Razones para votar y la razón
Landmesser.
Edgard J. González.
Primero debemos definir
la abstención, luego resumir las “razones” de quienes nos convocan a no acudir a las citas electorales, y
por último señalaré sus fortalezas y debilidades
en la coyuntura actual. La abstención es, junto al voto Nulo, una forma de expresar descontento o rechazo hacia un proceso de elección en particular, o
hacia toda la opción electoral, alegando
irregularidades en su organización, que perjudican a una porción para
beneficiar a la otra (generalmente al oficialismo,
que tiene a su cargo la mayor parte de esa organización y el acceso a los
recursos, lo que le da ventajas en el
uso y abuso de los medios de comunicación, que monopoliza a favor de su propaganda,
de la infraestructura y los vehículos de la administración pública, puestos al servicio de sus correligionarios y su
campaña, de los dineros del erario convertidos en aparentes “ayudas”, vulgares dádivas para comprar votos,
etc). Son una manera de protestar, la no participación y la anulación del voto
envían el mensaje de la insatisfacción
respecto del proceso electoral en sí, y
del régimen que lo organiza, por lo negativo de su gestión.
La abstención es una opción que irónicamente tuvo efímera participación
en la estrategia opositora de la anterior
dictadura militar, la de Marcos “Tarugo” Pérez Jiménez. En 1952, AD, el PCV y COPEI convocaron a abstenerse en las
elecciones organizadas por el despotismo
corrupto y represivo del perezjimenismo, pero URD sí participó abierta y decididamente, lo que produjo un giro en
los otros partidos, que sopesaron mejor los pro y los contra de abstenerse y
-casi a última hora- comunicaron a sus respectivas militancias que estaban en libertad de ir a votar, por supuesto
en respaldo a URD, único adversario del golpismo militar. URD obtuvo más votos,
pero MPJ volteó esos resultados y
-apoyado en el poderoso y amenazante “argumento”
de las armas que controlaba-, ejecutó el FRAUDE y usurpó el poder, repitiendo la prepotente trampa electoral en
diciembre de 1957. En ambas
ocasiones, el mundo entero supo que la dictadura militar había cometido
vulgares fraudes, y esa ilegitimidad de
origen sumada a la permanente represión
contra quienes repudiaban el militarismo y anhelaban Democracia, más la corrupción
del alto cogollo militar que aumentaba el número de obras de
infraestructura (el “Nuevo Ideal
Nacional” había adoptado el desarrollismo
como columna vertebral de su dictadura, porque esa creciente red de
construcciones -autopistas, edificaciones, el moderno y pionero gran centro
comercial en forma de pirámide redondeada, el Helicoide, etc- les facilitaba el
desvío de las fortunas con las que
disfrutaron de todo tipo de lujos en sus respectivos retiros, opulencia en la que todavía viven sus
descendientes), condujeron finalmente al descontento
mayoritario que desplazó a la dictadura (comenzó con un alzamiento de oficiales de la Aviación
militar, el 1º de enero del 58, seguido de huelgas y protestas civiles, que
forzaron la gradual salida de jerarcas
del régimen (Pedro Estrada, Vallenilla) hasta la fuga entre medianoche y gallos, del tirano, en nervioso despegue
desde La Carlota.
El llamado a la abstención fue una constante, en la dinámica de
la ultraizquierda -foquista,
inmediatista y estalinista- declarada enemiga
de toda expresión de genuina democracia. Votar es ejercer la Soberanía popular, es a la vez mecanismo y símbolo del ejercicio de la
voluntad individual, expresada por la mayoría, pero considerando en sus resultados y consecuencias, las
aspiraciones y los derechos de las
minorías-, lo cual es contrario a la normal
actuación de todo régimen comunistoide, donde el poder real no lo ejerce el pueblo -aunque así lo dice su muy
hipócrita teoría- sino su representación, ya filtrada convenientemente para que responda a los intereses del partido
-que busca eliminar a los otros y ser el único, como también es excluyente su ideología-, y la guinda
de esa torta totalitaria es la figura del caudillo (padrecito, chairman, comandante) en torno a cuyos caprichos giran
las conductas de los integrantes del Gabinete, el Parlamento y cuanto organismo
público funcione, así como también debe implementarse un culto de su persona, cuasi religioso, para que se garantice la
obediencia ciega -acrítica-, que en la
URSS, China y NorCorea ha mostrado el comunismo sus caras más horrendas.
En correspondencia con el permanente
llamado a la abstención [que obcecadamente hacían los lacayos de Fidel -antes, durante y después de las guerrillas-,
totalmente derrotadas en su empeño de imponerle a Venezuela -por la vía de la muy
antidemocrática violencia- el anacrónico
e inviable esquema colectivista, que ha fracasado TODAS las veces], el golpista mayor, agente castrista
infiltrado por el Plan “B” -alterno al “A” de las guerrillas- luego de apenas 26 meses de muy cómoda y complaciente
cárcel, por su criminal responsabilidad en dos
golpes militares -febrero y noviembre 1992- fue liberado gracias al vergonzoso sobreseimiento que le
concediera el inescrupuloso Caldera
(que siendo abogado sabía muy bien que podía esperar a que le dictaran
sentencia, para indultarlo, pero
optó por BENEFICIAR a los golpistas, suspendiendo
el juicio y sobreseyendo a los militares felones, pues así podrían
participar en política, como si no hubieran traicionado a la patria y causado
injustificadamente muertes y destrucción. Pues también el fanfarrón de Sabaneta
dedicó varios años a convocar a la abstención, del 94 al 97 puso sus disparatados empeños en esa opción, buscando
descalificar la expresión más democrática y asequible a todos los mayores de 18
años, sin distinciones. Miquilena y
Rangel lo convencieron de usar su insólita popularidad para, precisamente a
través del voto popular, ingresar a las alturas del poder y desde dentro, ir destruyendo la institucionalidad, la
economía, la convivencia, para complacer al ídolo de todo ese ñangarato, Fidel Castro, obsesionado desde 1959
con controlar a Venezuela y sus recursos.
Es evidente que, salvo por un breve lapso en 1952 (hasta que la
mayoría rectificó y participó), la abstención
ha formado parte esencial de las ofertas de la ultraizquierda, tanto en
posición opositora -59 al 98-, como en posición oficialista -del 99 a esta
fecha-. La condición de opositor
abstencionista debería ser un
oxímoron, una incoherencia política, si se trata de un ciudadano
comprometido con los principios de la Democracia y decidido a ejercer todos sus derechos constitucionales, a pesar de
las maniobras para descalificar la
efectividad del voto, y los fraudes que una dictadura cometa para pervertir los resultados,
modificándolos a conveniencia y sin escrúpulo alguno. Rómulo Gallegos ganó las elecciones presidenciales de diciembre de
1947 por mayoría indiscutible, y esas fueron las primeras elecciones DIRECTAS en las que por ley se permitió que
participaran todos los venezolanos mayores
de 18 años, sin discriminar a las mujeres, que también por primera vez
concurrían a un proceso político con voz propia. Hasta entonces, se elegía desde enclaves sociales, indirectamente,
élites que monopolizaban el derecho a decidir
quiénes representaban al “pueblo” y quiénes ocuparían la presidencia del
país, de sus estados y municipios. Elegir al Presidente del país fue un gran
logro, que pasó a formar parte del ADN
venezolano (gen reforzado con el posterior avance, para elegir Gobernadores y Alcaldes), por lo
cual debió producir elevado disgusto
social que la dictadura militar perezjimenista irrespetara groseramente la expresión de la voluntad popular al voltear los resultados en 1952, siendo
mayor el descontento cinco años más tarde, cuando otra “viveza” irrespetuosa se añade a la acumulación de faltas graves cometidas por la tiranía (cada
arbitraria detención, cada torturado, cada asesinado, cada peculado, cada
abuso, se proyecta hacia familiares y
amigos de las víctimas, generando un creciente abanico social que en algún momento se hace mayoría y explota, hasta producir la inestabilidad que hace desplomarse al régimen más fuerte y
represivo). Tener la razón, alcanzar la
Unidad, y perseverar en las estrategias, hicieron posible para la Oposición
llegar a ser la mayoría evidente (alejarse del “48%” en el que -por conveniencia del castrochavismo- nos ubicaba
el mañoso y sectario CNE, mientras
podían INFLAR su apoyo real,
alrededor del 40%, lo que no pueden perpetrar cuando la oposición asiste y demuestra su condición
mayoritaria. No hay manera de que inflen un apoyo electoral por debajo del 35%, eso se comprobó en
diciembre del 2007, cuando el pataruco de Barinas fue derrotado en su pretensión de reformar la Constitución
-aunque ordenó al CNE que redujera la
diferencia, para no quedar tan mal-, y en diciembre del 2015, cuando una
mayoría con más músculo le dio 112
diputaciones a la Oposición, claro y contundente respaldo para cambiar la
ruta, con esa mayoría calificada en el
Poder Legislativo).
A partir de esa colosal derrota, el castrochavismo tuvo que
quitarse la gastada máscara de
democrático y dedicar todos sus esfuerzos y recursos a mantenerse en el poder, impidiendo la opción electoral en la que
era indiscutible su condición de patética
MINORÍA, con un inestable 20%. Mediante gruesas violaciones a la Constitución, cometidas por los nada autónomos TSJ y CNE, la secta
sucialistadelsiglo21 demoró por 7 meses,
hasta suspenderlo en octubre, el referendo
Revocatorio que habría sacado de Miraflores al indocumentado y su combo de incapaces, también suspendieron las Regionales, y durante todo el 2016 y el 2017 han irrespetado a la AN, al extremo de
sentenciar a fines de marzo la usurpación
de las funciones del poder legislativo por parte del Tribunal Supremo de
Injusticia, lo que provocó cuatro meses
de protestas ciudadanas, reprimidas
criminalmente, con saldo de 139 muertos, mil heridos, 400 detenidos, y
grave e injustificada destrucción -al
estilo nazi- de propiedad privada en conjuntos residenciales agredidos con tanquetas, funcionarios y
paramilitares. Por 23 meses han
mantenido un “decreto de emergencia
nacional” -no aprobado por la AN- apoyado y reiterado 12 veces por el TSJ,
un mamotreto
inútil e improductivo, que no ha impedido el agravamiento de la escasez de
alimentos y medicinas, ni la zimbawense devaluación de nuestra moneda
(estaba a Bs 574 en febrero del 99, hoy se necesitan más de Bs 100.000.000 para adquirir un dólar,
y eso se refleja en las mercancías cuyos precios
aumentan semanalmente, pulverizando el poder adquisitivo de la mayoría).
El primordial promotor y
beneficiario de la abstención es el castrochavismo lógicamente, pero
también hay quienes la promueven desde
posiciones opositoras: reales, en aquellos casos de quienes aparecen mostrando su rostro e identidad,
sospechosas en esa multitud de guerreros
del teclado, que disparan sus dardos envenenados desde las trincheras del anonimato y la comodidad
de los que nada arriesgan, y para
colmo pudiera tratarse de mercenarios
informáticos, comemieddas cubanos y rastreros criollos, agazapados en
organismos públicos, sostenidos con dineros que debieran ir a escuelas y hospitales, encargados de crear “matrices de opinión” que
siembren desánimo y engorden el abstencionismo.
Los principales argumentos
-presuntamente provenientes de opositores-, y razones en contra;
1. “El CNE comete fraude”.
El CNE ha cometido fraude SIEMPRE,
la única vez que el charlatán intergaláctico compitió sin hacer trampa fue en el 98, por el declive de AD y
COPEI entonces obtuvo 3.673.685
votos (el 33,36%
del REP), pero hubo 450.987 votos nulos y se abstuvieron 4.024.729
(el primer gran servicio de la abstención a la pesadilla castrochavista,
entonces organizada como “chiripero”).
También para elaborar otra Constitución (la
del 61 era excelente, pero la maña
nominativa los embarga, lo gatopardiano
de cambiar nombres para que todo siga igual o peor) la abstención y los
votos nulos alcanzaron 62,35% + 2% y 55,22% + 4,55% en
convocatoria y aprobación respectivamente (segundo gran servicio de la
abstención a la mojiganga sucialistadelsiglo21). La Marcha de un millón de
personas rechazando a Chávez, el 11 de abril del 2002, y la solicitud de Revocatorio en febrero del 2003, nos demuestran que para esas
fechas el apoyo real al hijo bastardo de
Fidel era débil, lo que los obligó a masacrar
la vanguardia de la Marcha, y demorar -con maniobras fascistas, Lista Tascón incluida- hasta agosto del 2004, la celebración del
Revocatorio, que “superó”, mediante la contratación
a dedo de la empresa Smartmatic, que se encargó de garantizar resultados convenientes en todas las elecciones en que
pudieran inflar el apoyo real, que nunca
ha superado el 40%. En el 2005 la abstención
les regaló la AN, y en el 2010 tuvieron que implementar la trampa del Gerrymandering, para asignarse más curules con menos votos que la
oposición. El fraude fue tan obvio el 30J17 para la PROSTITUYENTE, que Smartmatic
lo denunció -luego de sacar a su personal de Venezuela, para prevenir
represalias-. Participando solo la
minoría del PSUV, le dieron con furia a las pantallas de las maquinitas y
aparecieron más de 8 millones de votos,
pero para las retardadas y manipuladas
regionales del 15oct17 no pudieron elaborar más de 5,5 millones, lo que nos demuestra que cuando la oposición participa, aunque haya abstención (y la hubo en
octubre), no pueden inflamar su votación
real, aunque laboren horas extra sus votantes multicedulados, fallecidos y virtuales.
2. “Participar en
procesos electorales organizados por el castrochavismo es traicionar a las
víctimas de la represión”. En Chile, la terrible represión de la dictadura
militar produjo 3.000 muertos,
decenas de miles de exiliados, y un
clima sociopolítico sofocante, pero los opositores que se organizaron unitariamente para enfrentar la tiranía, concurrieron
al referendo para Votar NO a la
continuidad de Pinochet, sin alegatos que acusaran a esa alianza electoral de traicionar a sus
mártires. Doquiera que han ocurrido graves y violentos conflictos armados, las soluciones han transitado por negociaciones y elecciones, sin que
ambos mecanismos hayan sido descalificados
a priori “por respeto a los caídos”.
3. “Dictadura no sale con
votos”. El caso chileno lo desmiente más explícitamente, pero en la mayoría
de las otras dictaduras, las expresiones de la voluntad mayoritaria fueron un factor de peso en el desenlace que produjo la transición a
gobiernos democráticos (el irrespeto de Pérez Jiménez a los resultados, los
golpistas argentinos tuvieron que improvisar
la guerra en las Malvinas, apelando al “patriotismo”,
para reducir el rechazo hacia ellos, lo que les permitió al año siguiente
-1983- dejar el poder discretamente,
esperando evitar las consecuencias
legales derivadas de sus crímenes, que hoy todavía se ventilan en
tribunales. Desde entonces sólo
elecciones, no ha ocurrido otro
golpe militar.
Por último; August
Landmesser es la única persona que
no hace el saludo nazi, entre
cientos de hombres, una parte aparece en
la extraordinaria foto que ilustra
este artículo. Ocurrió en 1936,
Hitler era Canciller de Alemania
desde 1933, el nazismo disfrutaba ya de la atemorizante
hegemonía que dos años después iniciaría la invasión de Europa, en
nombre de la superioridad aria y el destino manifiesto del Tercer Reich.
August, novio de una mujer judía,
estaba consciente del avasallante poder de la maquinaria nazi, y de su propia condición de individuo aislado en medio de una masa fanatizada,
que fue capaz de llegar al genocidio
para deshacerse de sus “enemigos”, de los diferentes, de los otros, de los
que piensan distinto, de la oposición. Pese a todo ello, Landmesser tuvo el coraje personal de no actuar como parte de un rebaño, fiel a sus principios, no sucumbió a la adulancia colectiva,
al gesto castrador de quien al saludar se reconoce subalterno, inferior, esclavo de una ideología que no comparte. August no enfrentaba al nazismo tras un
teclado, escondido en su hogar, protegido
por un alias. Landmesser no perdía
el tiempo cuestionando a los perseguidos, o a los líderes de la resistencia.
Y estoy seguro de que cuando los cañones
tomaron la palabra, nuestro admirado y modesto August no malgastaba su
tiempo diseñando estrategias mejores
que las de Montgómery, Patton, Churchill, Eisenhower, Roosevelt, De Gaulle, ni
mantuvo posiciones xenófobas y
chauvinistas, repudiando la intromisión
de ejércitos extranjeros en Europa, como los de EEUU, Canadá, Australia.
Fue asesinado en 1944, antes incluso
de que yo fuera concebido, pero le admiro por haber sido parte de esa minoría
valiente de los pocos que se mantienen
firmes ante la adversidad, incólumes
sus principios aunque la absoluta mayoría respaldara los contrarios. Yo
voté en el 2005. Yo no me rijo por la
manada, sino por mis principios. Yo
no me abstengo, además de las razones que acá he garabateado -para no
facilitarle el fraude al ñangarato, para que tengan que mostrarse tal cual son,
lo que compromete al mundo civilizado-, por no tener que avergonzarme ante el ejemplar recuerdo del sublime August
Landmesser. Un genuino súper héroe,
un verdadero súper hombre.
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