Fútbol, mundiales y anacronismos
Me encanta el fútbol, a mi nieto mucho más (además de que lo practica, dos veces por semana con niños de su edad y con entrenadores, a diario conmigo, preferiblemente en la sala, donde juego sentado, para mi comodidad y su ventaja). Durante el reciente Mundial de fútbol en Rusia, disfrutando de las transmisiones por TV en vivo y directo, a menudo preguntaba por cuestiones que le inquietaban, una de ellas la razón por la que algunos equipos ocupan los primeros puestos año tras año. Le explico que mantienen su hegemonía aquellas selecciones de países en los cuales el deporte del balompié ha sido el preferido por la mayoría durante generaciones, lo que desde muy jóvenes los vincula en mayor proporción a ese deporte, no sólo como fanáticos (en el buen sentido del término) pendientes de la dinámica futbolística nacional e internacional, sino como practicantes que se dedican con regularidad a jugar fútbol, lo que convierte a esos países en enormes canteras humanas, de las cuales van a emerger en mayores cantidades los mejor dotados, para conformar muchos equipos en ligas infantiles, juveniles y de adultos, aficionados o profesionales. Aquellos países que tienen preferencia por otros deportes, como el ciclismo, beisbol, basketball, volibol, tennis de mesa o de cancha, el cricket, el rugby, obviamente tienen menos gente interesada en el fútbol, y por ende menos candidatos potenciales para entrenarse y llegar al nivel de excelencia que se necesita para ser parte de un equipo y eventualmente de una selección nacional. Los países que más figuran en las primeras posiciones de los campeonatos regionales o mundiales son aquellos en los que el fútbol tiene más tradición e inversión, y convoca más seguidores.
Lo que más me gusta de un mundial, es que reúna a 32 países que representan lo mejor del momento, luego de previas competencias entre los 211 miembros de la FIFA, y que esos 32 se enfrenten en un estadio, en condiciones de igualdad, superando las estrategias del adversario, sus propias debilidades y el cansancio acumulado, en un marco estrictamente deportivo, en el que todos los participantes pueden y deben sentirse orgullosos de haber logrado su cupo en este significativo encuentro de la humanidad internacional, que debería servir de referencia para la solución de las diferencias y conflictos intra e internacionales, de larga duración y trágicos saldos, necesitados de absoluto respeto a las normas, buen arbitraje y la gradual complementación para alcanzar sentencias más justas, lo que en el fútbol se logra, a partir de este año con el uso del VAR, y los cambios que se implementen en el futuro para perfeccionar ésta sana actividad.
Durante los anteriores mundiales –Suráfrica 2010, Brasil 2014– expresé críticas y propuestas que mantienen su vigencia (“Purismo y patrioterismos en el deporte”, “Mundial Brasil: Carencias, cambios imprescindibles”: recomendaría la lectura de ambos, sus enlaces al final). Nos complace que se haya hecho realidad el sistema de revisión de momentos complicados, en los cuales lo que el árbitro percibió desde su único y fugaz enfoque, que puede ser errado, es inspeccionado por personal auxiliar, en las repeticiones de diversas tomas, desde distintos ángulos y en cámara lenta, todo al alcance del árbitro principal en una pantalla, a metros del campo en que compiten los dos equipos. La revisión permite confirmar o corregir la sentencia arbitral, con evidencias audiovisuales que todos podemos ver y entender. El Video de Asistencia al Réferi es un avance para garantizar la justicia en las decisiones arbitrales (será gradualmente incorporado en otros deportes), pero todavía se mantienen lastres del pasado que deben ser erradicados, para beneficio del deporte y de la fanaticada.
Uno de esos defectos que permanecen como zombies, es el estilo obsoleto de narrar por TV. Copio mi punto de vista del 2014: “observamos aun en la TV de nuestros días el vicio de la narración con estilo radial. En menor grado en Noticias y Entrevistas, mayormente en Deportes, los narradores incurren en la falla de hablar ininterrumpídamente, lo cual es imprescindible en Radio, pero molesto y superfluo en TV, donde las imágenes y los sonidos emitidos son la parte esencial en los eventos transmitidos, y la narración debe limitarse a complementar lo que no sea explícito en las imágenes y sonidos originales”. Perifoneadores que reportan lo que ocurre en la cancha como si no lo estuvieran transmitiendo por televisión -al momento de suceder y con imagen a color-, incurriendo en innecesarias descripciones y redundancias, así como adulteraciones del idioma, en irresponsable afán de parecer creativos, cuando en realidad irrespetan al Castellano introduciendo términos inexistentes e innecesarios, dada la riqueza del lenguaje que nos legó España y rige en la amplia Hispanoamérica; “Saltabilidad, resultadistas”, son dos ejemplos de la constante deformación del idioma perpetrada por los ingeniosos del micrófono que corrompen a las audiencias. Decir “faltan 29 minutos casi 30” además de incoherente sobra, pues es un dato que aparece arriba a la izquierda en la pantalla, junto al número de goles y las iniciales de cada equipo, durante los 90 minutos de cada partido.
Las incongruencias y superficialidades abundan en las expresiones de los narradores: “Lo veo un poquito muy adelantado. Yo veo cambios, pueden darse en cualquier momento. Al jugador lo dejan porque es un tiro al blanco. Esta situación puede cambiar de un momento a otro. Saben el significado de uno y lo representativo del otro”. En lugar de llamar al pan pan y al vino vino, buscan falsa originalidad: “Otra pelota avanza a la cabaña de Courtois”, ¿es incorrecto portería o arco?. “Este jugador de apenas 27 años”, ¿apenas? ¿cuál término escogen para los de 22 o 18?. Llaman “etapa de complemento” a la segunda mitad del encuentro, pautado a 90 minutos, con receso a los 45. Complementarios serían los dos segmentos de 15’ o la opción de los tiros penales, cuando hay empate a los 90’ y es imprescindible desempatar. Narración alejada de lo deportivo, viciada por el afán de notoriedad, deformando el lenguaje, reduciendo la información precisa y útil.
Que un futbolista profesional, seleccionado por su dominio de la pelota, remunerado a niveles millonarios, en dólares o euros, falle un penal, lo justifican “por su nerviosismo”. ¿Justificarían al cirujano que fallara en una operación a cráneo o corazón abierto, alegando nervios porque el paciente es un personaje famoso, y medio planeta está pendiente del resultado?. En ese constante afán por complacer a las audiencias más primitivas, incurren en chabacanería “Por ahora el duelo se lo está ganando el hombre de menos cabello” (DT más calvo), y aldeanismo “recibimos saludos de Luis en Guadalajara, de Alberto en Medellín, de Rafa en Cumaná, de Lucho en Montevideo”. El populismo invade los territorios del deporte. También “lo políticamente correcto”: FIFA exige a televisoras que no enfoquen a mujeres atractivas. ¿Van a mostrar sólo a las feas? Los televidentes heterosexuales disfrutan la belleza femenina ¿puede traumatizarnos ver mujeres hermosas que además comparten la afición por el fútbol? ¿Exigirán que el Tour de France incluya en sus rutas algún vertedero de basura o pueblito abandonado, para no indigestarnos con esa profusión de hermosos paisajes rurales y urbanos, que demuestran la diferencia entre el primer mundo y los países bananeros?
Van a ocultar la belleza femenina, porque evidencia que existe su contraparte, la fealdad femenina. Empeñados en negar la fealdad, la gordura, las estaturas extremas (enanos-gigantes), las deformidades o enfermedades y defectos discapacitantes (todos son “especiales”), vetan que por TV nos obsequien imágenes de mujeres excepcionalmente hermosas, para que vayamos incorporando el concepto de la igualdad absoluta, que no tolera diferenciaciones que -por contraste- evidencien que hay mujeres feas y horribles, como personas antipáticas, o nulidades que pretenden pasar por artistas talentosos, o gobernantes criminales, sin los cuales el mundo estaría mejor. Los abusadores que se sobrepasan con una chica (reportera o simple asistente) deben ser detenidos, juzgados y sentenciados, aplicar la ley donde corresponde. Respeten y asuman las diferencias, la Igualdad absoluta no existe, es antinatural y antisocial.
El equipo de Croacia fue la revelación, ganó el subcampeonato y la admiración de la mayoría. Un país que fue parte de Yugoeslavia hasta 1991, 55.594 Km2, población 4.3 M, tiene más de mil islas. Desde 2013 es el 28º miembro de la Unión Europea, la corbata como prenda de vestir tuvo su inicio en Croacia. De los 23 miembros del equipo 15 tienen apellidos terminados en C acentuada, otros 6 apellidos llevan una C, S o Z con distinto acento [ejemplos: Luka Modrić, Mario Mandžukić, Vedran Ćorluka, Ivan Rakitić, Ivan Perisić, Danijel Subašić, Mateo Kovačić].
El seleccionado de Raúl Castro, Maduro (summa cum laude en quitar ceros y multiplicar la hiperinflación), y el dotol Silva (el genio que propone pagar el salario con una caja clap y hacer trueque en todas las transacciones), en alarde de charlatanería y demagogia atribuyen a África el triunfo en el Mundial de Rusia, porque el equipo francés tiene algunos jugadores negros (como muchos equipos europeos, por los vínculos y las mayores facilidades para emigrar, a los nativos de sus ex colonias). Croacia, nación que apenas ha participado en 5 mundiales, sin un negro en su equipo, logró el 2º lugar. La selección de Sur Corea es étnicamente homogénea, tampoco tiene africanos, es su 10º mundial y tuvo excelente participación. Si, según los castrolacayos Francia ganó por incluir algunos negros; ¿Por qué la Vinotinto nunca ha logrado estar en un Mundial, ni siquiera ha ganado una Copa América? ¿Han sido siempre sus integrantes todos rubios? ¿No hubo aporte africano en el mestizaje que por siglos ocurrió en Venezuela? ¿Por qué no ganan los primeros lugares los equipos africanos, integrados en su totalidad por jugadores negros? Extrapolando; Los países africanos son independientes desde los años 60 ¿Por qué se mantienen en el atraso, la miseria, y buscando migrar hacia Europa?
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