Chavismo y Esequibo:
De Parálisis total a Convulsión Malvinosa.
Edgard J. González.-
Esa “cuarta república”, mal
denominada y peor descrita por los jerarcas del Oficialismo rojo, que han usado
los adjetivos más sucios para despotricar del lapso que va de enero de 1958 a
febrero de 1999, es siempre señalada por los declarantes chavistas como
responsable de los crímenes más abominables, la corrupción más desaforada y las
gestiones gubernamentales más carentes de logros, pero paradójicamente, en
cualquier tema al que se haga referencia, es esta supuesta “quinta república”
la que muestra los resultados más ruines y vergonzosos, a pesar de lo cual
persisten en negar la terrible realidad que han producido sus ejecutorias en
todos los campos, signadas por la ineptitud, la arbitrariedad, la corrupción,
el anacronismo y las relaciones de dependencia ideológica y servil respecto de
la dictadura castrista. Y califican como exitosas sus iniciativas, que han
conducido a las cifras negativas que todos conocemos y sufrimos, en materia de
Inseguridad, Inflación, Poder Adquisitivo, producción y Productividad, Empleo
real e informal, Calidad de los Servicios, Suficiencia en los presupuestos,
Fortaleza de la Moneda, Soberanía (Económica, Geopolítica, Ideológica). Pero
existe un tópico Territorial sobre el cual los gobiernos de AD y COPEI, los
eternos villanos en la fantasiosa película de la ultraizquierda, mantuvieron cierta
atención, el Reclamo por el Esequibo, en contraste con la obvia inactividad que
ha caracterizado al régimen chavista desde sus inicios en 1999, e incluso las
declaraciones y concesiones de hecho que han estimulado la intensificación de
la ocupación y el aprovechamiento del territorio en disputa, por parte de
Guyana.
Más de 16 años sin mencionar el
tema del RECLAMO sobre el territorio Esequibo, aunque hubo una actitud de
complacencia para con las apetencias territoriales de Guyana, reforzada esa
inacción con referencias concretas que dejaban ver las intenciones del régimen chavista
de no interponerse en los planes de Guyana de consolidar su presencia en el
Esequibo, país que visitó Hugo Chávez en febrero del 2004, y pronunció estas muy
claras palabras: “El asunto del
Esequibo será eliminado del marco de las relaciones sociales, políticas y
económicas de los dos países. El gobierno venezolano no será un obstáculo para
cualquier proyecto a ser conducido en El Esequibo, y cuyo propósito sea
beneficiar a los habitantes del área”. Hay que recordar que
desde el 2003, ya Chávez se había quitado la careta respecto del régimen
castrista (al que calificara de dictadura, en entrevista a CNN durante su
campaña del 98). En el 2003 la Oposición había reunido las firmas suficientes
para convocar un Referendo con el objetivo de sacarlo de la presidencia del
país. Su desempeño del 99 al 2003 había sido pésimo, y habría perdido en esa
consulta al pueblo, que mayoritariamente mostraba descontento con sus mediocres
ejecutorias. Con cinismo y prepotencia el CNE inventó que las firmas eran
“planas” y exigió repetir la recolección de las mismas, un mecanismo que
formaba parte del complejo proceso que implementaron para posponer ese
referendo por más de un año, el tiempo suficiente para ensamblar, con la asistencia
de la dictadura cubana (al descubierto los vínculos desde entonces), la bestia
de dos cabezas con la que modificarían la intención de voto que era
desfavorable al teniente coronel golpista, hegemón de una secta apuntalada por
un pasticho ideológico y una épica sangrienta y mediocre. Una de las cabezas pondría
el énfasis en el reparto de dádivas más voluminosas (en comparación con las que eran habituales en los gobiernos de
AD y COPEI, y el lapso 99-2003 de Chávez), bautizadas con nombres de próceres
de la Independencia, y promesas, lo que no puede faltar en las alforjas de un demagogo.
La otra cabeza se
dedicaría a agredir a los opositores, a reducir su obvia mayoría, mediante el perverso
recurso de amenazarlos con la Lista
Tascón, un documento proveniente del CNE, el brazo electoral del chavismo que,
violando flagrantemente la Constitución y la Normativa propia del organismo
electoral, contenía los datos completos de todos los que habían firmado para
cumplir el requisito de la cantidad mínima requerida para convocar el referendo
y revocar a quien ocupe insatisfactoriamente la presidencia del país (el caso
de Chávez en 2003). El régimen fue improvisando las Misiones que producirían el
espejismo de que se estaba atendiendo las necesidades de la población, de que
habría servicios óptimos, redistribución del erario para favorecer a los más
necesitados, que son en nuestros países tercermundistas, el sector más numeroso
y fácil de engañar-manipular: Módulos de atención médica, a cargo de cubanos, presuntos
profesionales de la Medicina, que nunca han cumplido el trámite legal que los
acredite como tales. En Chile y Brasil los obligaron a presentar pruebas y el
50% fue rechazado. Los locales de Barrio
Adentro insertados en populosas barriadas, daban la errada impresión de prestar
un servicio médico cercano y útil, pero apenas prodigaba primeros auxilios,
paños calientes. Las emergencias y enfermedades crónicas seguían dependiendo de
los Hospitales tradicionales, mal dotados e insuficientes. Similares objetivos
cumplieron las otras Misiones, los espejismos de alfabetizar, de facilitar el
ingreso y egreso en la Educación formal, pródigos en dar títulos con deficiente
formación. Una red de expendios de alimentos (7.245) que no podría
substituir a la red más amplia y mejor gerenciada (113.859), a la que va la mayoría de los venezolanos. Y simultáneamente, hubo
represalias para muchos de quienes aparecían en la ominosa Lista Tascón, con su
correspondiente efecto multiplicador, pues los que no habían sido afectados se
inhibían de participar en actividades opositoras, por miedo a sufrir las
represalias que pendían sobre sus cabezas, como espadas de Damocles. La
maniobra urdida en la Cuba castrista, el grosero reparto de limosnas
maquilladas tuvo éxito, y Chávez se mantuvo en su cargo, pero a su condición de
ficha del castrismo desde su ingreso a las FFAA en calidad de infiltrado (1971),
tuvo que sumar ahora la enorme Hipoteca a favor de Fidel, de haberlo salvado de
ser revocado, con las tácticas engañosas y demagógicas que aplauden los que se
conforman con migajas y discursos preñados de loas al “pueblo” y promesas a
futuro, esas que jamás se cumplen, pero pueden renovarse casi infinitas veces.
Esa Hipoteca se
tradujo en la adopción absoluta, por parte del régimen chavista, de la posición
de respaldo a las pretensiones de Guyana en el Esequibo, lo que explica la
permisividad con la que Chávez dio carta
blanca a Guyana para hacer lo que le viniera en gana, y la catalepsia del tema
durante los más de 16 años que llevan estos agentes del castrismo en el control
del poder en Venezuela. Del Esequibo no habló ningún funcionario chavista
jamás, aunque se hayan rasgado las vestiduras y proclamado “que defenderán ese territorio con sus vidas, y que van a dar
documentos de identificación venezolana a todos los que hayan nacido en ese espacio”,
lo cual lógicamente tiene sus bemoles, pues han mantenido en el abandono total
esos 159.542 kilómetros cuadrados, y de repente van a cedular a una población a
la que no conocen, ni han cuantificado, para la cual no existe ni siquiera una
pequeña oficina a la cual deban ir nuestros compatriotas esequibos, seguramente
ansiosos por tener su cédula y que los inscriban de inmediato en alguna Misión
que les garantice un ingreso extra (aunque supongo que no se ilusionan mucho
con la construcción de varios establecimientos de PUDREVAL por allá, porque
tenemos entendido que no saben lo que es hacer cola, aunque ya podrían hacerlas
según el número terminal de sus cédulas brand
new, nuevecitas).
En 1899 se firmó el Laudo
Arbitral en París, entre Inglaterra (ocupante de ese territorio) y Estados
Unidos, en representación nuestra. Venezuela no participó y no fuimos bien
defendidos entonces, ellos eran anglosajones y se entendieron en inglés, como
colegas terrófagos que eran ambos. Fueron los gobiernos de Betancourt y Leoni,
ambos de AD, en alianza con URD y COPEI, que tras años de esfuerzos
diplomáticos lograron el Acuerdo de 1966 en Ginebra, que substituye el
pernicioso acuerdo de 1899, y establece que el Esequibo es un territorio en
disputa, que permanece administrado por Guyana pero pendiente de ulteriores
discusiones para profundizar lo acordado en Ginebra.
Fidel sostuvo, frente a todos los
gobiernos anteriores al régimen chavista, que “el reclamo es prueba de los propósitos expansionistas de Venezuela, con
inocultables posiciones neoimperialistas, en ejercicio de rapiña territorial”,
le dio pleno apoyo a Guyana y exigió respeto por su integridad territorial. La
doble hipoteca de Chávez con Fidel lo hizo asumir una posición entreguista del
territorio Esequibo (una raya más para esa cebra, le entregó nuestro
territorio, recursos y Soberanía a Cuba, que se encarga hasta de expedir
cédulas y pasaportes, ordena en Miraflores, en Registros, Notarías, y en los
cuarteles). Samuel Moncada, ex ministro y ex embajador dijo: “el acuerdo de Ginebra es lo único que está
vigente, eso lo hemos repetido por toda Venezuela quinientas veces”. Maduro
declaró que “hay que tener cara de tabla
para decir que durante el gobierno de Chávez no se hizo nada relacionado
con la defensa del territorio Esequibo”.
Nos encantaría que ambos mostraran pruebas de que lo han repetido siquiera 10
veces, y de que han defendido el Esequibo, en el lapso que va de febrero del 99
a mayo del 2015 (estos dos últimos meses
sí que ha habido cacareo y mucho aspaviento, DESPUÉS de que se supo que la
Exxon descubrió petróleo en grandes cantidades en el espacio marítimo que
corresponde al espacio terrestre bajo reclamo). Mientras estaban los dirigentes
chavistas ocupados en comprar adhesiones, mediante las facilidades que otorgaba
PetroCaribe para garantizar brazos alzados a favor del régimen en las
instancias internacionales, creyeron que lo del Esequibo iba a permanecer en
estado catatónico por otros 50 años. No imaginaron que sus panas guyaneses
autorizarían a los malucos de la EXXON para explorar en ese patio baldío, y que
de ñapa descubrirían un tesoro de combustible fósil que los puede sacar de su
inopia actual, y hasta convertirlos en fuertes competidores en el mercado
mundial del oro negro y sus derivados. Para colmo, todas esas islas caribeñas a
las que tanto petróleo enviaron, con créditos olvidables, tampoco cumplieron
las expectativas de ser agradecidas por al menos dos décadas, y se cuadraron
con Guyana, ya que todas pertenecen a un sindicato llamado CARICOM (Comunidad
del Caribe) y exigen nueva discusión de Contrato Colectivo. Para terminar de
empeorar la situación, la EXXON es socia de una empresa china en lo del
petróleo submarino en adyacencias esequibas, y Guyana forma parte de otra
pandilla más grande y poderosa, la del Commonwealth, encabezada por su antigua
alma máter, Inglaterra, y 52 países más. Si Maduro y sus asesores del G2 tratan
de hacer un remake del alboroto patriotero de los patarucos militares
argentinos, cuando tenían el agua al cuello y optaron por esa barajita, alborotando el avispero de
las Malvinas-Falkland (1982), deben tener en cuenta que para mantener el status
quo en esa porción del Atlántico sur, doña Thatcher envió buques, aviones y
tropas con suficiente capacidad como para haberle dado una inolvidable tunda a
los que imaginaron que ganar esa confrontación iba a ser como meter goles
con la mano. Claro que si el régimen
envía a las FFAA declaradas chavistas, junto a las Milicias y los Colectivos
armados, Cameron y la Mancomunidad británica tendrían que suspender los
preparativos bélicos, y plantear su rendición.
La situación se complica con Granger
usando hoy el argumento de Fidel al calificar a Venezuela de país
expansionista, además de solicitarle directamente a Raúl Castro que intervenga
para influir en el régimen chavista -siendo evidentes los lazos de dependencia
del chavismo con el castrismo, y el papel decisorio que juega la dictadura
cubana en la implementación de un esquema de dominación en Venezuela que
responde al viejo proyecto castrista redireccionado en el Foro de Sao Paulo. Es
muy improbable que se rompa la rígida obediencia que mantiene la mayoría de los
jerarcas del chavismo respecto de los lineamientos emanados de La Habana (de
donde proviene la pasividad demostrada por 16 años frente al reclamo por el
Esequibo, adoptando el régimen chavista la posición favorable a Guyana, que
siempre ha mantenido Cuba, caracterizando a Guyana como la pequeña víctima del
apetito territorial de Venezuela, el vecino gigante y agresor). Granger incluso
sostiene que el Laudo de París -de 1899- tiene plena vigencia, y declara ignorando
por completo el Acuerdo de Ginebra de 1966, y los compromisos de ambas partes
implícitos en este más reciente documento.
Cuando las denuncias
se referían a violaciones a los Derechos Humanos de venezolanos opositores,
sobraban los celestinos e irresponsables respaldos al régimen chavista, para
acallar los reclamos en la OEA, ALBA y UNASUR, pero eso ocurrió en tiempos de
vacas gordas, el barril petrolero en torno a los $100, y Petrocaribe repartiendo
a diestra y siniestra. Los únicos perjudicados eran los opositores venezolanos.
Pero ahora el petróleo ronda los $40, las reservas están en 17.000 $M, la mitad
de sus valores tradicionales, no alcanzan ni para pagar el gasto corriente, y
no hay posibilidad de solicitar más dinero prestado precisamente porque el
régimen superó ese límite y tiene pendientes importantes pagos en el último
trimestre del 2015 y en el primero del 2016, correspondientes a los intereses
de la enorme deuda, contratada mientras obtuvo los mayores ingresos que gobierno
alguno disfrutara jamás. Hoy, muchos de aquellos que levantaban sus manos para
apoyar cualquier propuesta del chavismo, se abstienen o votan en contra, y había
descaradas intromisiones de Lula, Mujica, Ortega, para declarar a favor de
Chávez, en medio de campañas electorales. Ahora el régimen ha sido sorprendido
por la posición del Embajador de Brasil en Guyana, dando apoyo público al
reclamo guyanés sobre todo el territorio Esequibo, lo cual indica que recibió
instrucciones en ese sentido, de la presidente Dilma y su gobierno. Los únicos
casos que conocemos de un embajador que no exprese la posición del presidente
del gobierno son los de Ignacio Arcaya, Canciller por URD, firmante del Pacto
de Punto Fijo, en el gobierno de Rómulo Betancourt, que se opuso (era la posición
de URD), a la razonada y justificada expulsión de Cuba de la OEA, en virtud de
las evidentes y demostradas intervenciones armadas en Venezuela, y el caso más
reciente del Embajador de Panamá, Guillermo Cochéz, denunciando las maniobras del régimen chavista
para ocultar la verdad sobre el estado de salud de Chávez y las irregularidades
que sostenían al Vicepresidente Maduro al frente del Ejecutivo, sin haberse
cumplido los requisitos legales que la Constitución establece, ni estar Chávez
presente en la Asamblea Nacional - se le presumía, en enero del 2013,
inhabilitado para gobernar o fallecido-
para su Toma de Posesión formal, que fue substituida por un show
callejero. En este caso, y por presiones del régimen chavista, el Canciller
panameño despidió al Embajador Cochéz, alegando que su posición no había sido
autorizada. Ante la Historia Betancourt quedó como férreo defensor del sistema
democrático, Martinelly optó por ceder ante las presiones, y sacrificó a su
embajador, que denunciaba violaciones a la legalidad en Venezuela, y señalaba
que la OEA estaba dejando de cumplir sus funciones. Ni la presidente ni el
canciller de Brasil han desautorizado a su embajador ante Guyana, por
manifestar el respaldo a la ex colonia inglesa, y por lo tanto la posición de
Brasil es contraria a nuestra posición y derechos sobre el territorio Esequibo,
en reclamación por parte de Venezuela desde hace más de un siglo.
08 Octubre, 2015.
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