sábado, 28 de diciembre de 2019

Okey EEUU, Okey Testaferros, Okey Guaidó.


Okey EEUU, Okey Testaferros, Okey Guaidó.
Edgard J. González.-

1. Tengo entendido, por lo que leí hace muchos años, que la expresión Okey, escrita con una O y una K, deriva de la guerra civil en EEUU del siglo 19, cuando los estados del norte se enfrentaron a los del sur, esencialmente por abolir la esclavitud (que era factor esencial de la economía sureña), Por la costumbre de informar en cada campamento o cuartel general de tropas, del saldo mortal de cada día, colocaban a la vista de todos el número de bajas ocurridas, indicando por ejemplo 12 killed, 9 killed, 17 killed, término que en inglés significa “matados”, que por abreviar se limitó a la simple inicial K, de modo que los días en que no tenían “casualties” se indicaban con un cero y la K, 0K, de lo que deriva el OKEY usado en el mundo entero, substituyendo el cero por la letra O (si hubieran puesto “muertos” habría sido DEAD, y la expresión derivada sería OD). Ese “cero killed” abreviado como OK -okey- representaba una gran satisfacción para toda la tropa involucrada, pues no sufrieron muertes ese día, y terminada la cruel guerra, la expresión siguió utilizándose para referir situaciones, eventos, experiencias en que prevalecía la eficiencia, la alegría, la excelencia, el desarrollo y resultado positivos de lo realizado.

2. Circuló por las redes una información sobre el grave siniestro, la noche del jueves 19 de diciembre, de un avión Beechcraft 100 King Air, siglas YV1104, procedente del estado Bolívar, Guayana venezolana, cuyos 9 ocupantes habrían perecido, a poca distancia de un aeropuerto privado en el estado Miranda, vecino de la capital Caracas. Ese suceso, con sólo la cifra de víctimas, tiene dimensiones que en cualquier país del planeta lo llevarían a ocupar las primeras planas de los noticieros en TV, diarios impresos y digitales pero, por el contrario, sobre él se ha puesto un velo de misterio, que motiva al más indiferente a preguntarse las razones para que un hecho de esas características (y los detalles que asocian a dos de los fallecidos con importantes negocios de la administración pública nacional -Gerencia del Hotel Humboldt en lo alto del cerro del Ávila, y presunto turismo de cinco estrellas en el archipiélago de Los Roques- y condición de testaferros de personeros muy vinculados al régimen militarizado y usurpador que encabeza el cucuteño Maduro), haya sido puesto bajo la alfombra, buscando que pase desapercibido, o que no se indague más respecto de esos específicos ocupantes del avión siniestrado, ni las causas del siniestro, ni la presumible y valiosa carga que transportaba, considerando que provenía de un espacio donde se destruye a mansalva el entorno, se cometen brutales ecocidios, apoyados en la impunidad que le otorga a diversas bandas la potestad de actuar de manera irresponsable con el ambiente, a fin de producir la máxima cantidad de ORO, para el exclusivo beneficio de los más altos jerarcas -civiles y militares- del régimen que mantiene secuestrada a Venezuela, su institucionalidad, su democracia, e impide que la prosperidad alcance a la mayoría.

En este trágico suceso, cuyo saldo sería 9K, fallecieron el piloto Héctor Alemán CIV 7839087, Mariano Díaz CIV 9622824, Alejandro Suegart CIV 1247991, Marielbys Contreras CIV 2509068, Ana Fois CIV 20589607, Daisy Colina CIV 7495442, Rafael Araujo CIV 17928597,  Humberto Vivanco CIV 12699169, y un noveno pasajero, presuntamente Rafael Aristigueta, cuya cédula no aparece reseñada. Pero a Díaz y Suegart, además de conectarlos con los manejos del Hotel Humboldt y Los Roques, los vinculan en calidad de testaferros de Maikel Moreno, Raúl Gorrín, y los hijos de Diosdado Cabello. Moreno, Gorrín y Cabello están en la larga lista de sancionados por EEUU y la Unión Europea, por blanqueo de capitales de procedencia ilícita y delitos de Lesa Humanidad, de manera que al siniestro en sí, se suman nexos con actividades criminales, a pesar de lo cual la noticia mantiene un bajísimo perfil, y es obvio el interés de la Nomenklatura que usurpa el poder, de ocultar cuanto pueda e impedir que se investigue a fondo este caso, nada ordinario (además del problema extra para recuperar los dineros que están a nombre de los testaferros).

3. El 5 de enero del 2020 en el Poder Legislativo la AN, el único poder legítimo en territorio venezolano, debe decidirse si en la Presidencia de la Asamblea Nacional (y por ello mismo, en la Presidencia -Encargada- de la Nación) permanece Juan Gerardo Guaidó Márquez, reelecto, o escogen otro diputado para asumir los dos cargos. Contra Guaidó, tanto desde el diverso bando del oficialismo como desde el bando de la porción gelatinosa colaboracionista (Henry Falsón, Bertucci, Claudio Fermín, Enrique Ochoa Antich, Eduardo Fernández, Timoteo Zambrano, Gustavo Mujica), y los guerreros del teclado, los radicales que disparan desde la comodidad del anonimato, bizarro conjunto que funciona como mazo adicional para debilitar el esquema de la genuina oposición [Cese de la Usurpación, Elecciones transparentes, Gobierno de Transición], han implementado una permanente campaña de descrédito y agresiones, que incluye el  arbitrario encarcelamiento y forzados exilios de diputados y dirigentes comprometidos con ese esquema de tres fases, además de la descarada campaña por difamar a Guaidó, responsabilizándolo por los presuntos desvíos de dineros, procedentes de donaciones internacionales, destinados a ayudar a los migrantes venezolanos en la difícil diáspora a que los ha forzado la enorme crisis que azota al país, a su vez producto de la sistemática destrucción -por parte del castrochavismo desde febrero del 99- de la economía, la moneda, la institucionalidad, la convivencia, y la calidad de los servicios públicos. Sin mostrar pruebas que respalden esas acusaciones, mucho menos la improbable participación de Guaidó en el manejo directo de esas donaciones (funciones que no le corresponden a un Presidente Encargado), los rumores -tercamente repetidos- han sembrado dudas en una porción de la población, que interpretó erróneamente que este complicado conflicto se resolvería en pocas semanas (el inmediatismo es uno de los defectos más intensos del venezolano promedio) y se desesperó al ver transcurrir el año 2019 con el agente castrista Maduro todavía aferrado al poder, y aparentando tener fortaleza y apoyo popular, ambos reducidos a su mínimo histórico; Un conjunto de grupos armados (alta oficialidad de las FFAA comprometida en negocios turbios, narcotráfico, contrabando de gasolina, explotación sin Contraloría ni respeto ambiental del espacio que abarca el Arco Minero, blanqueo de capitales, etc, inconstitucionales milicias, colectivos de lumpen armado, facciones de las FARC, ELN, Hezbolá), y muchedumbres sometidas por las carencias más primitivas, a las que controlan distribuyéndoles las insuficientes limosnas del CLAP, y los “bonos de la patria”. Sumando los grupos armados y los desarrapados controlados con las migajas alimenticias, son una MINORÍA que no llega al 20% (lo que les ha obligado a cometer exagerado FRAUDE para “elegir” la ilegítima y totalmente roja azamvlea prostituyente en el 2017, y “reelegir” al cucuteño en mayo del 2018. Con esa realidad en contra jamás permitirán un proceso electivo libre, honesto, transparente, que incluya a los millones de venezolanos en el exterior).

Aplicando la mínima lógica, el escaso sentido común que le quede al individuo promedio, tan dado a la impulsividad, a dejarse influenciar por rumores e incongruencias, cualquiera puede inferir que si el régimen está esforzándose por evitar que Guaidó sea reelecto (y para ello han llegado al extremo de ofrecer alto$ soborno$ a algunos diputados, buscando evitar que tenga suficiente respaldo la opción de la valiosísima continuidad de la gestión actual, que convocó el respaldo de 60 países, con EEUU, Canadá, Japón, Australia, las 28 naciones de la poderosa Unión Europea), resulta obvio que las gestiones que hizo Guaidó durante el 2019 han sido fructíferas (dejando a un lado el inmediatismo), y que el régimen sabe que habrá más eficiencia y efectividad en una gestión que no se interrumpa ni genere cambios burocráticos, lo que garantiza el mantenimiento y la profundización de las sanciones internacionales contra los jerarcas de la usurpación (que deberían ir acompañadas por fuertes sanciones a Cuba, la casa matriz de la subversión neoestalinista, eliminar los privilegios que el celestino Obama le concedió a la dictadura de Raúl Pamela Castro, sin exigir medidas democratizantes, en beneficio de una salida al estancamiento, parasitismo y represión que rigen en la isla cárcel).

Maduro y sus cómplices están conscientes de que, si pudieran intoxicar la AN (a la que enviaron a su minoría de diputados rojos, aunque desde el 2016 le inventaron una condición de “desacato” surgida de las interminables arbitrariedades del tribunal supremo, presidido por un ex convicto, que interpreta las leyes siempre en beneficio del régimen, violando lo esencial de la administración de Justicia), aprobando la opción de no reelegir a Guaidó, eso sería contraproducente para la genuina Oposición. Equivaldría a comenzar de cero otra vez, perdiéndose la continuidad de muchos de los logros del primer año de Guaidó, y corriendo el riesgo de que -por politiquería tradicional- resulte electo alguien tan estéril y buchiplumoso como el Ramos Allup que desperdició el 2016 promoviéndose a sí mismo, sin dar pasos de avance reales y eficientes, como los que sin duda se dieron en este 2019. No habrían enviado a sus fichas de regreso a la “AN en desacato”, ni habrían ofrecido $oborno$, de no constarles que la reelección de Guaidó fortalece al proyecto opositor, y hará que la comunidad internacional aumente sus esfuerzos (y sanciones) contra el destructivo sucialismodelsiglo21, que no puede tener un final feliz, si recordamos los colapsos de sus predecesores, la URSS y sus satélites, 1989 a 1991. El saldo de trayectorias políticas malbaratadas es bajo, quizás 7K u 8K, la mayoría de los diputados opositores permanece fiel a los principios que nos comprometen a todos a rescatar el país. La continuidad opositora sentencia a muerte a la continuidad del flagelo comunistoide, corrupto y represivo que secuestró al país.

miércoles, 18 de diciembre de 2019

Gatos por liebres en el arte.


Gatos por liebres en el arte.
Edgard J. González.-

En ocasión de visitar la bucólica población de Cubiro, en una hermosa montaña a una hora de Barquisimeto, Venezuela, en caravana de tres vehículos porque teníamos parientes de Caracas de turistas por Guarolandia, estacionamos a un lado de la plaza, y de la mano con mi hija menor me dirigí a la entrada principal de la Iglesia. La niña, de seis años entonces, me frenó preguntándome “¿por qué vamos a entrar aquí si nosotros no creemos en eso? .Tuve que explicarle que los templos son valiosa expresión de Arquitectura e Ingeniería, y a menudo contienen obras de arte como pinturas, tallas en madera, esculturas, todo lo cual podemos apreciar y disfrutar sin que necesariamente seamos creyentes religiosos (y eso rige también para mezquitas y sinagogas, que he visitado en condición de curioso cultural). En otra oportunidad, circulando por las calles del Cementerio General del Sur en Caracas, para visitar la tumba de mi madre, vimos muchos mausoleos con grandes esculturas de mármol representando ángeles -por supuesto con alas-, y la misma hija, ajena al indoctrinamiento dogmático que desde tempranas edades les llena el cerebro con las figuras de seres imaginarios, diablos, querubines, vírgenes y santos (con frecuencia levitando), luego de haber visto varios de esos ángeles de mármol, expresó “¡ Ah buenas mariposotas hay aquí !”. 

Convencido de que forma parte de los deberes de todo progenitor, inculcar en sus hijos el gusto por las más sublimes expresiones del Arte, como también el disfrute de la lectura, algunos fines de semana cada tantos meses, llevaba a mis 4 hijos al Museo de Barquisimeto, donde -es la teoría esencial, y es lo que yo encontré en mis visitas a docenas de museos, en Venezuela y en el exterior- ofrecen al público una selección de obras de alta calidad, pinturas y esculturas que muestran las representaciones e interpretaciones de la realidad, que a través de los tiempos (desde los petroglifos y las figuras plasmadas en cavernas) nuestros ancestros y contemporáneos han realizado, lo que nos permite admirar sus destrezas y talentos con los pinceles, manos y cinceles, y conocer rasgos de cada época pasada, previas a la fotografía. Cada vez que -un sábado o un domingo- interrumpía su rutina de juegos ordenándoles bañarse y vestirse para ir al museo, obedecían con obvio disgusto por el cambio de actividad y la poco atractiva perspectiva de invertir tiempo de jugar, en recorrer salas con lienzos y esculturas.

En una deplorable visita, la sala más grande del museo estaba ocupada por una veintena de “obras” elaboradas uniendo partes de objetos rotos, ramas, rines o ruedas de bicicleta, trozos de tela, para conformar una especie de collages tridimensionales, con títulos deliberadamente ambiguos, “Universo acongojado”, “Recuerdo angustiante”, “Soledad repartida”, y todos indicaban ser “Propiedad del autor”. A la salida, había un libro grande con páginas en blanco, dando espacio para comentar acerca de la exposición. Grabados en mi memoria quedaron dos breves opiniones; 1. “Si juntar basura con basura es arte, todos somos artistas”. 2. “¿Cómo no van a ser todas propiedad del autor? Nadie va a comprar esas vainas”. Como guinda a la torta que sin intención puse, al obligar a mis hijos a tener aquella terrible experiencia, mi hija menor, la respondona con ingenio, que no pronunció palabra durante el recorrido por aquel absurdo, apenas salimos del Museo me dijo: “¡ Y tú nos trajiste a ver esa horripilantiquez! (creando una híbrida y muy apropiada palabra). 

Los tres párrafos anteriores son el prólogo a mi enfoque de la decadencia que gradualmente ha estado invadiendo los predios de museos y galerías, sobre todo en países del tercer mundo, con obras que pretenden hacer pasar por Arte, sin llenar los requisitos mínimos de calidad en los resultados, que a su vez reflejan el escaso o insuficiente talento de sus autores. La absoluta mayoría de las obras de los museos más prestigiosos del mundo, como El Louvre en París, El MOMA en NY, El Prado en Madrid, el del Vaticano, El Hermitage en San Petersburgo, el enorme grupo de museos y galerías de Washington DC, demuestran calidad suficiente como para ser exhibidas en esos centros que coleccionan y comparten con el inmenso público visitante el mejor Arte, y por ello mantienen su potente atractivo para quienes disfrutan de las más exquisitas pinturas, esculturas, fotografías, reliquias, tesoros arqueológicos, artesanías, instrumentos, herramientas, armas, carruajes antiguos y vehículos modernos, etc. Pero, gradualmente han venido incorporando objetos, cuyos autores se autodenominan artistas, sin serlo, y el contrabando ingresa a museos y galerías con el celestino aval de ciertos curadores que se suscriben a la demagógica corriente de lo políticamente correcto, en la cual se afirma que todo es normal y meritorio, la fealdad y la impostura no existen, la calidad es inherente a cualquier cosa que emane de la voluntad de una persona, "siempre que sea hecha con buena intención". El dañino igualitarismo infecta el mundo del arte, y se equiparan un Rembrandt, un Velásquez, un Da Vinci, un Buonarroti, un Michelena, Un Cabré, un Villalón, con cualquier garabato elaborado por un patán sin talento pero con sobradas agallas y padrinos progre que apoyan esos despropósitos, tan perjudiciales para la formación cultural de las nuevas generaciones, que deben soportar la invasión de esperpentos pictóricos, esculturales, “artísticos” en general, a cuenta del nuevo enfoque holístico y demagógico que sostiene que no hay diferencias entre “La piedad”, “La victoria de Samotracia”, “La Monalisa, y cualquier morisqueta perpetrada en dos o tres dimensiones por un hombre común poseído por el afán creativo y un ego tan grande como su ignorancia respecto de lo que el Arte es y debe ser

Mientras sociedades privilegiadas pueden admirar obras de Renoir, Degas, Van Gogh, Dalí, Antonio Guzmán, Catalano, Mueck, Di Módica, Hanks, Caravaggio, Berlini, Sorolla, los pueblos del tercer mundo, sometidos por oclocracias que, por supuesto, siguen las tendencias de la corrección política, deben conformarse con los lienzos, los mármoles, metales, arcillas, maltratadas por gente sin talento artístico pero súbditos incondicionales de los regímenes que los califican como artistas y destinan espacios en sus museos y galerías para que exhiban sus agresiones a la belleza, a la armonía, a la precisa combinación de colores y pinceladas, a la perfecta reproducción de los rasgos en la exigente transformación de la arcilla, de la piedra y la madera nobles, de los metales, como si no fuesen insultantes, tanto a los genuinos artistas como a las audiencias que buscan y merecen encontrar Arte puro, no demagogia populista, correcta política y nauseabundamente. Consideran “expresiones artísticas populares” a los narco-corridos, igualados a las sinfonías de Mozart, Chopin, Tchaikowsky o Bethoven, o las ya clásicas melodías de jazz, bolero, danzón, rumba, guaracha, baladas. El regatón más chabacano, con sus vulgares coreografías, a nivel de lo más sublime de compositores y bailarines consagrados, Rafael Hernández, Bernstein, Manzanero, Aldemaro Romero, Agustín Lara, Perales, Chelique Sarabia, Carrillo, Simón Díaz, Herrero/Armenteros, Ariel Ramírez. Empatados Eiffel y Farruco, garabato en pleno centro de Caracas. Tutankamón y Chávez de tú a tú en sus respectivos sarcófagos, museos y trayectorias.

Andrés Boulton, genuino y muy calificado crítico, denunció en los años 80 a un argentino que plagiaba a un famoso artista venezolano, y el cínico sureño negó que fuesen plagios, pues “apartando los obvios parecidos, él había elaborado cada una de sus obras”. En 2006 vi, en una galería del CC Sambil de Caracas, una obra correspondiente a los paquetes que en ese momento pintaba José Antonio Dávila, pero la firmaba un italiano que plagiaba a pedido de la galería. Al fotografiar a un joven que copiaba con absoluto descaro uno de los famosos caballos de Bernardo Nieves, tuvo el tupé de decirme que estaba prohibido tomarle fotos, como si fuese lícito el plagio que él estaba cometiendo. En Europa autorizan a los artistas que quieren copiar a los clásicos, pero cada copia debe señalar su condición de tal. En la Feria de Miami “Art Basel”, este mes, el presunto artista Maurizio Cattelan presentó una banana pegada a la pared con duct-tape, y la noticia indica que fue adquirida por 120.000 dólares (aunque un “performer” luego tomó el cambur, lo peló y se lo comió, en una actuación que compite en chabacanería con la perpetración primigenia). Ese mismo Cattelan, payaso del arte, había exhibido un inodoro chapado en oro en el palacio Bleinheim del Reino Unido. Y en la Tate Modern exhibieron una  canoa, en la que una salchicha entraba y salía.

En algunos casos, además del talento se reconoce la creatividad cuando el genuino artista, que ha demostrado dominio sobre su oficio, cualquiera de las expresiones del arte (o la literatura), produce una obra vanguardista que se diferencia de todo lo anterior y propone un nuevo campo. Picasso y Dalí dieron sobradas muestras de su genio pictórico en la dimensión tradicional, antes de producir las obras por las cuales se convirtieron en pioneros (del cubismo, del surrealismo), y sus méritos residen en haber sido los primeros en pintar de esas maneras. El mayor mérito de Cristóbal Colón no derivó de sus dotes como piloto naviero, ni siquiera en haber sumado un nuevo continente al mapamundi (murió sin saberlo, pensó que había llegado a la India, en nueva ruta al lejano oriente, de allí que llamaran indios a los aborígenes de estas tierras). Su mayor mérito radicó en haber rechazado la convicción mayoritaria de que la Tierra era plana, y que navegando hacia el oeste inevitablemente los barcos y sus tripulaciones caerían por el borde de esa Tierra plana, en torno a la cual giraban el sol, la luna y las estrellas del firmamento. Es probable que antes de Colón, otros navegantes (vikingos por ejemplo) hayan alcanzado las costas de Norteamérica, pero como no dejaron registro formal de esos eventos, correspondió a Colón la gloria histórica. Hacer esa travesía hoy es rutina, y nadie que vaya de un extremo a otro del océano Atlántico o del Pacífico, se vanagloria por haber hecho una proeza única y pionera, que es el caso de charlatanes como Cattelan y sus cómplices en la estafa pseudo artística de Miami, que ignoran u omiten mencionar que el mérito primigenio de convertir objetos comunes y corrientes en caprichosas obras de arte, corresponde a los pioneros. Como Marcel Duchamp, quien formó parte de la vanguardia que produjo trascendentales cambios en la forma de hacer e interpretar el arte. Duchamp en 1913 exhibió una “Rueda de bicicleta sobre un taburete”, iniciando una corriente de Vanguardia, en 1917 presenta su “Fuente” (un Urinal acostado). Lo que entonces era absolutamente original y buscaba generar cambios en las perspectivas del público, era indudablemente meritorio. Pretender pasar por vanguardista más de un siglo después, caso de Cattelan y otros bribones, es algo patético con hedor a estafa dirigida a absolutos ignorantes o nuevos ricos, incapaces de distinguir entre talento y basura.

Por cierto que nuestro insigne Simón Rodríguez, Maestro que marcó su impronta en su pupilo y tocayo Simón Bolívar, Libertador de cuatro  naciones, también fue un atrevido vanguardista en la tercera década del siglo 19. De visita en Bolivia, nación creada por Bolívar y Sucre a partir del territorio del Alto Perú, como huésped de honor del presidente Sucre, organizó una reunión para altos dignatarios y funcionarios, en la que sirvió las bebidas en vacinillas (nuevas por supuesto), lo cual provocó una pésima reacción de los invitados, incapaces de interpretar la intención iconoclasta de esa puesta en escena Robinsoniana. El poeta García Lorca puso su grano de arena en esa corriente vanguardista, nos dejó la expresión “la flor en el culo del muerto”, que evidentemente no refleja ninguna porción del ritual en torno a los fallecidos, a quienes la tradición, durante el velorio y el entierro, jamás ha incluido colocar una flor cerca de esa porción del cuerpo. Era parte de su contribución a la obvia irreverencia que caracterizaba al vanguardismo de sus compañeros artistas, y no tendría hoy mérito alguno que un poetastro, pretendiendo dárselas de vanguardista, incorporase a uno de sus versos una línea como “El tulipán entre las nalgas del occiso”, o “La orquídea en el pene del difunto”.  Plagio Mondo y lirondo. 

Hasta el siglo 19 hubo un monopolio del tema religioso, que prevalecía en pinturas, tallas y esculturas. Fue difícil y gradual la aceptación de otros temas, lo “clásico” imperaba, rechazando lo que no fuese de elaboración e imagen ortodoxa. Las corrientes modernistas que proponían nuevos enfoques eran repudiadas (se dice que, en vida, Van Gogh sólo vendió un cuadro), pero paulatinamente las nuevas tendencias encontraron sus espacios y su público. Desde los años 80 del siglo 20 las grandes empresas dedican parte de sus capitales al patrocinio de las artes, museos y galerías se benefician de esos importantes aportes que, en los casos de petroleras, tabacaleras, farmacéuticas, buscaban mejorar sus imágenes, ocultando lo contaminante y lo poco ético, tras la fachada de mecenas de exposiciones de  artistas plásticos o escritores. En este siglo 21 aparece “lo políticamente correcto” que con su demagogia sostiene que nada es feo y todo es meritorio, tras lo cual todo tipo de engañifas es posible en torno al arte y la dimensión que conjuga la estética, el talento y la creatividad, dando lugar a los contrabandos de basura etiquetada como arte. Su más vergonzosa expresión ocurrió hace pocos años, cuando premiaron en una Bienal de Venecia la vulgar invasión en Caracas de un moderno rascacielos terminado en un 80%, por un centenar de marginales que ranchificaron la estructura, afeando el entorno, anulando las inversiones y aumentando la inseguridad del sector. Premiar como “muestra de creatividad artística popular” una expresión de barbarie, sólo aplaudida por los energúmenos del régimen militar, represivo y corrupto,  que auspició esa salvajada, evidencia el grado de degeneración de una porción del esquema encargado de seleccionar, organizar y ofrecer una parte de las obras que deben representar al arte contemporáneo.  

Esta descarada tendencia de ciertas galerías y museos, de presentar contrabandos, basura carente de talento, originalidad, calidad, termina pareciéndose a esas Catas a ciegas, en las que los expertos eligen como el mejor vino, al más barato y desconocido de la muestra seleccionada. Lo que Natura non da, Salamanca non lo presta, aunque algunos galeristas y curadores se presten para redondear la estafa de equiparar la infinita calidad y hermosura del legado artístico acumulado durante milenios, con la fealdad y absoluta falta de talento de “obras” deleznables, perpetradas con la terrible y descarada intención de integrarlas al muy valioso bagaje que heredamos de la élite de genios que produjeron obras de arte que no admiten dudas sobre su calidad y trascendencia. Ya basta de burlarse del arte y del buen público, con las excrecencias de mediocres sin talento artístico ni escrúpulos, ocupando los espacios de museos y galerías donde esas “horripilantiqueces” ni siquiera engañan a una niña de seis años con mínimas nociones de belleza.



banana con tape,
horripilantiquez de Cattelan.