Okey EEUU,
Okey Testaferros, Okey Guaidó.
Edgard J. González.-
1. Tengo entendido, por lo que
leí hace muchos años, que la expresión Okey,
escrita con una O y una K, deriva de la guerra
civil en EEUU del siglo 19, cuando los estados del norte se enfrentaron a
los del sur, esencialmente por abolir la
esclavitud (que era factor esencial de la economía sureña), Por la
costumbre de informar en cada campamento o cuartel general de tropas, del saldo mortal de cada día, colocaban a
la vista de todos el número de bajas ocurridas, indicando por ejemplo 12
killed, 9 killed, 17 killed, término que en inglés significa “matados”, que por abreviar se limitó a
la simple inicial K, de modo que los
días en que no tenían “casualties” se indicaban con un cero y la K, 0K, de lo que deriva el OKEY usado en el mundo
entero, substituyendo el cero por la letra O (si hubieran puesto “muertos” habría sido DEAD, y la
expresión derivada sería OD). Ese “cero killed” abreviado como OK
-okey- representaba una gran
satisfacción para toda la tropa involucrada, pues no sufrieron muertes ese
día, y terminada la cruel guerra, la
expresión siguió utilizándose para referir situaciones, eventos,
experiencias en que prevalecía la eficiencia, la alegría, la excelencia, el desarrollo y resultado positivos de lo
realizado.
2. Circuló por las redes una
información sobre el grave siniestro, la noche del jueves 19 de diciembre, de un avión
Beechcraft 100 King Air, siglas YV1104, procedente del estado Bolívar,
Guayana venezolana, cuyos 9 ocupantes
habrían perecido, a poca distancia de un aeropuerto privado en el estado
Miranda, vecino de la capital Caracas. Ese suceso, con sólo la cifra de
víctimas, tiene dimensiones que en
cualquier país del planeta lo llevarían a ocupar las primeras planas de los
noticieros en TV, diarios impresos y digitales pero, por el contrario,
sobre él se ha puesto un velo de
misterio, que motiva al más indiferente a preguntarse las razones para que
un hecho de esas características (y los detalles que asocian a dos de los fallecidos con importantes negocios de la
administración pública nacional -Gerencia del Hotel Humboldt en lo alto del
cerro del Ávila, y presunto turismo de cinco estrellas en el archipiélago de
Los Roques- y condición de testaferros
de personeros muy vinculados al régimen
militarizado y usurpador que encabeza el cucuteño Maduro), haya sido puesto
bajo la alfombra, buscando que pase
desapercibido, o que no se indague más respecto de esos específicos
ocupantes del avión siniestrado, ni las causas del siniestro, ni la presumible
y valiosa carga que transportaba, considerando que provenía de un espacio donde se destruye a mansalva el entorno, se
cometen brutales ecocidios, apoyados en la impunidad que le otorga a diversas
bandas la potestad de actuar de manera irresponsable con el ambiente, a fin de
producir la máxima cantidad de ORO, para el exclusivo beneficio de los más altos jerarcas -civiles y militares-
del régimen que mantiene secuestrada a Venezuela, su institucionalidad, su
democracia, e impide que la prosperidad alcance a la mayoría.
En este trágico suceso, cuyo saldo sería 9K, fallecieron el piloto Héctor
Alemán CIV 7839087, Mariano Díaz CIV 9622824, Alejandro Suegart CIV 1247991, Marielbys
Contreras CIV 2509068, Ana Fois CIV 20589607, Daisy Colina CIV 7495442, Rafael
Araujo CIV 17928597, Humberto Vivanco CIV
12699169, y un noveno pasajero, presuntamente Rafael Aristigueta, cuya cédula
no aparece reseñada. Pero a Díaz y
Suegart, además de conectarlos con los manejos del Hotel Humboldt y Los Roques,
los vinculan en calidad de testaferros de Maikel Moreno, Raúl Gorrín, y los hijos
de Diosdado Cabello. Moreno, Gorrín y Cabello están en la larga lista de
sancionados por EEUU y la Unión Europea, por blanqueo de capitales de procedencia ilícita y delitos de Lesa
Humanidad, de manera que al siniestro en sí, se suman nexos con actividades
criminales, a pesar de lo cual la
noticia mantiene un bajísimo perfil, y es obvio el interés de la Nomenklatura
que usurpa el poder, de ocultar cuanto pueda e impedir que se investigue a
fondo este caso, nada ordinario (además del problema extra para recuperar los dineros que están a nombre de los testaferros).
3. El 5 de enero del 2020 en el
Poder Legislativo la AN, el único poder
legítimo en territorio venezolano, debe decidirse si en la Presidencia de
la Asamblea Nacional (y por ello mismo, en la Presidencia -Encargada- de la
Nación) permanece Juan Gerardo Guaidó
Márquez, reelecto, o escogen otro diputado para asumir los dos cargos. Contra
Guaidó, tanto desde el diverso bando del
oficialismo como desde el bando de la porción gelatinosa colaboracionista (Henry
Falsón, Bertucci, Claudio Fermín, Enrique Ochoa Antich, Eduardo Fernández,
Timoteo Zambrano, Gustavo Mujica), y los guerreros del teclado, los radicales
que disparan desde la comodidad del anonimato, bizarro conjunto que funciona como
mazo adicional para debilitar el esquema de la genuina oposición [Cese de la Usurpación, Elecciones
transparentes, Gobierno de Transición], han implementado una permanente campaña de descrédito y agresiones, que
incluye el arbitrario encarcelamiento y forzados exilios de diputados y
dirigentes comprometidos con ese esquema de tres fases, además de la descarada
campaña por difamar a Guaidó,
responsabilizándolo por los presuntos
desvíos de dineros, procedentes de donaciones internacionales, destinados a
ayudar a los migrantes venezolanos en la difícil
diáspora a que los ha forzado la enorme crisis que azota al país, a su vez
producto de la sistemática destrucción
-por parte del castrochavismo desde febrero del 99- de la economía, la moneda, la institucionalidad, la convivencia, y la
calidad de los servicios públicos. Sin mostrar pruebas que respalden esas
acusaciones, mucho menos la improbable
participación de Guaidó en el manejo directo de esas donaciones (funciones
que no le corresponden a un Presidente Encargado), los rumores -tercamente
repetidos- han sembrado dudas en una
porción de la población, que interpretó erróneamente que este complicado
conflicto se resolvería en pocas semanas (el
inmediatismo es uno de los defectos más intensos del venezolano promedio) y
se desesperó al ver transcurrir el año 2019 con el agente castrista Maduro
todavía aferrado al poder, y aparentando
tener fortaleza y apoyo popular, ambos reducidos a su mínimo histórico; Un
conjunto de grupos armados (alta
oficialidad de las FFAA comprometida en negocios turbios, narcotráfico,
contrabando de gasolina, explotación sin Contraloría ni respeto ambiental del
espacio que abarca el Arco Minero, blanqueo de capitales, etc,
inconstitucionales milicias, colectivos de lumpen armado, facciones de las
FARC, ELN, Hezbolá), y muchedumbres
sometidas por las carencias más primitivas, a las que controlan
distribuyéndoles las insuficientes limosnas
del CLAP, y los “bonos de la patria”. Sumando los grupos armados y los
desarrapados controlados con las migajas alimenticias, son una MINORÍA que no llega al 20% (lo que les ha obligado a
cometer exagerado FRAUDE para “elegir”
la ilegítima y totalmente roja azamvlea prostituyente en el 2017, y “reelegir”
al cucuteño en mayo del 2018. Con esa realidad en contra jamás permitirán
un proceso electivo libre, honesto, transparente, que incluya a los millones de
venezolanos en el exterior).
Aplicando la mínima
lógica, el escaso sentido común que le quede al individuo promedio, tan
dado a la impulsividad, a dejarse influenciar
por rumores e incongruencias, cualquiera puede inferir que si el régimen
está esforzándose por evitar que Guaidó sea reelecto (y para ello han llegado
al extremo de ofrecer alto$ soborno$ a algunos diputados, buscando evitar que
tenga suficiente respaldo la opción de la valiosísima continuidad de la gestión
actual, que convocó el respaldo de 60
países, con EEUU, Canadá, Japón, Australia, las 28 naciones de la poderosa
Unión Europea), resulta obvio que las
gestiones que hizo Guaidó durante el 2019 han sido fructíferas (dejando a
un lado el inmediatismo), y que el régimen sabe que habrá más eficiencia y efectividad en una gestión que no se interrumpa
ni genere cambios burocráticos, lo que garantiza el mantenimiento y la
profundización de las sanciones internacionales contra los jerarcas de la
usurpación (que deberían ir acompañadas por fuertes sanciones a Cuba, la casa matriz de la subversión neoestalinista, eliminar
los privilegios que el celestino Obama le concedió a la dictadura de Raúl
Pamela Castro, sin exigir medidas democratizantes, en beneficio de una salida
al estancamiento, parasitismo y
represión que rigen en la isla cárcel).
Maduro y sus cómplices están conscientes de que, si pudieran intoxicar la AN (a la que
enviaron a su minoría de diputados rojos, aunque desde el 2016 le inventaron una condición de “desacato”
surgida de las interminables arbitrariedades
del tribunal supremo, presidido por un ex convicto, que interpreta las
leyes siempre en beneficio del régimen, violando lo esencial de la
administración de Justicia), aprobando la opción de no reelegir a Guaidó, eso
sería contraproducente para la genuina Oposición. Equivaldría a comenzar de cero otra vez, perdiéndose la
continuidad de muchos de los logros del primer año de Guaidó, y corriendo el riesgo de que -por
politiquería tradicional- resulte electo alguien tan estéril y buchiplumoso como el Ramos Allup que desperdició el 2016
promoviéndose a sí mismo, sin dar pasos de avance reales y eficientes, como los
que sin duda se dieron en este 2019. No habrían enviado a sus fichas de regreso
a la “AN en desacato”, ni habrían ofrecido $oborno$, de no constarles que la reelección de Guaidó fortalece al
proyecto opositor, y hará que la comunidad internacional aumente sus esfuerzos
(y sanciones) contra el destructivo sucialismodelsiglo21, que no puede
tener un final feliz, si recordamos los colapsos de sus predecesores, la URSS y
sus satélites, 1989 a 1991. El saldo de
trayectorias políticas malbaratadas es bajo, quizás 7K u 8K, la mayoría de los diputados opositores permanece fiel a los principios que nos
comprometen a todos a rescatar el país. La continuidad opositora sentencia a muerte a la continuidad del
flagelo comunistoide, corrupto y represivo que secuestró al país.
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