Fidel Castro, demencia senil reciente, doble moral de siempre.
Edgard J. González.- 7 Septiembre, 2014
En torno a Fidel Castro han ocurrido tantas adulteraciones que no sorprende que esta nueva generación de individuos, reacios a investigar, adictos a los clichés, la propaganda, el Twitter y las consignas breves y fáciles, mantengan en sus mentes la versión más errónea sobre este mito, cuyo parapeto actual todavía sirve para ocultar la mayoría de las verdades que fueron el soporte para su encumbramiento, debidamente maquilladas a fin de mostrarlo como parte de una bonita utopía, cuando en realidad ha sido autor material e intelectual de una de las más grandes y criminales estafas cometidas contra la Humanidad en la segunda mitad del siglo 20, que ha logrado proyectarse al siglo 21, por supuesto que escondiendo sistemáticamente la suciedad de su trayectoria, bajo la alfombra de las conveniencias de la ultra izquierda mundial.
Resumiendo la imagen que le han fabricado desde que comienza a ser figura pública, muestra un líder estudiantil que se rebela contra la dictadura de Batista, lidera el asalto al Cuartel Moncada en 1953, que fracasa y lo conduce a la cárcel, y a un juicio en el cual pronuncia la frase que más lo identifica “La Historia me absolverá” (que ya había sido pronunciada por Benito Mussolini). La narración da un salto y aparece el héroe en México, organizando una expedición para invadir a Cuba, surge otro elemento icónico para la propaganda alrededor del mito, el yate Granma, en el que vinieron 82 expedicionarios en 1956, la mayoría de los cuales cae abatida por el ejército del déspota, pero el grupo de sobrevivientes logra alcanzar la Sierra Maestra, crece gracias a la incorporación de voluntarios que tienen en común el propósito de derrocar la tiranía, y mediante estrategias guerrilleras reducen la efectividad y la moral de las tropas del régimen, hasta que el 1º de enero de 1959 Batista huye, dejando el campo libre para que las fuerzas guerrilleras asuman el poder, con lo cual aumentan simpatías y respaldos políticos en el mundo entero. Nace el mito del guerrillero romántico que viene a repartir justicia y prosperidad entre los más pobres y necesitados, reivindicando a la violencia como método legítimo para hacerse del poder, ofreciendo elecciones y democracia.
En Cuba se hizo realidad el refrán “Salir de Guatemala para caer en Guatepeor”. Creyendo que superaban las arbitrariedades de Batista y sus secuaces, salieron de una dictadura tradicional para ir gradualmente permitiendo mayores arbitrariedades, hasta quedar sometidos por otra dictadura, más intensa y férrea que la anterior, luego de un baño de sangre con juicios sumarios que condujeron al pelotón de fusilamiento a cientos de personas, asesinadas más que como castigo a delitos presuntamente cometidos, para escarmentar en posibles disidentes las acciones que pudieran organizar el movimiento opositor a la premeditada y alevosa toma del poder absoluto por parte de Fidel Castro y quienes -dentro del movimiento 26 de julio- estuvieran dispuestos a respaldarlo en su histórico engaño. A los excesos con el paredón, las expropiaciones, y las directrices autoritarias que caracterizaban al régimen, se opusieron incluso algunos comandantes del movimiento guerrillero, quienes fueron neutralizados, por la vía del juicio sumario (a Húber Matos lo encarcelaron 20 años), o por la vía del “accidente” aéreo (Camilo Cienfuegos, le hacía demasiada sombra a Fidel, era inconveniente mantenerlo con vida), y los que tenían mayor preparación para ejercer oficios y profesiones, ante la creciente Estatización optaron por irse de Cuba, dejando en el archipiélago a los más ignorantes, los más pobres, los más fáciles de engatusar con el discurso falsamente redentor que les fue cerrando el cerco, hasta que la rutina de la supervivencia dentro de la escasez crónica, el pensamiento único y la represión permanente, minimizaron la potencial rebeldía y produjeron esa farsa de igualitarismo que complace a los diletantes de café (tipo Sartre, Ramonet, y los otros intelectualoides que aplauden las dictaduras comunistas, cuando no ocurren en los países donde ellos residen), y a los dogmáticos alienados a la teoría marxistoide, a quienes se les muestra el Sol y se quedan viendo el dedo (la construcción del Muro de Berlín en 1961 y su destrucción en 1989, el colapso espontáneo de la URSS, la vuelta en U que dio la China de Mao con Deng Siao Ping, no los hace reflexionar, ni separar la vista del catecismo rojo que siguen al pie de la letra desde hace décadas).
La historia oficial difiere mucho de lo que realmente sucedió. El culto a Fidel nunca narrará que desde que estaba en la Universidad andaba armado y resolvía las diferencias a golpes. Tampoco mostrarán que su libro preferido era Mein Kampf, “Mi lucha” de Adolfo Hitler, ni que fue liberado de la cárcel tras el fallido asalto al Cuartel Moncada, por ser yerno de un Ministro de Batista (palanca que de antemano sabía le sería muy útil). Salvo por los amagues para que todos participasen en las labores de macheteo que exige la cosecha de la caña de azúcar, por el condicionamiento pavloviano que conlleva la colectivización obligatoria de esa actividad, tan valiosa como herramienta de sometimiento político y de igualación hacia abajo, jamás trató de diversificar la Economía o elevar la producción de los rubros tradicionales (con el azúcar tenían la gran zafra de 10 millones como meta, nunca la alcanzaron, y por el contrario, bajó tanto la producción que ahora muestra cifras inferiores a las que tenía Cuba en los años 40). Fidel siempre puso el énfasis en las ayudas foráneas, el carácter parasitario de la revolución cubana ha sido un factor inherente a ese proceso desde sus inicios. Buscó el apoyo financiero de EEUU y Venezuela, Eisenhower y Betancourt no complacieron al chulo en ciernes, que terminó como marioneta de la URSS, que pretendió aprovechar la posición estratégica de su nueva colonia en el Caribe, para mostrar musculatura en pleno clímax de la guerra fría, lo que desembocó en la crisis de los cohetes, octubre del 62, que tuvo en vilo al planeta, al borde de un enfrentamiento nuclear. Tensa situación en la que por fortuna prevaleció la sensatez de Kennedy y Jrushov (quien de paso dejó como títere desechable a Fidel, a quien no le hubiera importado sacrificar a la población cubana, en aras de sus aberrados objetivos personales. Entonces Fidel actuó emulando a su héroe Hitler, que hubiera sido capaz de sacrificar a toda Alemania, ante la opción de admitir la derrota de su tercer Reich y proceder al suicidio).
Fidel Castro es leal exclusivamente a sí mismo, desde que el movimiento guerrillero llegó a ser gobierno, luego de estar integrado por individuos que provenían de diversas corrientes democráticas, aplicó una política totalmente sectaria, para reducirlos, execrarlos o juzgarlos como “traidores a la patria” (es un defecto de fábrica de los líderes comunistas, se identifican a sí mismos con la patria, estableciendo el modus operandi que dictamina que cualquier crítica o disidencia con sus posiciones muy personales, es un ataque directo a la patria. Stalin sentó cátedra macabra en ese sentido, fueron millones las víctimas de sus purgas, siempre con el pretexto de que eran “enemigos de la patria”. Lo practicó Fidel por 48 años, hasta que su mala salud física y la obvia demencia que afectaba su funcionamiento cerebral, permitieron que su hermano Raúl lo desplazara del ejercicio del poder real (por supuesto cambió la Nomenklatura fidelista completa), sin muchos traumas y manteniéndolo como el ícono vegetativo que rinde frutos todavía, en la industria que explota el Mito elaborado en torno al carismático barbudo. Fidel está detenido en la cárcel de su propia incoherencia, pero terceras personas mantienen la farsa de que “opina” sobre lo humano y lo divino, escriben por él textos que publica Granma -prácticamente el único diario en papel en Cuba- y algunos personeros descarados se prestan para participar en el montaje de la visita a la momia sentada, salir en las fotos oficiales del burlón evento, y declarar sin asomo de vergüenza que “Fidel está más lúcido que nunca”. Así pagan sus diezmos a la ultra izquierda planetaria, Lula, Mujica, la Kirschner, Maduro, y todos los que persisten en sacarle el jugo al Culto a Fidel, que cada vez es más difícil de sostener. Acá les coloco el link a un video de 5 minutos, de hace unos 5 años, que demuestra la imposibilidad de que ese fósil que balbucea incoherencias, pueda declarar ahora algo lógico y valioso.
Si en esas patéticas condiciones estaba su mente entonces, ¿qué clase de forajidos son esos que cada tantos días nos pretenden convencer de que conversaron con Fidel Castro y les dio brillantes mensajes, que serán muy útiles para las políticas a implementar en sus respectivos gobiernos. Conviene preguntar a médicos genuinos (no piratas comunitarios integrales) sobre las posibilidades de superar la demencia senil, una vez que se adueña de un individuo. Ahora debemos también pensar en la credibilidad o los propósitos que persiguen esos opinadores de oficio, que insisten hoy en atribuirle a ese Fidel decrépito facultades de Jefe de cuanto pasa en Cuba y también en su circunstancial colonia, controlada a distancia a través de sus agentes Maduro, Jaua, Alí Rodríguez, Rafael Ramírez y el asomao Diosdado, quien no halla en qué palo ahorcarse, a pesar del supuesto y acendrado patriotismo que caracteriza a los militares.
Fidel ya adolecía de serios quebrantos de salud a comienzos del siglo 21, pero la SENILIDAD que mostraba en su locomoción, afectó su cerebro, y cuando se convirtió en inconveniente aunque mantuviera para muchos su condición de MITO, se hizo imprescindible substituirlo, con la figura que el mismo régimen fue preparando para cuando llegara el incómodo momento de hacer el enroque, su propio hermano, cero carisma, pero labor de hormiga controlando al Ejército, que es el elemento esencial en cualquier sistema opresivo y represivo. Fidel, mientras tuvo lucidez y control del aparato estatal, se ocupó de apartar a todos los que pudieran ser amenazas a su “liderazgo” absoluto. Ya mencionamos los casos de Camilo y Húber, ambos Comandantes con trayectoria y popularidad. Hubo un segmento histórico en que el Che Guevara no sólo competía con Fidel en arrastre de masas, sino que representó la opción de oponerse al esquema pro soviético, en el que a Cuba correspondía ser simple marioneta de los designios de la URSS en el tablero mundial. Fidel convenció al Che de que se dedicara a materializar su propia propuesta de “que hubieran más Vietnam”, y estimulando la vocación aventurera de Guevara, lo condujo a los inevitables fracasos en el Congo y Bolivia, donde a la postre quedó abandonado, sin tropas ni recursos, y su eliminación era la opción más probable, como en efecto sucedió en octubre del 67. Otro que fue ganando espacio por trayectoria militar y popularidad ganada a pulso, era el general Arnaldo Ochoa Sánchez, el militar más condecorado hasta que cayó en desgracia en 1989. Ya Cuba llevaba 31 años acaudillada por Fidel, y las penurias del pueblo cubano aumentaban, siendo obvio que se requería de cambios en la dirección del proceso, para el logro de los cuales ya entonces era una opción aceptable la substitución del súper narciso y terco estalinista Fidel, opción que podía encarnar ese general con encomiable hoja de vida en Angola, al que debían frenar como fuese preciso.
Y para ello la Nomenklatura fidelista (de la cual formaba parte Raúl) utilizó el alegato del Narcotráfico, que Ochoa realizaba presuntamente de manera autónoma y contrarrevolucionaria. ¿Quién puede concebir que en la Cuba bajo el absoluto control de Fidel y su equipo, el Narcotráfico, que era uno de los negocios más provechosos de la revolución, funcionara a espaldas del mito? Todo funcionaba bajo el diseño y la dirección de Fidel, pero Ochoa se convierte en una opción para suplantar al “Caballo” y efectuar los imprescindibles cambios que la Economía requería (ese año cayó el Muro de Berlín, y ocurrían en la URSS los giros de timón que Gorbachov fue implementando, a través del Glasnost y la Perestroika, que ya permitían ver el colapso al que estaba condenada la otrora potencia roja, que se disgregaría en 1991). El esquema estalinista no concibe cambios contra sí mismo, lo mismo en la URSS que en cualquiera de sus satélites, y Cuba era uno de ellos, aunque estuviera en el Caribe. Es un esquema rígido que apenas permite maquillajes gatopardianos o la implosión total (lo primero sucede ahora con Raúl a cargo en la Cuba que busca acercarse a los EEUU, lo segundo ocurrió en la URSS hace 23 años). A Arnaldo Ochoa lo sometieron a juicio, con la excusa de su vinculación al Narcotráfico, cuando en realidad se trataba de una purga contra quienes se atrevieron a planificar la modificación del Estado cubano, sin el esclerotizado esquema castroestalinista y la Nomenklatura fidelista. Un juicio sumario para el consumo interno fundamentalmente, condenan al paredón a Ochoa, de La Guardia, Padrón y Martínez, quienes participan y se declaran culpables, a fin de evitar represalias contra sus respectivas familias (habida cuenta de que fueron derrotados en la pugna por el poder, ese round lo ganó la heterodoxia castrista, y que ofrecer resistencia y tratar de exponer la verdad, que involucra a quienes los juzgan, traería graves consecuencias para sus seres queridos. Más o menos el círculo vicioso de los cubanos que prestan “servicios” en el exterior, deben actuar revolucionariamente, pues el régimen mantiene a sus familias en la isla, y caso de deserción o denuncia de lo que realmente ocurre en Cuba, saben que a sus familiares les van a cobrar esa afrenta. Cuando hay deserciones, hay también mucha discreción, para proteger a los seres queridos que quedan en la isla-cárcel). Fusilando a Ochoa y los otros tres, buscaban proteger a los Castro, obviamente involucrados en el Narconegocio.
Pero existe algo que se llama pragmatismo, y quienes vieron empeorar la situación en Cuba entendían que el estalinismo caribe había fracasado rotundamente, pero no podían quitar a Fidel del medio, aun con el respaldo de Raúl. La edad y sus estragos les proporcionó la ocasión de desplazarlo sin problemas, era obvio que en el 2006 ya no estaba en capacidad de seguir imponiendo su caprichosa y terca voluntad, por lo que el raulismo se hizo cargo, manteniendo al mito como fachada, pero sólo como figura ornamental, separados todos los que respaldaban el rígido esquema fidelista, los que impedían los cambios, dirigidos a posponer la aparición del temido cisne negro que volteara la tortilla de la miseria y el estancamiento en que vive la mayoría de los cubanos, con las nuevas generaciones para nada comprometidas con las viejas utopías y métodos. Por lo pronto redujeron en medio millón la Nómina de los empleados públicos, y tienen otro millón en lista de espera, con el cuentapropismo como la mejor opción que el castrismo raulista les puede ofrecer, mientras EEUU deshoja la margarita y exige mejoras substanciales en Derechos Humanos, para establecer relaciones regulares, con lo cual espera la Nomenklatura raulista intentar una copia del salto de China al capitalismo más salvaje, manteniendo el rígido control político sobre la población, algo muy difícil.
Aclarada la condición actual de Fidel -con demencia senil- y del fidelismo -retiro forzado- hagamos referencia a la Doble Moral que caracterizó al “Caballo” cuando estaba en plena lucidez. Si nació el 13 de agosto de 1926, tiene 88 años hoy. En 1956 con 30 años de edad, ya había organizado el ataque al Cuartel Moncada y la expedición del Granma, pero nada dijo de la trascendente denuncia de Jrushov sobre los crímenes de Stalin, ni de la invasión de la URSS a Hungría. Tampoco en 1968, ya con 42 años, se pronunció respecto de la INVASIÓN de la URSS a Checoeslovaquia, como también permaneció convenientemente callado cuando la URSS invade Afganistán. Tampoco había emitido ni un trino del 39 al 45, Fidel tendría entre 13 y 19 años, ya sabía leer y escribir, no se conoce de su repudio a las aberraciones Nazis y Fascistas en Europa. Pero el ilustre “caballo” sabe a quién repudiar y ante quien callar y, como Maduro, Jaua, y el resto de analfabetos funciónales y dogmáticos del régimen chavista, no dejan pasar ocasión de “denunciar” los crímenes de Israel y EEUU, pero no emiten ni siquiera sonidos guturales que pudieran indicar alguna incomodidad con las atrocidades que cometen los grupos de Hamás en Gaza, Hezbollah en Líbano, Boko Haram en NorÁfrica y los del Califato Islámico en Iraq y Siria. Los intereses geopolíticos del comunismo trasnochado castrista se han trasladado al discurso chavista, y desde 1999 la Venezuela oficialista simpatiza con el status quo que permite a Guyana ocupar y explotar nuestro territorio Esequibo, es antisemita, es antiimperialista (sólo en su versión estadounidense, las versiones rusa y china les parecen de lo más tiernas y aceptables). Por supuesto que importamos de la metrópoli castrista los métodos de la excesiva y constante Represión, tan exitosa en el sometimiento de la población, y de la fracasada Economía colectivista, que invariablemente conduce al desabastecimiento y la quiebra general de un país.
Similaridades entre los dos caudillos, Fidel y Chávez (por extensión, Raúl y Maduro): Ambos se dan a conocer mediante actos violentos y fallidos (asalto al Moncada, Golpe del 4F92), ambos son narcisos y arbitrarios, inescrupulosos al extremo de ofrecer Democracia mientras van armando la dictadura, ambos son carismáticos y charlatanes, adictos a discursear por demasiadas horas, en circunloquios apegados al principio goebbeliano (*). Ambos tuvieron el libro “Mi Lucha” para permanente consulta. Ambos fueron cobardes, Huber Matos señala que Fidel siempre se mantuvo lejos de la línea de fuego, Chávez se refugió en frente de Miraflores el 4F, lloriqueó en abril del 2002 en Fuerte Tiuna, en Turiamo y en La Orchila. Ambos sistemáticamente se esforzaron por castrar los delfines que hubiera a su alrededor, a fin de evitar ser desplazados en el liderazgo (Hugo dejó un cachalote, torpe imitador, como para que el chavismo sintiera más su ausencia). Ambos sembraron las condiciones para que su “imprescindibilidad” forzara a que en su ausencia (por muerte o enfermedad incapacitante), la Nomenklatura a cargo se viera obligada a escoger como sucesor a alguien vinculado por consanguinidad (el hermano Raúl, el único que queda, y ya tiene 83, un hermano o una hija, en el caso del caudillete de Sabaneta, para lo cual el Culto a su personalidad inició con él aún vivo, todo muy a lo norcoreano, vergonzoso y primitivo). Ambos regímenes permiten el Narcotráfico, en el careo perdemos, por la nula trayectoria militar del general Carvajal, comparado con Ochoa, y la evasión cómplice en el caso del NarcoCapo Walid Makled, a quien mantienen oculto, sin juicio ni desenlace. Ambos culpan de sus pésimas ejecutorias a terceros, el castrismo al inexistente Bloqueo (es un Embargo limitado), el chavismo-madurismo al Imperialismo (made in USA, of course), a la Oligarquía o Burguesía, a Uribe, a Capriles o Leopoldo, y en condiciones muy extremas, a los chavistas de base que demuestren disidencia con las imposiciones del cogollo rojo rojito, y tengan concretas denuncias y cuestionamientos (en muchos casos, coincidiendo con la Oposición).-
*Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada, y su comprensión escasa. Además, tienen gran facilidad para olvidar.
Joseph Goebbels
Joseph Goebbels
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