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El fraude “renovador” de la banda de Saí Babá desde CNE y TSJ
Edgard
J. González 13
Febrero, 2017
En EEUU las elecciones presidenciales se realizan en noviembre,
y la toma de posesión el 20 de enero, llueva o truene, imprescindiblemente con
el presidente electo presente, y a la vista de todo el mundo por
transmisión de TV planetaria. En Venezuela la elección presidencial siempre se
celebró en diciembre, hasta que el imparcial CNE las adelantó para octubre en
el 2012, porque era muy probable que SU candidato no aguantara vivo hasta
diciembre (en efecto se fue a Cuba el 8 de diciembre y falleció tres semanas
después, en La Habana). En lugar de la toma de posesión formal en la sede del
Poder Legislativo el 10 de enero, montaron templete en la avenida Urdaneta, y
dieron poco pan y mucho circo (con Chávez en alguna cava en Cuba). En nuestra
vecina Colombia organizan un proceso electoral en menos de dos meses y dan los
resultados ese mismo día en dos horas, siendo manual el proceso. En Venezuela
hay misterio hasta altas horas de la madrugada, aunque el proceso es
“automático”, y no pudimos hacer el revocatorio en el 2016, aunque la oposición
inició el trámite en abril. Hay países donde los rostros de los electores
aparecen en nítidas fotos en el correspondiente espacio donde se les identifica
por su documento de identidad, y donde deben colocar su huella dactilar. En Venezuela, a pesar de que llevamos muchos años reclamando transparencia y
denunciando la intromisión delictiva de multicedulados para inflar los resultados
del oficialismo, ni incluyen la foto ni aceptan revisar los cuadernos,
donde están las evidencias de los multivotantes (los procesos de emisión de
cédulas y pasaportes están a cargo de cubanos, agentes de la dictadura
castrista de la cual son conspicuos títeres los dirigentes chavistas, con el
indocumentado Maduro al frente, usurpando la presidencia en abierta violación
de la constitución. Ya el TSJ, grosera dependencia del ejecutivo, inició el
trámite para permitir que ocupe la presidencia quien tenga doble nacionalidad,
lo cual -además de no tener el respaldo de la mayoría de los
venezolanos-, no puede aplicarse retroactivamente).
Con una burda e ilegal maniobra,
el régimen -a través del sumiso CNE (cuatro de cinco rectores son chavistas, lo
cual viola la exigencia constitucional, y no refleja la conformación política
del país, hoy 80% en contra del destructivo castrochavismo), y basado en
dictámenes de tribunales locales, sin jurisdicción sobre la materia y sin
argumentos consistentes, suspendió el proceso revocatorio en octubre (porque en
lugar de colectar el 20% iba a reunir un 40% de las manifestaciones a favor de
revocar a maduro, evidenciando que la oposición es absoluta mayoría), y en
paralelo invitó -por segunda vez, ya en el 2014 usó ese mismo ardid- al falso
“diálogo”, mecanismo diseñado para ofrecer el espejismo de confrontación
civilizada y democrática, y prolongar la pérdida de tiempo, para impedir la
consulta popular, de la cual inevitablemente salen derrotados, en cualquier
elección. La dirigencia opositora, en la MUD y en la AN, todavía no ha dado las
explicaciones suficientes e idóneas, sobre su aceptación del engaño
“dialogante” que exclusivamente produjo resultados favorables al régimen. Esa
deuda sigue en pie, explicar las razones para que la contundente victoria del
6D15 no condujera a los concretos avances que debieron producirse, y en su
lugar estamos estancados y entrampados.
En correspondencia con la operación morrocoy para frenar toda
actividad electoral, que han implementado desde que la oposición obtuvo dos
tercios de los diputados a la asamblea nacional, no sólo intoxicaron el
ejercicio del derecho constitucional al proceso para revocar a cualquier
funcionario electo (en el caso de Maduro, ni siquiera se demostró que hubiera
sido electo, el CNE le asignó una débil ventaja del 1.49% y lo proclamó con
indebida prisa, sin atender reclamos formales para revisar los cuadernos), sino
que arbitrariamente decidieron no realizar las elecciones regionales
(gobernadores y alcaldes) que debieron ocurrir en diciembre del 2016. Elementos
del poder judicial, designados sin cumplir los requisitos y fuera de los lapsos
legales, acusaron a la oposición de haber cometido fraude, ordenaron
“desproclamar” (figura inexistente) a 4 diputados de amazonas, y suspender el
trámite para el revocatorio, sin hacer juicio, ni mostrar pruebas en ambos
casos. Y para colmo, ahora se empeñan en impedir cualquier proceso electoral
(esencial en Democracia, aunque muy inconveniente en dictadura, sobre todo
cuando el déspota está en franca minoría), y dan las más cínicas
justificaciones: “Las elecciones no son una prioridad para el país”, Elías
Jaua: “El pueblo no tiene derecho a abandonar la revolución”.
Para no realizar las regionales (que debieron ocurrir en diciembre
2016), durante el primer semestre del 2017, exigen que todos los partidos se
renueven, por lo menos en 12 estados y con el 05% de los electores registrados
en cada entidad, mediante mecanismo biométrico de validación de Identidad
que impida la doble militancia. La normativa del CNE contiene dos elementos
obviamente diseñados para perjudicar a la Oposición; 1. En los casos de
electores que aparezcan respaldando dos o más partidos, el CNE le asigna
validez al respaldo más reciente, al último que se haya realizado. 2. Como en
la colecta de manifestaciones de voluntad para revocar a Maduro, dan la opción
de retirar a quienes afirmen que los incluyeron “sin su consentimiento” (no
explican cómo aparece su huella dactilar), pero no permite incluir a quienes manifiestan
haber firmado y el CNE los eliminó arbitrariamente. Como quiera que el CNE dispone que al PSUV le corresponde de último este trámite para “renovarse”, no
nos extrañaría que el castrochavismo organice la participación de seguidores de
confianza, para firmar como militantes de uno o varios partidos opositores (los
que necesita neutralizar, sacar del camino al estilo nicaragüense, con pátina
“legal”), y dado que esos mismos chavistas firmarán de último la planilla del PSUV, el honesto CNE los eliminará como multimilitantes en los censos de
partidos opositores, pero no tendrán objeciones para sumarlos al psuv, por ser
el partido del oficialismo el último en el cual firmaron. De manera que los
partidos opositores deben ser muy estrictos al aceptar presuntos militantes o
simpatizantes, pues pueden ser parte del “caballo de Troya” diseñado por el
régimen, y avalado por su CNE para no permitirles alcanzar el 0,5% exigido y
sacarlos del juego. La MUD particularmente debe definir, si busca permanecer
como representante legal de la Unidad opositora ante el CNE (aunque no es un
partido -como la califica el CNE-, sino la Organización que los coordina),
quiénes van a firmar para validar ese 0,5% -garantizando que no aparezcan como
firmantes de algún partido-, y supongo que lo más conveniente sería que vayan a
firmar en respaldo de la MUD los vinculados a los partidos cuantitativamente
mayoritarios, con la suficiente cantidad como para validar con holgura su 0,5%
y contribuir a validar el 0,5% de la MUD, actividad en la que también debemos
participar los eternos relegados, los independientes (a pesar de la escasa o
nula consideración en que nos tienen la MUD y los partidos opositores, la
gravedad del momento nos exige participar, para impedir que el régimen tenga éxito
en esta maniobra para invalidar a sus principales adversarios y quedarse
compitiendo solo, la única manera de que gane). El CNE puso 4.800 máquinas en el
proceso interno e informal del PSUV en el 2016, para este de renovación formal
y obligatoria de todos los partidos, asigna 390 (un 8,15%).
Para que una organización partidista mantenga su condición de
legalmente válida ante el CNE debe reunir un total de 97.811 firmas
(biométricamente revisadas) a nivel nacional, aunque no pierde su condición de
partido legítimo si reúne el 05% del REP en al menos 12 de las 24 entidades que
conforman al país. Para facilitar la comprensión del tema, ofrecemos las cifras
que corresponden al 0,5% en cada entidad, agrupadas por espacios de vecindad
geográfica.
NorOccidente: Zulia 12.000 Falcón 3.316 Lara 6.257
Yaracuy 2.124
Andes: Trujillo 2.616 Mérida 2.981 Táchira 4.144
Llanos occidentales: Apure 1.645 Barinas 2.767 Portuguesa 3.005 Cojedes 1.183
CentroNorte: Carabobo 7.741 Aragua 6.019 Dtto Capital 8.192 Vargas 1.734 Miranda 10.212
Llanos orientales: Guárico 2.605 Anzoátegui 5.271 Monagas 3.104
Oriente: Sucre 3.218 Nueva Esparta 1.725 Delta Amacuro 584
Sur: Bolívar 4.856 Amazonas 512
Registro electoral: 19.562.200 (100%) 0,5% a escala nacional: 97.811
Andes: Trujillo 2.616 Mérida 2.981 Táchira 4.144
Llanos occidentales: Apure 1.645 Barinas 2.767 Portuguesa 3.005 Cojedes 1.183
CentroNorte: Carabobo 7.741 Aragua 6.019 Dtto Capital 8.192 Vargas 1.734 Miranda 10.212
Llanos orientales: Guárico 2.605 Anzoátegui 5.271 Monagas 3.104
Oriente: Sucre 3.218 Nueva Esparta 1.725 Delta Amacuro 584
Sur: Bolívar 4.856 Amazonas 512
Registro electoral: 19.562.200 (100%) 0,5% a escala nacional: 97.811
Este mecanismo de “renovación” primordialmente busca neutralizar
la mayor cantidad posible de organizaciones partidistas opositoras, y a la MUD
(considerada como un partido por el brazo electoral del régimen, por razones
nada inocentes), para disminuir la capacidad opositora de participación
electoral efectiva, con lo cual obviamente favorecen al partido en el poder
(adulterando la realidad, que da menos del 20% de respaldo a los lacayos del
castroestalinismo, y -a la usanza de Erdogan y Ortega en Turquía y Nicaragua-
ilegaliza buena parte del abanico opositor, aplicando lo de “Divide y
vencerás”). En un total “renovado” el Psuv aparecerá con mayor dimensión, un
espejismo que sumarán al surgido del zafarrancho para tramitar “el carnet de la
paaaatriaaa”, que obliga a quienes son más vulnerables ante la terrible escasez
provocada por la destrucción de nuestra economía, y su consecuente hambre, a
solicitar esa oprobiosa súper cédula, que -contraproducentemente- demuestra que
en Venezuela existe un apartheid, que amenaza con discriminación y hambruna a
sus víctimas, ese 80% que rechaza al “socialismo del siglo 21” y su modelo
colectivista y anacrónico.
Lo único positivo de esta nueva fase de la Operación Morrocoy en
lo electoral, es que sacará del tablero a los partidos de bisutería,
organizados en torno a la ambición de un caudillejo local y su séquito de
oportunistas, al estilo de “Cucurrucucú Paloma”, “Nienmicasameconocen” y “los
guerreros del teclado” que son como el recogidito del “Polo patriótico”, el
PCV, se aparece hasta en la sopa en cualquier disturbio de la ultraizquierda,
con sus oxidadas consignas contra los EEUU y por el igualitarismo a ultranza,
pero son los propios cuatro gatos, pueden realizar su Convención Nacional en un
autobús, y sobran puestos. De manera que prestidigitación y brujería les van a
hacer falta para reunir ese 0,5% en cualquier entidad, por pequeña que sea, a
menos que el CNE ponga vasos comunicantes y les obsequie validaciones
virtuales, lo cual iría en sentido contrario al humillante trato que el PCV
siempre ha recibido del castrochavismo, a pesar de haber respaldado todas las
atrocidades, contradicciones y guisos que han sido cometidos por quienes están
en el poder desde 1999.
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