Esta es la segunda dictadura de
Nicolás, que me encabrona
Uno piensa que la historia se
desarrolla siempre avanzando, que con el paso de los años y las experiencias la
humanidad aprende a no tropezar de nuevo con la misma piedra, pero resulta que
las sociedades no aprenden ni avanzan al mismo ritmo, hay porciones de ellas
que ignoran lo esencial del pasado, por lo que tienden a repetirlo, otras
aunque sepan que lo ocurrido en determinadas épocas y espacios fue inmensamente
negativo, insisten en esos esquemas, como empeñados en quitarle la razón a los
científicos, que afirman que un experimento con los mismos elementos y
condiciones producirá los mismos resultados. La inviabilidad de los
colectivismos basados en torcidos axiomas marxistoides, la erradicación de la
propiedad privada, el centralismo y la economía planificada, la imposición del
pensamiento y partido únicos, y la represión a toda disidencia, es un modelo
que ya fracasó docenas de veces y, sin embargo, muchos actúan como si eso no
hubiera sucedido, otros persisten en aplicar esa receta fallida, como quien
juega el mismo número en la Lotería, confiado en que la enésima vez sí saldrá
de primer premio.
De septiembre de 1968 a diciembre
de 1970 viví en Europa, en calidad de becario de postgrado del Ministerio de
Educación, a proposición de mis profesores del Departamento de Ciencias
Sociales, en base a mi rendimiento académico (nunca fui ni siquiera
simpatizante de AD o COPEI, pero -a pesar de las múltiples falacias y vicios
que le atribuyen a la mal llamada “cuarta república”, quienes mal gobiernan desde
1999- entonces no prevalecía el sectarismo y el clientelismo que caracteriza al
actual desorden, se daba prioridad a los méritos antes que a la
incondicionalidad partidista, y miles de beneficiados por becas del M. de E. y
del Plan de becas Gran Mariscal de Ayacucho pueden dar fe de ello, salvo muy
probablemente los alienados a quienes les consta que los gobiernos del 59 al 98
favorecían con esas ayudas, en la gran mayoría de los casos, a quienes
demostraban vocación y eficiencia estudiantil. No hacía falta disfrazarse de
militante del partido de gobierno para obtener una beca, y muchos ñángaras
recibieron diversos tipos de ayudas y cargos del oficialismo blanco y verde, no
obstante haber estado involucrados en la aventura guerrillera, que tanto daño
causó al país. Su dogmatismo y mediocridad personal les impide reconocer esa y
otras muchas verdades, hipotecados a las versiones falseadoras de la realidad
que con el mayor cinismo sostienen.
Aquella Europa ofrecía la doble
ventaja de las relativas cortas distancias a salvar para recorrer varios países
en corto tiempo, y la fortaleza de nuestra moneda junto a un conjunto de
precios que hoy denominan solidarios, ambos elementos permitían hacer
fructífero turismo a bajo costo, ya fuera viajando por tren, por avión, en
autobús, en vehículo particular (era usual compartir el pago de la gasolina con
el propietario del carro), y -por supuesto- el sistema más barato de todos,
pidiendo cola, un aventón, pues constituiría una tercera ventaja la Seguridad
que caracterizaba a todo el viejo continente (hoy disminuida por la mayor
afluencia de grupos de delincuentes de toda laya que se mueven con mayor
facilidad entre países, desde que la Unión Europea funciona. Ahora las
fronteras tienen menor capacidad de frenar y filtrar a los indeseables,
provenientes de países de la misma UE, y proliferan las amenazas de los
extremistas afiliados a cualquiera de los fundamentalismos terroristas que
interpretan sus credos de manera enfermiza, para justificar la violencia y las
atrocidades que cometen. Las condiciones de los años 60 a los 90 no generaban
el cúmulo de justificados y nuevos temores que hoy producen esos factores ultra
agresivos, tanto a la población en general, como a los turistas en particular.
El caso es que en Inglaterra los
estudios universitarios y de postgrado tenían tres trimestres al año, y entre
ellos se intercalaban períodos de asueto, que dadas las ventajas ya
mencionadas, permitían visitar espacios de diferentes idiomas, culturas,
regímenes políticos, en los lapsos vacacionales normales y a precios incluso
asequibles para estudiantes dependientes de una muy modesta beca. Disfruté
mucho cada paisaje, cada pueblo, cada ciudad, cada país que tuve ocasión de
conocer, pero a los efectos de este artículo, voy a concentrarme en los países
donde imperaban esquemas de gobierno nada democráticos; Recorrí al Portugal
sometido por la dictadura de Salazar, la España bajo la bota falangista de
Franco, la Grecia escarnecida por las arbitrariedades de los militares, y fui
testigo temporal de la opresión de títeres locales que seguían las estrictas
directrices emanadas de la casa matriz del Comunismo, la URSS, cuyos esquemas y
órdenes dominaban todos los aspectos de la vida social, económica y política en
Checoeslovaquia, Hungría, Bulgaria, Alemania oriental y, quizás con menor
intensidad, en la Yugoeslavia al mando de Tito, debido a tres factores; 1. El
tenso equilibrio que existía entre los diversos grupos étnicos reunidos en ese
país (que luego de terribles enfrentamientos se dividieron y formaron seis
pequeños países) 2. La personalidad del Mariscal Tito, que pudo mantener en
aparente armonía esa difícil amalgama (que comenzó a agrietarse a su muerte, en
1980) y 3. La ubicación de Yugoeslavia en el mapa europeo, más distante del centro
de poder en Moscú. A medida que degeneraba la situación en la URSS se relajaban
sus controles de los países satélites de la segunda potencia mundial, y luego
de su colapso definitivo en 1991 hicieron implosión las diferencias étnicas que
tras cruentas guerras, disolvieron a Yugoeslavia en los años 90. Pero fue en
Romanía donde me correspondió vivir en dictadura, pues la recorría en calidad
de visitante temporal, y un desperfecto en la dirección de mi camioneta (se
rompió el sinfín) ocasionó que chocara con una gandola que circulaba en sentido
contrario al mío. Yo venía de Bucarest, la capital, al sureste, y ese accidente
me obligó a permanecer en Sibiú, en pleno centro de Romanía, perteneciente a
Transilvania, la tierra asociada a los vampiros de la antigua ficción, el Conde
Drácula su más famoso personaje.
El clima dictatorial que se podía
fácilmente apreciar en cualquiera de los países controlados por el imperio
soviético, la permanente y ostentosa vigilancia militar y policial, los
controles y la falta de libertades, se hicieron más patentes, más tangibles,
cuando dejaron de ser algo temporal y ajeno para el turista que había sido, y
pasaron a ser algo constante y cercano, cuando me convertí en residente
obligado de aquella franquicia de la URSS, sometida a las arbitrariedades de
Nicolae Ceaucescu, un dictador cruel, que a su vez recibía lineamientos de
Brezhnev, el Capo di tutti capi en la Maffia roja. Los rumanos que tuve el
privilegio de conocer durante los 4 meses que permanecí en Sibiú, eran gente
amable y solidaria, pero sin excepción al hablar se comportaban como un
ventilador de mesa, invariablemente miraban a ambos lados varias veces, para
cerciorarse de que no estuviera cerca algún soplón (patriota cooperante como
denomina a los sapos el vocabulario chavista).
La paranoia oficial era tal, que
habituados a que la absoluta mayoría de los turistas visitaran la capital (lo
que hace el turista promedio, va a las ciudades principales), la presencia por
tiempo indefinido de tres extranjeros (me acompañaban mi hermano y un primo) le
causaba desconfianza a la policía, siempre dispuesta a ver “un espía, un agente
de la CIA” en todo desconocido, y por más de dos meses tuve que ir semanalmente
a la Comisaría policial, a tramitar un permiso por 7 días, debiendo soportar el
trato déspota del Jefe a cargo (le decían “Tato”), que me trataba casi como si
yo fuese un delincuente (sabiendo que era estudiante y estaba esperando que
repararan mi vehículo, para reanudar mi viaje “de placer”). De alguna forma
logré comunicarme con nuestro embajador en Bucarest y plantearle mi problema
con ese funcionario. Debió ser muy contundente la diligencia efectuada por
nuestro representante en Romanía, pues el siguiente viernes, en lugar del
habitual mal rato que Tato me hacía pasar, me dio un permiso ilimitado y hasta
me ofreció una taza de café. Mi memoria falla respecto de ciertos nombres de
lugares o personas, y sinceramente lamento que una de esas lagunas deje en el
anonimato a ese compatriota que se portó de maravillas conmigo. Trataré de
recuperar su nombre, mientras tanto le hago llegar mi profundo agradecimiento
por su valiosa ayuda, que incluyó enviarme, dos veces, paquetes con ejemplares
recientes de El Nacional, que devoré con fruición y me permitieron ponerme al
día con la dinámica de mi país, del cual había estado desconectado por varios
meses.
Como en todos los países donde el
esquema comunista procede a repartir lo ajeno, para ganar indulgencias con
escapularios que otros elaboraron, también en Romanía expropiaron las viviendas
medianas y grandes, para meter en cada una a tres, cuatro y hasta cinco
familias, sin hacerlos propietarios y con la espada de Damocles constantemente
amenazándoles de desahucio, si sus comportamientos fueran inconvenientes para
el régimen. Casa, empleo y libertad forman parte de los bienes que el estado
distribuye, y usa como mecanismo de chantaje y extorsión, a fin de disciplinar
a la población y garantizarse al “hombre nuevo”, que acepte las migajas y
limitaciones que el poder central distribuye, sin criticar ni reclamar. Deben
más bien agradecer por el hacinamiento y las carencias, o su situación pudiera
empeorar.
Los representantes del Automóvil
Club, Wolfgang y Schneider, otras dos personas que superaron mis expectativas y
tuvieron el más servicial y amable trato para con nosotros, en las difíciles
circunstancias del accidente, fueron mis interlocutores (en inglés), mis
acompañantes, su enorme rústico ruso, con un largo tubo amarrado a sus dos
ejes, se convirtió en la grúa que trasladó mi camioneta chocada unos 12
kilómetros, desde el sitio en la carretera donde ocurrió la colisión hasta el
Taller (del Estado, como todo) en Sibiú. Costó convencer al ingeniero Iou Ioan
de que autorizara el ingreso, porque él argumentaba que era un vehículo capitalista,
y allí se encargaban exclusivamente de vehículos socialistas. Luego me llevaron
al Hotel Imperatul Romanilor, grande, sobrio, señorial, donde la recepcionista,
Olga (a quien debo también agradecimiento), con mucha discreción y nerviosismo
me indicó que ese hotel era costoso (ya medio pueblo sabía del choque y de los
tres sudamericanos barbudos, jóvenes y estudiantes, ergo, sin dinero), por lo
que a sotto voce me sugirió la opción de alquilar una habitación en una casa de
familia, lo que a la larga resultó mi salvación, pues mi estadía de meses no
habría sido compatible con mis raquíticas finanzas, y esa opción no sólo era
cinco veces inferior en el precio del hospedaje, sino que pudimos convivir con
varias familias, que llegaron al extremo de protegernos y se ganaron nuestro
afecto: En lo mejor de mis recuerdos siempre estarán los Mot, Román, Tsabra,
Cojocariu, y otros que nos ayudaron a salir airosos de esa complicada
situación, en tiempos de muy difícil comunicación (en las antípodas de la actual
dimensión, con teléfonos celulares, correos y transferencias electrónicas en
instantes). La caída del Muro de Berlín, repercutió en todos los satélites de
la URSS, del 89 al 91 colapsaron esas dictaduras, un efecto dominó que aumentó
la praxis democrática y la prosperidad en Europa.
Aquel Nicolás, Ceaucescu, junto a
su esposa y cómplice de fechorías, borrachos de poder y de prepotencia,
abusaban de sus privilegios, apretaban los cerrojos, convencidos de que aquello
sería eterno, y en diciembre del 89 los sorprendió a ambos un juicio sumario, y
de inmediato su fusilamiento, castigados por apenas una mínima porción de los
muchos crímenes y vejaciones que cometieron, pero durante esas sus últimas
horas supieron en carne propia que no siempre los verdugos mueren de viejos, y
que la impunidad del poderoso, que aparenta ser inexpugnable, tiene sus
resquicios, sus grietas, sus fisuras, y que de tu entorno saldrán tus jueces y
ejecutores. Hoy nadie le rinde pleitesía a los Ceaucescu, no hay estatuas ni
retratos ante los cuales deban rendir inmerecidos honores los ciudadanos
sometidos por su poderío, nadie grita las consignas que eran habituales. Hoy
son parte de la basura de la historia y sus nombres están asociados a la
ignominia y la vergüenza. Quienes pretendan reproducir varias décadas después,
el oprobio, el anacronismo, la corrupción, los fracasos y el entreguismo en
beneficio de caducos remedos de imperios, tienen altas probabilidades de
reproducir el final que encontraron Hitler, Mussolini, Noriega, Gadaffi,
Ceaucescu, marchitas las glorias que creyeron haber alcanzado. Sus restos
serán, más que cenizas, excrementos.
Breve aclaratoria sobre el título: En su afán por desviar la atención de las audiencias lejos de los graves problemas que aquejan a Venezuela, causados o empeorados por el sucialismodelsiglo21, el indocumentado Maduro -unos días antes de la publicación de este artículo- había dicho por cadena nacional de radio y TV: "Rajoy me tiene encabronao". Y en realidad Rajoy, presidente del gobierno de España, además de ser usualmente parco en sus declaraciones, tenía semanas sin hablar de Maduro, de manera que este lo mencionó por radio y TV, utilizando la muy castiza expresión "encabronao", para darle énfasis pero con estilo de guapo de barrio españolizado, a su obvia nueva mentira, buscando perjudicar a Rajoy. Eso motivó que incluyera la expresión en el título del artículo, cuyo contenido estaba listo antes de que el agente castrista se la lanzara al gobernante de España. En todo caso, es una expresión muy española, indebidamente usada por el sátrapa manejado desde La Habana, para ocultar la profunda Crisis de Venezuela, construida sobre las arbitrariedades del charlatán intergaláctico (muerto en Cuba, dic 2012) y agravada por la incapacidad y el delirante dogmatismo del infeliz sucesor (designado por Raúl Castro, Pamela en la intimidad).
Breve aclaratoria sobre el título: En su afán por desviar la atención de las audiencias lejos de los graves problemas que aquejan a Venezuela, causados o empeorados por el sucialismodelsiglo21, el indocumentado Maduro -unos días antes de la publicación de este artículo- había dicho por cadena nacional de radio y TV: "Rajoy me tiene encabronao". Y en realidad Rajoy, presidente del gobierno de España, además de ser usualmente parco en sus declaraciones, tenía semanas sin hablar de Maduro, de manera que este lo mencionó por radio y TV, utilizando la muy castiza expresión "encabronao", para darle énfasis pero con estilo de guapo de barrio españolizado, a su obvia nueva mentira, buscando perjudicar a Rajoy. Eso motivó que incluyera la expresión en el título del artículo, cuyo contenido estaba listo antes de que el agente castrista se la lanzara al gobernante de España. En todo caso, es una expresión muy española, indebidamente usada por el sátrapa manejado desde La Habana, para ocultar la profunda Crisis de Venezuela, construida sobre las arbitrariedades del charlatán intergaláctico (muerto en Cuba, dic 2012) y agravada por la incapacidad y el delirante dogmatismo del infeliz sucesor (designado por Raúl Castro, Pamela en la intimidad).