jueves, 27 de abril de 2017

Los economistas, el dólar y el cuento del gallo pelón.


Los economistas, el dólar y el cuento del gallo pelón

20 Octubre, 2013

Definiciones:
Economista; presunto experto en asuntos económicos. Egresado de la Escuela o Facultad dedicada a esa rama del conocimiento, en una Universidad seria, de prestigio académico [No confundir con eCOnoMUNISTA, que son charlatanes expertos en tirar piedras, quemar vehículos, saquear, invadir, agredir, violar la Constitución, cuyo bagaje en la materia proviene de reducidas lecturas traducidas a vulgares caletres de algún manual dogmático de Marta Harneker, y de un apretado resumen de la obra Teórica de Carlos Marx -quien en la práctica jamás trabajó ni supo por esfuerzo propio cómo se batía el cobre para producir y satisfacer necesidades, por lo que saltó a conclusiones que se adaptaran a SU muy limitada concepción de la Economía, adulterando en el proceso los datos inconvenientes para su teoría, además de haber sido toda su vida un parásito y un irresponsable hacia su familia].
Dólar; Término que refiere a la moneda de curso en varios países del planeta, Australia, Canadá, Bahamas, Brunei, entre muchas del orbe, pero expresándolo en términos muy académicos, entre todas las monedas llamadas Dólares que existen, el caprino que más micciona es el dólar estadounidense y, pese a los horribles augurios de los dinosaurios de la extrema izquierda que sobreviven a los innumerables fracasos de sus experimentos colectivistas desde 1917, y a la hecatombe de su alma máter, la URSS en el 91, que cada año anuncian el apocalipsis del capitalismo, también el US DOLLAR mantiene su vigor entre las monedas más fuertes y confiables del planeta, como lo fueron el Marco alemán, la Libra inglesa, y lo son hoy el Euro de la UE, el Yen japonés. A pesar de los constantes e intensos ataques (verbales) del súper combo rojo rojito marxistoide y revoilusionario mundial, no se ha sabido nunca de alguno de sus líderes o militantes que haya convertido sus ahorros a pesos cubanos, rublos rusos o la ñoña que usen en NorCorea cuando tienen otra cosa qué guardar en sus bolsillos, distinta de las fotos y consignas de los monarcas vitalicios de esa ínsula anclada en la más hedionda de las vergüenzas.
Cuento del Gallo Pelón; No podemos indicar la fecha y el lugar precisos en que vino al mundo esta modalidad humorística, ni siquiera sabemos si fue parido o cesareado, pero es lícito ubicar sus inicios en la Venezuela de comienzos del siglo 20, como reflejo de la permanente influencia de ese gen mamador de gallo (genérico, no necesariamente pelón) que caracteriza a la mayoría de los congéneres nacidos, criados desde pequeños o residenciados en nuestro territorio por más de una década (este último parece ser el caso de Nicolás, el dotol Doolittle que vio la luz en la vecina Cúcuta, y tuvo su primer encuentro cercano del tercer tipo con un autobús, siendo colector en la tierra del ¿cómo así?, su segundo encuentro trascendental lo trasladó a territorio venezolano, su tercer encuentro con uno de estos transportes lo llevó al operativo en que un abracadabra sen sa cio nal extirpó sus orígenes paisas y le imprimió nacionalidad caraqueña y cédulas a granel, junto a sus hermanas, con números consecutivos). El asunto es que alguien con ese gen más desarrolladote, inventó iniciar una conversación, preguntando a su víctima potencial ¿Quieres que te cuente el cuento del gallo pelón?, y sin importar lo que dijese el interlocutor a esa insólita e injustificada pregunta (¿qué? ¿cómo? ¿Cuál cuento? ¿Cuál gallo?), el jodedor, invariable y sádicamente la repetía ad infinitum, hasta sacar de quicio al ¿amigo, conocido, víctima circunstancial? quien, en la mayoría de los casos se retiraba del sitio, profiriendo maldiciones y lamentando el tiempo perdido. Como ven, no se trata de un chiste, sino de una burla en círculo vicioso, para atormentar.
Antecedentes; Aunque una de las miles de secuelas negativas que nos ha dejado esta era chavista, de sistemática destrucción de todo lo bueno y perfectible que teníamos (como la Convivencia, el Avance -lento pero sostenido-, cierta Autonomía de los Poderes, una Moneda decente y útil, Inflación, Criminalidad y Desempleo bajo control, etc), es la ausencia de información confiable y actualizada (las estadísticas están más adulteradas que las botellas de whisky puyao y las tetas de las misses, y el BCV oculta conceptos y cifras), podemos utilizar todas esas informaciones que mantenemos a buen resguardo en ese mueble que nos acompaña a casi todas partes, que es la Memoria, de la cual vamos a extraer retazos para elaborar la colcha que ensamble lo que el título del artículo sugiere.
El Dólar de nuestros tormentos (como el MAS, para el recordado Cabrujas), mantuvo una cotización durante décadas, que nos permitía adquirirlo, sin filtro, ni trámites engorrosos, a un costo de Bs 3,35 (es decir, tres bolívares con treinta y cinco céntimos, 67 puyas, 6 reales y casi 3 lochas, que eran a 12,5 céntimos cada una, para los chamos que no las conocieron. La puya era el centavo, equivalente a 5 céntimos, de los 100 céntimos que conformaban cada bolívar). La anterior dictadura militar, la del Tarugo, o sea, Marcos Evangelista Pérez Jiménez, natural de Michelena, estado Táchira, famoso por su baja estatura, su obesidad, sus obsesiones desarrollistas, su vocación represiva y su innegable don de prestidigitación, que desaparecía millones de estos dólares de que hablamos, a un cambio de Bs 3,35, con más glamour que el mostrado en su apresurada fuga la madrugada del 23 de enero del 58. Las malas mañas del golpista andino, además de ponerlo a perseguir lo que ahora llaman prepagos, empelota y sobre una motoneta, en las playas de La Orchila (isla que jamás ha sido usada para algo bueno), vaciaron las arcas del dinero de todos los venezolanos (más o menos como ahora, pero dejando algunas obras tangibles en aquella ocasión), lo cual obligó a la primera devaluación que hayamos conocido, a inicios del período presidencial de Rómulo Betancourt, 59-64, que elevó la cotización del Dólar de 3,35 a 4,50 (9 reales, cuatro bolívares y medio). Y para que sepan lo que es una devaluación seria, justificada y sin metas especulativas, al poco tiempo el gobierno informó que se habían logrado los objetivos esenciales al devaluar y por lo tanto se podían permitir la parcial reversión de la medida de emergencia, y nuestra moneda, por esa única vez, se REVALUÓ, disminuyendo el valor del dólar, de Bs 4,50 a Bs 4,30 que se mantuvo así hasta aquel famoso viernes negro, el 18 de febrero del 83, en el gobierno de Luis Herrera Campins, con el Ministerio de Finanzas a cargo del apodado Búfalo, que embistió con tres cuernos y dejó al bolívar con tres diferentes posiciones frente al dólar, que costaba entre Bs 6 y Bs 7.50 inicialmente.-
Durante estas tres décadas y pico transcurridas desde esa devaluación del 83, el bolívar ha venido siendo devaluado gradual y sostenidamente. Alcanzó la cuota de los 480 bolívares a comienzos del engaño chavista. Para comprar un dólar se necesitaban en el año 99 Bs 480,oo lo que implica que el costo de la moneda estadounidense se había multiplicado 111,63 veces, una devaluación correspondiente al 11.163 % A comienzos del 2001 ya se cotizaba cada dólar a Bs 780, lo cual equivale a 181,39 veces el valor anterior a la devaluación del 83, 18.139%. Fueron devaluando nuestra moneda, aunque juraban y perjuraban que no lo harían, hasta llevarla sucesivamente a la cota de Bs 2.150, Bs 4.300 y Bs 6.300, con el cínico añadido de que le quitaron tres ceros a las cifras pero bautizaron al monstruoso resultado como “bolívar fuerte” BsF, cuando en verdad habían pervertido nuestra moneda hasta degradarla a una 500ava, una milésima y una 1.465ava parte -respectivamente- del poder de compra que tenía en febrero del 83, sin que los aumentos salariales fuesen proporcionales a las devaluaciónes sufridas. El bolívar como moneda no es ya ni la sombra de lo que fue, y para colmo uno de los pilares fundamentales de este proceso dirigido desde la Cuba castrista, es la estrategia para la eliminación total de la Iniciativa, la Empresa y la Propiedad Privadas, fieles al estúpido dogma del colectivismo, que todas las veces ha conducido a la ruina, tendrían que cambiar de posición los planetas del sistema solar, para que no se repitiera ese resultado en la Venezuela chavista, sometida al esquema del fracaso y el estancamiento que reina en Cuba y en NorCorea, ambos países parasitarios y negados a la prosperidad.
Pero desde febrero de 1983 hasta octubre del 2013, los “economistas” han insistido en que cada devaluación ha mantenido al bolívar por debajo de su precio real, sin importar que lo devaluaran -respecto de su capacidad para adquirir un dólar- de Bs 10 a Bs 20, de Bs 100 a Bs 200, de Bs 1.000 a Bs 2.000, persisten los “expertos” en afirmar que nuestra moneda se encuentra sobrepreciada y debe “sincerarse” su valor. Llama la atención que jamás hemos escuchado a ninguno de estos paladines de la Economía señalar la cantidad exacta a la que debiera ser disminuido el valor de nuestra moneda, pero siguen genéricamente denunciando que está sobrevalorada y que se la debe devaluar de nuevo, sin indicar a cuánto debe llegar esa medida -según ellos- inevitable, aunque haya llegado a costarnos seis mil trescientos bolívares, lo que antes costaba cuatro bolívares con treinta céntimos. Si no se ponen de acuerdo en la cifra ideal para que se equilibre la moneda nacional, que lleva más de treinta años siendo inmisericordemente vapuleada por la cadena de devaluaciones que nos han golpeado el poder adquisitivo. Si ante cualquier dimensión de la devaluación repiten que es insuficiente. Si el Salario Mínimo se encoge vergonzosamente cada vez que nos devalúan el bolívar y no alcanza para adquirir la Cesta Básica, pero los “economistas” se empeñan en “sincerar” más aun al debilitado bolívar (sin especificar cuántos rounds más de devaluación debe soportar, antes de que ellos tiren la toalla y paren el cruel combate), concluyamos que esa es la manera como los “Economistas” nos aplican su versión del Cuento del Gallo Pelón. A lo mejor piensan que es imprescindible que lleguemos al patético extremo al que en el pasado llegaron países cuya depauperación monetaria obligaba a llenar una carretilla de albañilería con billetes, para poder pagar una hogaza de pan, un litro de leche, o un paquete de arroz. Entonces, quizás, los economistas tendrán clemencia por los que sobrevivan, y le digan BASTA a las devaluaciones graciosas, que pervierten todo el proceso de Producción, los intercambios por exportación e importación, los salarios y las opciones a mediano plazo para la población, que debe sufrir las consecuencias de las pésimas decisiones de la élite gobernante y las insólitas interpretaciones de la élite presuntamente experta en estos asuntos.
Y no he rozado los factores vinculados a RECADI, CADIVI y el mercado negro (que más bien es preponderantemente ROJO, dado el control casi total que la secta pro-castrista mantiene sobre todos los componentes de la vida nacional), fuentes de la mayor Corrupción, cuya responsabilidad pretenden endosar a los pocos que tramitan y pagan los dólares del Cupo limitado que les permite el régimen. Como si fuera posible que lo esencial del mercado paralelo funcione en base a las irrisorias cantidades en dólares que le son asignadas, con grandes obstáculos y pesada burocracia, a la madre que busca enviar una remesa a su hijo estudiante en el exterior, a los que cometen el delito de querer hacer turismo en otro país, debiendo gastar en pocos días el equivalente a varios meses de trabajo regular. Le ponen lupa a cada dólar que gastó en su viaje al exterior un viajero, que pagó por ellos, pero no ven a quien traslada $407.000 en desfachatado efectivo, hasta Bulgaria, como no vieron salir aquel maletín que llevaba $ 790.495 para ayudar en la campaña de los Kirschner, ni mucho menos percibieron algo mientras Tobías Nóbrega trasegaba enormes cantidades de dólares, en triangulaciones ingeniosas que lo convirtieron en multimillonario de la noche caraqueña a la mañana madeirense.
El chavismo lleva casi quince años tomando las peores decisiones y cometiendo los peores atropellos, y sin embargo pretende desligarse de sus responsabilidades y echarle la culpa a los que se oponen a que esta barbarie continúe. Es como si el chofer del bus que cayó al barranco y causó docenas de muertos y heridos, pretenda culpar a los pasajeros por el exceso de velocidad y la mala conducción de la unidad. Sería otra forma de burlarse de todos nosotros, preguntándonos si queremos que nos echen el cuento del gallo Pelón, el de la isla de la felicidad, el de la lucha contra la corrupción, el de la partida de nacimiento de Maduro, o el de que ganó en abril por abrumadora mayoría (como afirmó Cabello, el exquisito demócrata que organiza las censuras y las agresiones en la AN).

*Publicado en los portales Analítica y Noticiero Digital, en octubre del 2013.-

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