Edgard J. González.- Octubre, 2015.-
Durante la terrible guerra civil que desangró a España, de julio del 36 a abril del 39,
ocurrieron varios bombardeos de poblaciones civiles, por parte de la Luftwaffe alemana y la aviación fascista, para ayudar al ejército
sublevado contra la República española, liderado por Francisco Franco, con quien Hitler y Mussolini buscaban alianza (aunque el caudillo gallego se
mantuvo relativamente ajeno al proyecto bélico expansionista que realizaron Alemania, Italia y Japón del 38 al 45).
Pero el bombardeo que tuvo más proyección y significación fue el del 26 de abril de 1937, contra la
población de Guernica, en Euzkadi,
el país vasco, al noroeste de España, una pequeña
ciudad de 5.000 habitantes. Los nazis la llamaron “Operación Rügen”, y en
ese cobarde e injustificado bombardeo
participaron la Legión Cóndor y el grupo de Aviación Legionario, de Alemania e
Italia respectivamente. Causó entre 120 y 300 muertos (El bando franquista
destruyó los archivos, lo que impidió conocer el número exacto de bajas). Un
ataque anterior había forzado a los pobladores de Guernica a construir 5 refugios, lo cual redujo las bajas en
este más irracional e intenso ataque, pero la exagerada cantidad de bombas,
explosivas primero, incendiarias después, destruyeron
el 80% de la urbe vasca, lo cual contribuyó mucho a sembrar el terror entre
la población civil del resto de España, terror que disminuyó la participación
efectiva a favor del bando republicano, que terminó derrotado en ese
enfrentamiento entre españoles, favoreciendo al lado conservador y monárquico.
El bando franquista llegó al colmo de culpar al bando republicano
por el bombardeo criminal que sufrió Guernica, pero periodistas extranjeros que
fueron testigos del brutal ataque,
así como las evidencias de las bombas
que no explotaron, revelaron la genocida
intromisión de los alemanes e italianos, que fueron cómplices con su fuerza
aérea de las tropas sublevadas bajo el mando de Franco, quien incluso llegó a
sostener que todos los ataques aéreos contra los defensores de la República
fueron hechos con aviones y pilotos
españoles, lo cual era falso, como se demostró al paso del tiempo. Se supo
que esas incursiones de nazis y fascistas habían perseguido experimentar en
suelo español, lo que luego sería implementado en los Blitzkrieg o ataques relámpagos que realizaron los del Tercer Reich por casi toda Europa, en
su afán de expandir su territorio y lograr la dominación del mundo, basados en
la superioridad racial que los arios se
atribuían. Por supuesto que, simultáneamente, prestaban una gran ayuda a un
potencial aliado, el bando franquista que resultó vencedor y controló España de
manera férrea desde abril del 39 hasta
la muerte del dictador Franco, en
noviembre del 75. Comenzó entonces la Transición hacia la Democracia, de la que
hoy disfruta la madre patria, aunque no haya podido evitar los nocivos efectos
de la Crisis económica que afectó a
buena parte del mundo en 2008, de la
cual se recupera actualmente.
En Siria, pequeño país del medio oriente, en el extremo oriental del Mediterráneo, rodeado por Líbano, Israel, Jordania, Iraq y
Turquía, la “Primavera árabe”
alebrestó en 2011 a la porción que
estaba más descontenta con el régimen
dinástico y sectario de los Al-Assad (el padre Hafez
mantuvo las riendas del régimen por 29
años, y ya había elegido a Bashar
como sucesor, asignándole categorías militares y cargos clave. Inclusive, la Nomenklatura con la que mantenía el
poder sobre Siria, a la muerte del patriarca modificó la edad mínima que exigía la Constitución para ejercer la
presidencia y poder colocar en la cima a Bashar). La guerra civil que ya lleva más de 4 años en Siria, y ha producido
cerca de 200.000 muertes, lo
desesperó de tal forma que Bashar
utilizó armas químicas contra los opositores, prohibidas a nivel mundial. Lo salvó la hábil intervención de Rusia,
su aliada de décadas (a Putin le
interesa mantener esa pica en Flandes, en el medio oriente), que obtuvo el
compromiso de Bashar de eliminar el
arsenal químico que le quedaba. Lamentablemente, igual que en Egipto (donde
la Primavera árabe logró derrocar a Hosni
Mubarak, dictador por similar tiempo que Hafez al Assad, 29 años), el movimiento opositor fue infiltrado por
extremistas musulmanes, algunos vinculados a grupos terroristas como Al Qaeda y el Califato Islámico, lo que intercala
elementos diferentes de los que conformaban los propósitos del movimiento
inicial, de poner fin a la dinastía
familiar y democratizar a Siria. Los terroristas buscan imponer un régimen
basado en su perversa interpretación
del Corán, con prevalencia del más primitivo machismo y sujeto a las decisiones de los jerarcas religiosos, musulmanes de la rama Sunita (que
incluso ataca y extermina a los de la rama
Shiita). Este nuevo ingrediente cambió por completo la situación planteada
en Siria, en la cual los EEUU y Europa
habían acordado que era imprescindible la salida de Bashar, pero ante la disyuntiva de la opción mala que éste representa, y la opción peor encarnada por los que
promueven la instalación de un Califato
en condiciones del siglo 14, la coalición
que podemos llamar “occidental” ha frenado sus intervenciones militares, y ello
ha sido aprovechado por los ejércitos de
Rusia, Turquía e Irán, los tres respaldan al régimen de Bashar al Assad,
que han realizado intervenciones militares con el pretexto de combatir al Califato Islámico, pero en los casos de
Irán y Rusia, aprovechando para bombardear
posiciones del bando enfrentado al régimen dinástico, lo que favorece y
fortalece a Bashar, y en el caso de Turquía,
sus aviones bombardean posiciones del Kurdistán,
que valientemente enfrentan al califato islámico, pero son considerados
enemigos por el gobierno de Erdogán,
en virtud de que los kurdos ocupan partes del territorio turco, en un conflicto ya viejo y cada vez más
complicado.
Extrapolando, la Alemania Nazi y la Italia fascista
participaron en varios bombardeos contra poblados españoles, en 1937, para ayudar
a un potencial socio (en el esquema de dominación mundial que se proponían, con Japón), adquirir experiencia en el
plan de tierra arrasada que luego llevarían a cabo en el resto de Europa, y
servir con esa intromisión armada y cobarde, a la geopolítica que tenían diseñada para los años venideros, augurando
para sí mismos el triunfo y una duración de Mil años en el dominio planetario. Guernica se convirtió en el símbolo
de aquella monstruosidad, concebida desde la mayor ambición e
inescrupulosidad. La Rusia expansionista de Putin (invadió Crimea y mantiene mercenarios en pro de anexar más
territorios al este de Ucrania), la Turquía regresionista de Erdogán (que
propone eliminar avances alcanzados por Ataturk,
en lo social, en lo religioso, en lo político, el carácter moderno y laico en el que se ubicaba Turquía), y el Irán con ínfulas de poderío nuclear (que
tiene como propósito esencial la eliminación
de Israel, sin ser árabes -son persas- profesan el shiismo, y por lo tanto deben enfrentar a los extremistas sunitas,
apoyados por la poderosa Arabia Saudita),
los tres ya están interviniendo militarmente en territorio sirio, pero hasta
ahora han golpeado más a la Oposición
interna al régimen de Al-Assad, con el cual se identifican, que a las posiciones del Califato Islámico,
que les sirve de excusa para enviar pertrechos, aviones y hasta tropas a Siria,
aunque no han debilitado a ese extremismo terrorista cuyas concepciones y propuestas pertenecen a la edad media. Varias
docenas de pueblos y ciudades en Siria ocupan hoy, gracias a las intervenciones
militares de Rusia, Turquía e Irán, el desgraciado puesto de aquella Guernica
de 1937, que fue inmolada entonces para beneficiar a Franco, hoy para
beneficiar a Bashar Al Assad. Europa y
EEUU deben definir muy bien lo que harán en ese polvorín en que se ha
convertido toda esa región, ahora con el grave añadido de los cientos de miles
de refugiados que -en su mayoría- huyen de las guerras. No deben quedarse sólo
en la atención de las consecuencias
de esos conflictos, deben dedicar esfuerzos a modificar las causas, en África y en Asia.
NOTA: Fresca la tragedia de
Guernica, representantes de la república española le solicitaron a Pablo Picasso en Francia, que elaborara
una obra que plasmara ese terrible episodio, y surgió el maravilloso cuadro, de
7,8 x 3,5 metros, en blanco, negro y grises, que refleja el sufrimiento de la
antigua urbe vasca bajo el bombardeo nazi-fascista. Cayó la República y la obra
pictórica fue a refugiarse en el Museo
de Arte Moderno MOMA de Nueva York (donde tuve el privilegio de apreciar su
extraordinaria bidimensionalidad en 1974, es en mi opinión la mejor obra del
malagueño), pues Picasso había prohibido
que la llevaran a España mientras Franco, el verdugo de España, en cuyo auxilio
se produjeron los cobardes bombardeos contra civiles, estuviera vivo y en
control del poder. El dictador murió en
1975, comenzó la transición, y el inmenso y maravilloso cuadro viajó a España en 1981. Hoy está
en permanente exposición en el Museo Reina
Sofía de Madrid. Sugiero disfrutarla navegando en Google, y también sus dos
versiones, una elaborada en cerámica, de Rafael
Grande López, respetando formas y dimensiones, y la otra de Lena Gieseke, en un Video que digitaliza de manera espectacular y
respetuosa el intenso contenido del majestuoso cuadro, permitiéndonos
apreciarlo desde otros ángulos, en tres dimensiones (ver enlaces *).
http://antonsaavedra.files.wordpress.com/2010/12/guernica1.jpg http://static.picassomio.com/images/art/70/06/68/rafael-grande-lopez-artwork-large-68841.jpg https://youtu.be/jc1Nfx4c5LQ
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