jueves, 27 de abril de 2017

Lo inaudito en pesebres y en Chomsky.

Lo inaudito en pesebres y en Chomsky

25 Diciembre, 2011    Edgard J. González 

En muchos países donde la religión cristiana es preponderante, especialmente en Venezuela, diciembre se asocia con el nacimiento de Jesús, hijo de María y José, en un pesebre, lugar destinado a mantener equinos y vacunos, que generalmente formaba parte de la casa de habitación de alguna familia, en un pueblo donde la mayoría se dedicaba a las labores agrícolas y de pastoreo. Con la inminencia del parto abrumándolos, y no pudiendo conseguir posada regular, optaron por aceptar aquel ambiente destinado a los animales, donde la mujer del carpintero dio a luz a su primogénito, en tierras de Galilea, en una aldea llamada Belén. Completan el cuadro la mula y el buey, los tres reyes magos que vienen de oriente siguiendo una estrella, con oro, incienso y mirra de obsequio para el recién nacido, y algunos pastores que se acercan con sus ovejas, a conocerlo.

De lo resumido en el párrafo anterior deriva la costumbre de representar aquel episodio con diversos materiales, escalas, y adecuaciones sincréticas que dependen de la capacidad adquisitiva de cada familia, el espacio de la casa o empresa que se puede dedicar durante varias semanas a la recreación de aquella escena, y de la creatividad de quienes se encarguen de elaborar el “Pesebre o Nacimiento”. En Venezuela la mayoría de los Pesebres recrea el paisaje montañoso, muy pocos tratan de reflejar la geografía palestina donde ocurrió el nacimiento que dio origen a la costumbre decembrina. Cajas de cartón, viejos periódicos, arena, piedritas, un espejo para simular una laguna, arena o aserrín alrededor de ese cuerpo de agua, ramas y musgo hacen las veces de árboles y arbustos, y al centro del campo visual el grupo tradicional conformado por María, José, (los pesebres se hacen a veces desde noviembre, pero la figura del niño no se debe colocar antes del 24), la mula y el buey que tuvieron que compartir su espacio con los visitantes, los tres reyes, Gaspar, Melchor y Baltasar con sus respectivos e imponentes camellos, algunos anónimos pastores con sus ovejas, y las infaltables luces, intermitentes desde hace algunas décadas.

Pero además de la venezolanización de una escena originalmente palestina, hay algunos montajes que se destacan por su tamaño, su originalidad, el ingenio que los diferencia de la generalidad. En la avenida Rotaria de Barquisimeto vi un enorme garaje donde no sólo representaban el tradicional Nacimiento, sino que incluían también escenas del Vía Crucis que debió sufrir aquel recién nacido cuando ya tenía 33 años. En la popular barriada La Carucieña, visité una casa en cuyo patio frontal colocaban un Pesebre sobre una plataforma de madera a unos 25 centímetros del piso, bajo la cual un viejo tocadiscos cuyo plato giraba a 33 revoluciones por minuto, transmitía movimientos por un ingenioso tramado de alambres a muchas de las figuras del amplio Pesebre, lo que permitía que la Virgen meciera al niño en su cuna, un pescador moviera su caña frente al río, y muchas figuritas tuvieran cierta tímida animación, para deleite de los observadores.

Un vecino de mi tía Miña, en una cuadra de San José que fue demolida para dar paso a la nueva Escuela de Medicina, cercana al viejo Hospital Vargas, dedicaba toda una habitación de su casa al Pesebre, colocado a la altura de la ventana, para facilitar que los peatones pudieran disfrutarlo desde la acera. Aquella maqueta era como Caracas a escala, con su valle y sus montañas, las luces, las figuras tradicionales del pesebre, pero el dueño de la casa y del pesebre quiso incorporar su hobby de toda la vida a la representación navideña, de modo que cada tantos segundos salía de un túnel en la montaña a la derecha un tren, una locomotora con varios vagones, que zigzagueaba unos segundos por el valle hasta desaparecer devorado por la montaña a la izquierda, lejos de la ventana, volviendo a aparecer más cerca de los divertidos turistas locales, haciendo otro recorrido sobre los rieles desde las montañas a la izquierda hasta las de la derecha, para iniciar de nuevo el novedoso ciclo, que añade a la famosa historia bíblica un medio de transporte que le habría hecho más cómoda la vida a los habitantes de Judea y Galilea de hace casi dos mil años.

La casa de mi madre en Caracas era muy pequeña, sin embargo ella sacrificaba el espacio que fuera necesario para el Nacimiento y el Arbolito, que no necesariamente debía ser el tradicional pino. Acostumbraba subir al Ávila en el Teleférico, con mi amigo Henry, (mi hermano José y Francisco Cúbek, otro compañero de Liceo, nos acompañaron una vez), para caminar hasta un lugar llamado Lagunazo, donde acampábamos una noche para bajar al día siguiente, generalmente de sábado para domingo. Pero en dos ocasiones fuimos con el específico propósito de traer una rama con musgo, a la que agregábamos en casa las luces (aquellos bombillos de 4 centímetros, cuya intermitencia era posible con un botón colocado al fondo del sócate, predecesores de los diminutos bombillitos actuales, que cambian sus modos de encender – apagar, y soportan la intemperie). Los Nacimientos de mi madre eran bastante rústicos y en ellos se amuñuñaban las montañas, probablemente como homenaje a su Mérida natal. Mamá no tenía consideraciones respecto de la perspectiva y las proporciones, algunas de sus ovejas eran mucho más altas y robustas que los tres infaltables camellos, y en el segundo plano pudieran encontrarse personas y animales de mayor envergadura que los que colocaba más cerca del espectador. Su niño Jesús tenía el volumen de sus dos progenitores juntos, pero era muy bello y de esmerada manufactura, de modo que no iba a dejar de mostrarlo por mantener las proporciones. Y en esa época el jabón en polvo FAB era su preferido, con ese producto debidamente batido elaboraba una suerte de espuma que al secarse cumplía la función de representar la nieve, no mencionada en las narraciones sobre la venida de Jesús en Belén, pero una fija en ciertas porciones del Pesebre materno y sobre el arbolito. Y como guinda ingeniosa y revolucionaria, en la cúspide de aquellas montañas de papel pintado sobre cajas de cartón, mi madre colocaba unas figuras de plástico, de seres extraterrestres, con escafandra y armados, que venían en las cajas del jabón FAB, y ella no iba a desperdiciar la oportunidad de proveerle a la sagrada familia el círculo de seguridad que les garantizara la protección, mientras estuviera amenazada la criatura por el decreto infanticida del cruel Herodes.

 Noam Chomsky.

Rememorando los ingredientes que el ingenio criollo suma a nuestros Pesebres navideños, convirtiéndolos en algo insólito si nos atenemos a lo que deberían contener esas representaciones de las muy particulares circunstancias del nacimiento de aquel niño judío en una pequeña aldea del medio oriente, que predicó en arameo y molestó a los jerarcas locales del Imperio Romano, no pude evitar la asociación con una también insólita carta de Noam Chomsky, en la cual le solicita a un déspota -a quien ha venido apoyando desde su tradicional posición de enfant terrible a iconoclasta sagrado del stablishment anglosajón-, que libere “por razones humanitarias” a la Jueza María de Lourdes Affiuni, argumentando que “Chávez ha demostrado generosidad y espíritu humanitario”, expresando además que “la revolución bolivariana profesa valores humanitarios”. Chomsky tiene 83 años, posee vasta experiencia teórica y práctica, descendiente de judíos ucranianos, es Lingüista, lo que le obliga a utilizar correctamente cada palabra, por lo que no entendemos que le asigne la condición de Humanitario a una persona y al movimiento que lidera, que se han destacado precisamente por acciones en contra de la dignidad humana y a favor de la violencia como herramienta primordial para cambiar a la Sociedad.

Chávez.

Revisando la trayectoria de Chávez, encontramos pruebas que contradicen las falaces e interesadas afirmaciones de Chomsky; Ingresa a la Escuela Militar con el propósito de utilizar a las Fuerzas Armadas en contra de la Democracia, recuperada gradualmente desde el 23 de enero del 58 (infiltrar a las FFAA era el Plan B de la guerrilla, auspiciada desde la Cuba castrista). Conspira durante 17 años, organiza una secta y produce dos golpes sangrientos, el 4F y el 27N de 1992. Se le suspende el juicio y sale libre a los dos años (aunque es responsable por la muerte de más de un centenar de personas, y de atentar contra un gobierno legítimo), predica el abstencionismo hasta que dos zorros de la política (Rangel y Miquilena) lo convencen de utilizar la opción electoral, y cosecha el descontento por lo que habían dejado de hacer AD y COPEI del 59 al 98. En lugar de aprovechar el enorme respaldo popular y los crecientes ingresos del país, para llevar a cabo los cambios que todos esperaban (y que había prometido), optó por seguir cumpliendo su patético papel de Agente del estalinismo castrista, inició su siembra sistemática de ODIO para dividir a los venezolanos, añadiendo ingredientes de racismo y señalando, el estilo hitleriano, como culpables de los problemas del país, a quienes fuesen blancos, exitosos en sus profesiones o empresas, estableciendo un terrible apartheid con los datos de quienes firmaron solicitando un Referendum para sacarlo de la Presidencia, la nefasta Lista Tascón que aun se utiliza para perseguir a quienes ejercieron los Derechos que la Constitución les señala y permite.

Los trece años del régimen chavista han servido para establecer una dictadura, pues donde los poderes (Judicial, Legislativo) no son autónomos, y responden a los caprichos de un caudillo, no hay posibilidades de calificar a ese sistema de democrático (independiente del poco o mucho respaldo electoral que mantenga). Eso lo sabe perfectamente nuestro Lingüista, Filósofo, Profesor del MIT, y veterano político, y sin embargo asume el triste rol que cumplió Jean Paul Sartre en los 60, apuntalando a la dictadura castrista, a pesar de los sobrados indicios de su feroz estalinismo. Debe conocer también Chomsky las cifras de la Inflación en Venezuela (30 % anual), el gradual desangramiento a raíz de los crímenes que ya acumulan 160.000 asesinados desde 1999, de 4.500 anuales en 1998 ya alcanzamos los 19.000 por año, y de corolario en las cárceles mandan los presos, están armados, organizan delitos desde ellas, y la Ministro se retrata abrazada con un jefe Pran, y les ofrece el salario mínimo -a los presos- lo que no logran el 50 % de los venezolanos que no delinquen.

Podría escribir muchos párrafos, con los hechos, abusos, atropellos, caprichos y contradicciones cometidas por Chávez, sus cómplices militares y civiles, pero concretaré refiriéndome a la esencia de su pedido epistolar. Le inventa Chomsky a Chávez y a la “revolución bolivariana” una condición Humanista inexistente (y a él le consta), por lo que se convierte en cómplice (muy en la tónica de Martin Heidegger y su baboso respaldo a Hitler) del proceso de destrucción de la economía e instituciones de Venezuela. Pero además, al solicitarle que libere “por razones humanitarias” a la Jueza Affiuni, incurre en dos atropellos; el primero deriva del hecho innegable de que a una persona injustamente encarcelada, se la debe liberar en virtud de su INOCENCIA, por razones vinculadas a la correcta administración de JUSTICIA. Chomsky debe saber (y si lo ignora, su negligencia no lo exonera de su responsabilidad y obligación de conocerlo, tenía que investigar a fondo antes de respaldar al régimen, y de apelar a su imposible condición humanitaria), que la Jueza Affiuni actuó apegada a las leyes y fue encarcelada por órdenes directas y en cadena de radio y TV, del dictador que antepone sus intereses y arbitrariedades al marco legal. La persona que la Jueza Affiuni puso en libertad, llevaba tres años sin fórmula de juicio, y las leyes establecen que en esos casos procede la liberación. Amarga coincidencia, la Juez ha estado presa durante dos años, tampoco ha sido juzgada y condenada (pues no ha habido delito). El segundo atropello deriva de la existencia de muchas otras personas que han sido detenidos por el mismo procedimiento arbitrario, presos por órdenes y conveniencia del ególatra empeñado en desviar la atención DESDE los verdaderos culpables de los crímenes que han sido intelectualmente diseñados por altos jerarcas del régimen (Masacre del 11 de abril del 2002, Asesinato del Fiscal Danilo Ánderson el 18 de noviembre del 2004, por nombrar los dos más sonados), cometidos por malandros y policías (disculpen que caiga en redundancias), HACIA los chivos expiatorios que designan los del G2 cubano y sigüises rojos rojitos, tales como los Comisarios Simonovis, Forero, Vivas, y los Guevara.

REGÍMENES RESPALDADOS POR NOAM CHOMSKY:
"Pero yo tengo una buena vibra acerca de este tipo Chávez".

Añadir elementos a un Pesebre navideño, que representa una Natividad ocurrida hacen casi dos milenios entre judíos, tales como un tren, extraterrestres armados, montañas andinas, es parte de la licencia poética que impone la idiosincrasia de cada pueblo, y lo más importante, NO le hace daño a nadie. Añadir cualidades a quien nunca las ha tenido, adulterar la condición arbitraria e injusta en la encarcelación por años de personas que han sido detenidas por no aceptar el pensamiento único totalitario y desfasado, pretender colaborar en el ocultamiento de la genuina cara detrás de los Presos de Conciencia, para ayudar a lavarla y embellecer una grotesca dictadura estalinista, cuando el tercer milenio ya lleva transcurridos once años, es complicidad criminal, y Chomsky la comete con toda premeditación y alevosía.


Nos encantaría ver la reacción de Chomsky si por arbitrariedad de Obama hubiese sido encarcelado, dos años sin fórmula de juicio, (supuesto absolutamente negado en la Democracia activa de los EEUU), y Bill Clinton solicitara su liberación por razones humanitarias, que no legales, dada la generosidad de quien ordenó ponerlo preso por un capricho. En Chomsky puede más el Dogmatismo, que la Linguística, la Filosofía y la Realidad.

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