jueves, 27 de abril de 2017

Guernica en Siria, en versión rusa, turca e iraní.


Guernica en Siria, en versión rusa, turca e iraní.

18 Octubre, 2015      
Durante la terrible guerra civil que desangró a España, de julio del 36 a abril del 39, ocurrieron varios bombardeos de poblaciones civiles por parte de la Luftwaffe alemana y la aviación fascista, para ayudar al ejército sublevado contra la República española, liderado por Francisco Franco, con quien Hítler y Mussolini buscaban alianza (aunque el caudillo gallego se mantuvo relativamente ajeno al proyecto bélico expansionista que realizaron Alemania, Italia y Japón del 38 al 45).
Pero el bombardeo que tuvo más proyección y significación fue el del 26 de abril de 1937 contra la población de Guernica, en Euskadi, el país vasco, al noroeste de España, una pequeña ciudad de 5.000 habitantes. Los nazis la llamaron “Operación Rügen”, y en ese cobarde e injustificado bombardeo participaron la Legión Cóndor y el grupo de Aviación Legionario, de Alemania e Italia respectivamente. Causó entre 120 y 300 muertos (el bando franquista destruyó los archivos, lo que impidió conocer el número exacto de bajas). Un ataque anterior había forzado a los pobladores de Guernica a construir 5 refugios, lo cual redujo las bajas en este más irracional e intenso ataque, pero la exagerada cantidad de bombas, explosivas primero, incendiarias después, destruyeron el 80% de la urbe vasca, lo cual contribuyó mucho a sembrar el terror entre la población civil del resto de España, terror que disminuyó la participación efectiva a favor del bando republicano, que terminó derrotado en ese enfrentamiento entre españoles, favoreciendo al lado conservador y monárquico.
El bando franquista llegó al colmo de culpar al bando republicano por el bombardeo criminal que sufrió Guernica, pero periodistas extranjeros que fueron testigos del brutal ataque, así como las evidencias de las bombas que no explotaron, revelaron la genocida intromisión de los alemanes e italianos, que fueron cómplices con su fuerza aérea de las tropas sublevadas bajo el mando de Franco, quien incluso llegó a sostener que todos los ataques aéreos contra los defensores de la República fueron hechos con aviones y pilotos españoles, lo cual era falso, como se demostró al paso del tiempo.
Se supo que esas incursiones de nazis y fascistas habían perseguido experimentar en suelo español lo que luego sería implementado en los Blitzkrieg o ataques relámpagos que realizaron los del Tercer Reich por casi toda Europa, en su afán de expandir su territorio y lograr la dominación del mundo, basados en la superioridad racial que los arios se atribuían. Por supuesto que, simultáneamente, prestaban una gran ayuda a un potencial aliado, el bando franquista que resultó vencedor y controló España de manera férrea desde abril del 39 hasta la muerte del dictador Franco, en noviembre del 75. Comenzó entonces la transición hacia la democracia, de la que hoy disfruta la madre patria, aunque no haya podido evitar los nocivos efectos de la crisis económica que afectó a buena parte del mundo en 2008, de la cual se recupera actualmente.
En Siria, pequeño país del medio oriente, en el extremo oriental del Mediterráneo, rodeado por Líbano, Israel, Jordania, Iraq y Turquía, la “Primavera árabe” alebrestó en 2011 a la porción que estaba más descontenta con el régimen dinástico y sectario de los Al-Assad (su padre Hafez mantuvo las riendas del régimen por 29 años, y ya había elegido a Bashar como sucesor, asignándole categorías militares y cargos clave, inclusive la nomenklatura con la que mantenía el poder sobre Siria, a la muerte del patriarca modificó la edad mínima que exigía la Constitución para ejercer la presidencia y poder colocar en la cima a Bashar, quien tenía menos edad que la requerida antes del adulante cambio).
La guerra civil que ya lleva más de cuatro años en Siria, y ha producido cerca de 200.000 muertes, lo desesperó de tal forma, que Bashar utilizó armas químicas contra los opositores, prohibidas a nivel mundial. Lo salvó la hábil intervención de Rusia, su aliada de décadas (a Putin le interesa mantener esa pica en Flandes, en el medio oriente), que obtuvo el compromiso de Bashar de eliminar el arsenal químico que le quedaba.
Lamentablemente, igual que en Egipto (donde la Primavera árabe logró derrocar a Hosni Mubarak, dictador por similar tiempo que Hafez al Assad, 29 años), el movimiento opositor fue infiltrado por extremistas musulmanes, algunos vinculados a grupos terroristas como Al Qaeda y el Califato Islámico, lo que intercala elementos diferentes de los que conformaban los propósitos del movimiento inicial, de poner fin a la dinastía familiar y democratizar a Siria. Los terroristas buscan imponer un régimen regido por su perversa interpretación del Corán, con prevalencia del más primitivo machismo y sujeto a las decisiones de los jerarcas religiosos, musulmanes de la rama Sunita (que incluso ataca y extermina a los de la rama Shiita).
Este nuevo ingrediente cambió por completo la situación planteada en Siria, en la cual los EEUU y Europa habían acordado que era imprescindible la salida de Bashar, pero ante la disyuntiva de la opción mala que éste representa, y la opción peor encarnada por los que promueven la instalación de un Califato en condiciones del siglo 14, la coalición que podemos llamar “occidental” ha frenado sus intervenciones militares, y ello ha sido aprovechado por los ejércitos de Rusia, Turquía e Irán, los tres respaldan al régimen de Bashar al Assad, que han realizado intervenciones militares con el pretexto de combatir al Califato Islámico, pero en los casos de Irán y Rusia, aprovechando para bombardear posiciones del bando enfrentado al régimen dinástico, lo que favorece y fortalece a Bashar, y en el caso de Turquía, sus aviones bombardean posiciones del Kurdistán, que valientemente enfrentan al califato islámico, pero son considerados enemigos por el gobierno de Erdogán, en virtud de que los kurdos ocupan partes del territorio turco, en un conflicto ya viejo y cada vez más complicado.
Extrapolando, la Alemania Nazi y la Italia fascista participaron en varios bombardeos contra poblados españoles, en 1937, para ayudar a un potencial socio (en el esquema de dominación mundial que se proponían, con Japón), adquirir experiencia en el plan de tierra arrasada que luego llevarían a cabo en el resto de Europa, y servir con esa intromisión armada y cobarde a la geopolítica que tenían diseñada para los años venideros, augurando para sí mismos el triunfo y una duración de mil años en el dominio planetario.
Guernica se convirtió en el símbolo de aquella monstruosidad, concebida desde la mayor ambición e inescrupulosidad. La Rusia expansionista de Putin (invadió Crimea y mantiene mercenarios en pro de anexar más territorios al este de Ucrania), la Turquía regresionista de Erdogán (que propone eliminar avances alcanzados por Ataturk, en lo social, en lo religioso, en lo político, el carácter moderno y laico en el que se ubicaba Turquía), y el Irán con ínfulas de poderío nuclear (que tiene como propósito esencial la eliminación de Israel, sin ser árabes -son persas- profesan el shiismo, y por lo tanto deben enfrentar a los extremistas sunitas, que son apoyados por la poderosa Arabia Saudita), los tres ya están interviniendo militarmente en territorio sirio, pero hasta ahora han golpeado más a la oposición interna al régimen de Al-Assad, con el cual se identifican, que a las posiciones del Bestialato Islámico, que les sirve de excusa para enviar pertrechos, aviones y hasta tropas a Siria, aunque no han debilitado a ese extremismo terrorista cuyas concepciones y propuestas pertenecen a la edad media.
Varias docenas de pueblos y ciudades en Siria ocupan hoy, gracias a las intervenciones militares de Rusia, Turquía e Irán, el desgraciado puesto de aquella Guernica de 1937, que fue inmolada entonces para beneficiar a Franco, hoy para beneficiar a Bashar Al Assad. Europa y EEUU deben definir muy bien lo que harán en ese polvorín en que se ha convertido toda esa región, ahora con el grave añadido de los cientos de miles de refugiados que -en su mayoría- huyen de las guerras. No deben quedarse sólo en la atención de las consecuencias de esos conflictos, deben dedicar esfuerzos a modificar las causas, en África y en Asia.
NOTA: Fresca la tragedia de Guernica, representantes de la república española le solicitaron a Pablo Picasso en Francia, que elaborara una obra que plasmara ese terrible episodio, y surgió el maravilloso cuadro, de 7,8 x 3,5 metros, en blanco, negro y grises, que refleja el sufrimiento de la antigua urbe vasca bajo el bombardeo nazi-fascista. Cayó la República y la obra pictórica fue a refugiarse en el Museo de Arte Moderno MOMA de Nueva York (donde tuve el privilegio de apreciar su extraordinaria bidimensionalidad en 1974, es en mi opinión la mejor obra del malagueño), pues Picasso había prohibido que la llevaran a España mientras Franco, el verdugo de España, en cuyo auxilio se produjeron los cobardes bombardeos contra civiles, estuviera vivo y en control del poder.
El dictador murió en 1975, terminó la dictadura, y el inmenso y maravilloso cuadro viajó a España en 1981. Hoy está en permanente exposición en el Museo Reina Sofía de Madrid. Sugiero disfrutarla navegando en Google, y también sus dos versiones, una elaborada en cerámica, de Rafael Grande López, respetando formas y dimensiones, y la otra de Lena Gieseke, en un video que digitaliza de manera espectacular y respetuosa el intenso contenido del majestuoso cuadro, permitiéndonos apreciarlo desde otros ángulos, en tres dimensiones (ver enlaces).
Imagen relacionada
Publicado en Noticiero Digital y Analítica en octubre del 2015. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario