¿Y quién le pone los ganchos a Maduro?
Publicado originalmente el 8 de febrero, 2015, en Analítica y ND.-
Goebbels, el experto en manipulación de masas del régimen Nazi, sostenía que el discurso debía ser breve y fácil de entender, ajustado al menos inteligente de la audiencia, también repetitivo de ideas básicas, fáciles de asumir y seguir por la masa. El Neopopulismo copia esa propuesta y permanentemente complace a la turbamulta, con párrafos superficiales que sean reiterativos de unas pocas consignas que sirven de tinglado ideológico, “nosotros somos el pueblo y la patria (quien se oponga no es parte del pueblo y es apátrida), nos debemos a los pobres (ser rico es malo), todo lo negativo ha sido producido por los enemigos (la Oligarquía, la Burguesía, la Ultra Derecha, los Fascistas, el Imperio -de los EEUU exclusivamente, a todos los otros imperios sí los apoyan, son buenos-).
La farsa chavista, hipotecada al estalinismo castrista, tiene otras sub-tramas con sus respectivas ramificaciones, y durante 16 años ha estado atribuyendo todas las fallas, los excesos, las incoherencias, las contradicciones y los crímenes, a presuntas Guerras, hay una para cada sector: Mediática, Económica, Bacteriológica, y en cada conflagración incorporan elementos abiertamente inverosímiles (como la iguana que es experta en producir fallas de plantas generadoras de electricidad, lagartos responsables por los cientos de apagones que han afectado al país por varios años. A Marte lo secó el capitalismo, según el Charlatán Eterno, quien también afirmó que los EEUU provocaron el terremoto que asoló a Haití hace 5 años).
Pero, mientras en la mayoría de los países del orbe, los gobernantes se esmeran por pulir sus palabras para expresarse de la manera más elegante, pertinente, correcta en el uso del idioma y respetuosa con la potencial audiencia en su totalidad y diversidad (Lincoln y Churchill fueron brillantes oradores, que se destacaron por la extraordinaria calidad de sus discursos), nuestros dirigentes y funcionarios rojos rojitos compiten entre sí, a ver cuál incluye en su declaración las mayores torpezas o los más insólitos insultos, al tratar de mantener el fanatismo de sus cada vez más menguantes seguidores. Aplican los preceptos goebbelianos, y en sus puntos de vista, propuestas, presuntas denuncias, supuesta rendición de cuentas, incrustan términos con los cuales deliberadamente buscan complacer el morbo de la masa en cuya conformación destacan el resentimiento y la ignorancia, dos ingredientes que pueden resultar explosivos en manos de demagogos eficientes, como lo demostraron Adolfo Hitler, Benito Mussolini, Josif Stalin, Mao Tse Dong, Idi Amín Dada, Juan Domingo Perón, Pol Pot, Muhamar Ghadaffi, Fidel Castro Ruz y Hugo Chávez. Tienen el común denominador de haber estimulado las divergencias, sembrado odios, adulterado la historia para adaptarla a sus enfoques -más que partidistas, personales, el partido era moldeado para que se adaptara a sus caprichos y visiones individualistas-, y a la larga, dejaron un “legado” de estancamiento, crímenes, corrupción y fanatismo inescrupuloso, que genera enfrentamientos luego de haber salido de la escena esos “líderes” negativos, que castraron a buena parte de su generación y las siguientes.
En el primer mundo, los políticos en general buscan lograr la satisfacción de las necesidades y la resolución de los problemas primordiales, tratando de beneficiar a la mayor cantidad de individuos posible, sin que medie discriminación partidista (donde existe Servicio de Salud Público, por ejemplo, la prestación de esa ayuda costeada con dineros del Estado llega a todos los que la requieran, sin exigencia de carnet o respaldo político. Las estaciones de radio y televisión del estado reflejan en su programación los puntos de vista e intereses de todos, no exclusivamente los del partido de gobierno. En el Poder Legislativo se respeta a los representantes de las minorías, los opositores tienen igual participación en la elaboración y discusión de las propuestas, en las investigaciones, en todas las actividades que correspondan a los miembros del Congreso. En el tercer mundo, y en especial en los regímenes autoritarios, esencialmente se busca la identificación de cada individuo con el régimen y su esquema de funcionamiento, convertir a los simpatizantes en fanáticos acríticos, comprometer a cada seguidor con los objetivos de la Nomenklatura, aunque sus ejecutorias produzcan resultados desastrosos (“Con hambre y sin empleo, con Chávez me resteo”), llevando ese obvio masoquismo al extremo de que rindan culto al hombre fuerte (Führer, Duce, Padrecito, Caudillo, Comandante), de lo cual se genera un vasallaje ciego, que reporta más impunidad al gran jefe y su pandilla (hasta que se conocen sus excesos y se convierten en inconvenientes, relegados a una gaveta de la historia, que pocos desean abrir y escudriñar).
En Venezuela tuvimos dos obvias y pesadas dictaduras, con alto ingrediente militar y corrupto, la de Juan Vicente Gómez (nov. 1908 a dic. 1935, erradicó las montoneras y el país ingresó al siglo 20 y a la monoproducción petrolera) y la de Marcos Pérez Jiménez (nov. 1950-ene 1958, inició la infraestructura vial y de viviendas a gran escala), pero ambos déspotas se caracterizaron, en materia de discursos, por ser más bien parcos, comedidos, se asesoraban para elaborar sus breves mensajes, que eran poco frecuentes y muy precisos (es lo usual en estadistas del primer mundo, que tienen a su servicio a profesionales que elaboran sus disertaciones, evitando las redundancias, las imprecisiones, las torpezas y las ofensas, tratando de que sean bien recibidos por toda la audiencia).
Los presidentes de la era democrática (feb. 1959-feb 1999, gradualmente se fue construyendo la praxis democrática, aumentando los índices cuantitativos y cualitativos de la Educación a todos los niveles), tuvieron forzosamente más participación comunicacional, en virtud de los avances tecnológicos que mejoraron y ampliaron los alcances de la radio y la prensa escrita, preexistentes, y han ido introduciendo otros medios, como la televisión (primero en blanco y negro 1952, a color desde 1980, las transmisiones en vivo y directo vía satélite, la opción de grabar imágenes y sonidos). Pero la facilidad de palabra era un requisito sine qua non para ocupar una posición destacada entre los líderes políticos, y fueron tribunos extraordinarios Villalba, Betancourt, Caldera, aunque lo esencial era la dimensión de las obras realizadas, la correspondencia entre lo ofrecido y lo cumplido, por ello AD y COPEI, aunque con líderes menos dotados en el arte del discurso ante las masas, mantuvieron la hegemonía hasta que la degradación de la dirigencia y el desgaste de sus maquinarias partidistas, permitió en primer lugar la aberración de destituir a CAP y sobreseer a la secta militar que produjo dos golpes sangrientos pretendiendo derrocar a su gobierno legítimo (no sostengo que perfecto e incuestionable, yo -como miles- era opositor), y en segundo lugar, elevar a la presidencia de la República al jefe de aquellos felones, que han resultado ser peores -en todos los sentidos- que sus antecesores en la gerencia del país.
Con Chávez (feb. 1999-dic 2012) y su sucesor designado a dedo, Maduro (toma decisiones desde que Chávez se fue a Cuba, el 8 de diciembre del 2012, mientras probablemente estaba muerto desde finales de ese mes hasta que oficialmente anuncian su “muerte” en Caracas, el 5 de marzo del 2013). En abril es proclamado ganador de unas elecciones cuestionadas (no se hizo la revisión de cuadernos formalmente solicitada, y es obvia su relación de súbdito del régimen dictatorial comunista de Cuba), se invierte la fórmula, más discursos y menos obras, inundando permanentemente al país con las consignas y mentiras del oficialismo, que arrecian a medida que la labor sistemática de destrucción del país ocurre (la economía, las instituciones, las libertades, haciendo énfasis en la de expresión, a partir de la hegemonía comunicacional, que mantiene un control cuasi monopólico de los medios, y hostiga con amenazas, multas, castigos y otros mecanismos, a los pocos medios independientes que quedan).
Venezuela ha retrocedido en estos 16 años de castrochavismo, tenemos alta inseguridad (25.000 asesinatos anuales, Poder Judicial abocado a la persecución de la disidencia, dejando impunes a los delincuentes comunes y a los corruptos de cuello blanco o más bien rojo), 60% de Inflación, graves escasez y desabastecimiento, drástica reducción de la producción agroindustrial propia y su consecuencia en creciente dependencia de importaciones, para las cuales con la caída de los precios petroleros ahora no hay suficientes reservas -tampoco para pagar la deuda externa y el gasto corriente-. Pero además de un exceso de discursos, y el antidemocrático uso de las cadenas por radio y TV, los niveles se han rebajado a la categoría del habla chabacana del lumpen (que en definitiva, siempre ha sido el target primordial de este régimen, en virtud de su elevada y creciente cantidad, al mantener su número en aumento -a pesar de la cacareada y falsa disminución de los índices de pobreza extrema- se garantizan una inagotable fuente de pordioseros que se satisfacen con dádivas, una masa a la que mantienen en el parasitismo más enfermizo, para asegurarse su respaldo, dado el bajo nivel de sus expectativas y la facilidad con la que se les puede manipular).
La constante descalificación del contrario forma parte de la degradación del discurso: lacayos de la CIA, pitiyanquis, majunches, escuálidos, apátridas, son términos que persiguen ofender a quien se les opone. La ultraderecha, oligarcas, burgueses, vocablos que buscan deformar la realidad, para crear dos bandos absolutamente contrarios y enfrentados, que en la realidad no existen, pues oligarquía y burguesía refieren conglomerados más bien reducidos, y la oposición ya es mayoría, millones que sería imposible insertar dentro de lo que representan esos dos términos, y el grueso está en la centro-izquierda. Pero el chavismo secuestra para sí la condición de izquierda, e infantilmente ubica a los demás en la derecha. En verdad, tanto en su ideología como en su acción, el chavismo pertenece a la ultraizquierda y ha mostrado rasgos de innegable fascismo (tienen más similaridades con la ultraderecha, de la que en teoría pretenden diferenciarse), y mantienen una hipoteca con todas las variantes del estalinismo que en el mundo han tenido el control temporal de algún espacio. La casa matriz se derrumbó en 1991, la URSS que todos los ñángaras añoran, hizo implosión por la acumulación de corruptelas, contradicciones y torpezas de su criminal existencia de 74 años.
Otras expresiones del léxico dirigencial son propias del estamento social cuya identificación buscan: “Esta noche te doy lo tuyo, su victoria de mierda, métanselo por el… paltó”, son algo inconcebible en un discurso que intente lograr el respeto por las ideas propuestas (jamás las habrían usado los políticos anteriores), pero “París bien vale una misa” y si descendiendo a los arrabales y prostituyendo el idioma castellano, se garantizan la identificación de la plebe y con ello su respaldo incondicional, porque se sienten reflejados en su hablar y en su proceder, arbitrario y marginal, Chávez, Maduro y todos los de su Nomenklatura degradan el lenguaje y actúan como el arquetipo que ellos tienen del venezolano humilde, y con ese proceder insultan a un gran número de los más necesitados, que no por ello carecen de ciudadanía.
De los insoportables circunloquios y barbaridades del Charlatán Eterno, que incluyeron frases que estimulaban la comisión de delitos, como aquel “Yo también robaría”, en el afán de usar los modos del carismático caudillo que había castrado a la legítima sucesión y se les murió (en eso su prepotencia compite con la de Caldera, “Después de mí el Diluvio”), tenemos a Maduro y su círculo (Diosdado, Jaua, Iris, Aristóbulo, etc.), esforzándose por imitar al occiso. De allí las usuales guapetonerías del Capo de El Furrial (vencedor en los combates cuerpo a cuerpo que promovió en la sede de la AN), sustituto de Mario Silva y su cloaca en VTV, los arranques del encapuchado de los jueves en la UCV frente a Plaza Venezuela, egresado de Hogwarts en la promoción anterior a la de Harry Potter -por eso la invisibilidad de su revólver 38 cañón corto fue total en la revisión de Maiquetía, pero se dañó al aterrizar en Brasil-, y la dialéctica barata del resto de segundones, que ni siquiera se ponen de acuerdo para justificar sus abusos y dan distintas versiones de la represión, de la inseguridad, de las colas, de la soberanía sometida a las necesidades de la dictadura castrista.
Maduro ha usado términos cubanoides, "pelucones y mariconsones", a sabiendas de que complace al malandraje, acostumbrado también a insultar y vejar sin miramientos. Llegó al extremo de llamar asesino a Uribe, vagos, desestabilizadores y patrocinados por el narcotráfico, a Piñera, Pastrana y Calderón, cuatro ex presidentes de países latinoamericanos, merecedores de respeto, insultados gratuita y alevósamente, para satisfacción de la masa ignorante y resentida que se solaza con esos aspavientos y excesos verbales, sobre todo porque saben que no hay forma de obligarlos a cumplir las leyes y compensar por los agravios cometidos.
Es un estado forajido, con el que se identifican todos los que suelen violar el marco legal o les tiene sin cuidado que el régimen lo viole, siempre que sea para beneficiar a sus seguidores. Remata su faena anunciando que “le pusieron los ganchos” a los directivos de la cadena Farmatodo, la etimología proviene del mundo delincuencial, así se refieren los antisociales a las esposas con las que los maniatan al ser detenidos por funcionarios policiales. Pero esa insolencia y grave irrespeto para con empresarios a quienes tratan como a criminales, acusados de “boicotear y desestabilizar la economía”, mientras el grueso de su clientela reconoce que Farmatodo presta un servicio eficiente y muy valioso, contrasta con el lenguaje amable y maquillador que usan para referirse a los que ya han sido juzgados y sentenciados por haber cometido graves delitos como atracos, asesinatos, secuestros, a quienes en el resto del planeta llaman presos, presidiarios, reos, pero en el argot demagógico, doblemoralista y celestino del régimen denominan “privados de libertad”, lo cual conlleva una obvia intención de minimizar sus culpas y darles un cariz de víctimas, siempre subyacente en la óptica marxistoide, que prejuzga como malhechores a los que estudian y trabajan, y los ociosos que delinquen son “resultantes de la explotación de los poderosos sobre los débiles”. El chavismo maltrata e insulta a quienes levantan una red comercial eficiente, útil y próspera, como Farmatodo, Día a Día y Agroisleña, pero promueve y condecora a quienes las invaden, las desvalijan y las arruinan.
Que algunas cajas no estén activas se interpreta como “acción de sabotaje contra el pueblo”, sin considerar que la inamovilidad laboral y los obtusos horarios que el régimen impone a las empresas, impiden que estas funcionen al ciento por ciento, y que en las empresas administradas por el régimen también hay inmensas colas (aunque las escondan en el sótano) y pronunciada escasez. Pero simultáneamente a este rasgarse las vestiduras de los fariseos rojos, mantienen “todas las cajas cerradas” durante varias semanas, a comienzo de año, en el mecanismo que autoriza los cupos CADIVI de 300 dólares para compras por internet. No son dólares que el régimen nos regala, sino que cada venezolano paga de su dinero -en bolívares al cambio que esté vigente- y en teoría debería funcionar desde el primer día del año, pues es un cupo anual. Pero en la práctica, durante enero y parte de febrero el régimen acapara los dólares, los esconde (no es posible acceder a ellos a través del mecanismo habitual de la tarjeta de crédito autorizada e internet), ninguna caja (banco) está activa, y ese tiempo lo utiliza el régimen para re-etiquetar el producto (devaluar nuestra moneda), produciéndose una especulación que redunda en perjuicio de los cientos de miles de usuarios.
Por conductas presuntamente similares a esa, el régimen ha acusado a cientos de empresarios, a quienes arbitrariamente les ha “puesto los ganchos”, y los ha sometido a procedimientos humillantes e injustificados. Pero cuando es el régimen el que acapara, re-etiqueta y especula, ningún funcionario es acusado y castigado, no le ponen los ganchos a nadie. Una propaganda del oficialismo presenta una conversación entre dos mujeres, una calcula en BsF 10 el costo de cada empanada que ellas producen, pero la otra dice que se deben vender a BsF 2. La voz del locutor entonces señala que producir un litro de gasolina cuesta 35 veces más que su precio actual de venta al público. Campaña previa al aumento inminente de precio de la gasolina en Venezuela. Pero ese mismo régimen les impone a las empresas Polar precios de venta al público por debajo de los costos de producción (por ejemplo, el kilo de harina de maíz a BsF 19, cuando debería ser de 26). Y también ese mismo régimen, que tanto le exige a las pocas empresas privadas que no han sido invadidas o expropiadas a lo mero macho, mantiene cerradas o improductivas las empresas que expropió y en las cuales producen muy poco o nada. Hay sobradas razones para “ponerle los ganchos” a los funcionarios responsables de este desbarajuste, incluido Maduro, juzgarlos y convertirlos en “privados de libertad”.
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