuelos. Otros con más edad descubrirán ciertas coincidencias con sus propias experiencias, aunque hayan ocurrido en otros lugares. Pero además de esos dos objetivos, esta narración pormenorizada sirve al propósito de retar a jerarcas del destructivo y muy corrupto castrochavismo, a comparar aquella moneda y nuestro poder adquisitivo con el salario actual de $10 al mes, y la democrática oferta de becas, trabajos o viviendas con el embudo de hoy, sectario, impagable.  O explayarse con lujo de detalles, nombres y cifras, respecto de sus propias vivencias. Por ejemplo, Maduro, contándonos sobre su nacimiento, su infancia, su niñez, con los datos del instituto asistencial donde dio sus primeros berridos, el jardín de infancia, las escuelas y los compañeros con los que fue aprendiendo cómo discursear adulterando la realidad y negando sus propias e intensas responsabilidades, y la difícil dualidad de experimentar simultáneamente todo eso en dos ciudades, de países vecinos, pero muy distantes entre sí, ya que entre Cúcuta y Caracas hay 854 Kmts. O el camarada Diosdado, sincerándose sobre su aguerrida actuación del 4F92, y aquella descarga, no de ametralladora o fusil apuntando a quienes defendieron la Constitución y la Democracia, sino la descarga de su vejiga, abochornando sus pantalones, cuando alzó los brazos y no utilizó el mazo ni una sola vez. Y lo interesante que resultaría la detallada narración de las peripecias que tuvo que hacer y los obstáculos que superó el general Carlos Rotondaro, para ir apartando de su modesto sueldo, mes tras mes, año tras año, la cantidad suficiente para, por fin, adquirir el pent house de sus sueños, en el sector Saint Germain de París (su precio, seis millones de euros), amueblarlo, cancelar puntualmente impuestos municipales, condominio y salarios del personal de servicio (mínimo dos, para labores de cocina y de limpieza). En similar entrevero debe hallarse el inefable y muy refinado Jessy Chacón, allá en Austria, con obligaciones de pago parecidas a las del tovarish Rotondaro, pero que en su caso incluyen manicure,  pedicure, y otros gastos afines, pertinentes a su delicada personalidad. Cada lector conoce a varios revolucionarios que deberían hacer este ejercicio de relatar sus denodados sacrificios para “ahorrar” millones de dólares, resguardarlos en paraísos fiscales o mediante testaferros, y -con total descaro- mantener que no han robado. Yo puedo explicar cada ingreso y cada egreso en mis finanzas. ¿Pueden ellos?.