¿Hasta cuándo las
hijas del ex presidente okuparán la Casa Blanca?
Edgard J. González.
Aumenta la credibilidad de los
chicos del valioso Think Tank denominado Foro de Sao Paulo, que llevan veinticinco
años advirtiendo sobre la profundización de las contradicciones en las entrañas
del Imperio, y su probable derrumbe a corto plazo. Estados Unidos ya no es ni
la sombra de lo que hasta hace relativamente poco tiempo fue, y para colmo los
escándalos se multiplican en torno a la familia y la residencia presidencial. Obama
fue electo a finales del 2008, tomó posesión en enero del 2009, y fue reelecto
en 2012, deberá entregar a su sucesor en enero del 2017, pero durante sus siete
años en la presidencia ha residido en un anexo de la casa destinada al
Vicepresidente de los EEUU, La Rotonda, amplio terreno que comparte con el Observatorio Naval (a la entrada hay un reloj
atómico, que da la hora con milésimas de segundo) en la avenida Massachusetts,
al lado de la embajada del Reino Unido, a un kilómetro de la casa que sirve de
residencia al embajador de Venezuela (donde unos obreros me dejaron ingresar
con sólo tocar el timbre, en mayo del 2001). La Casa Blanca ha estado okupada
todo el tiempo por las hijas del ex presidente, que se niegan a desalojarla, y
ocasionan elevados gastos al presupuesto de la Nación, sin que exista la más
mínima justificación para que el par de malcriadas permanezcan en esa casa, destinada
a residencia del presidente en funciones.
Por supuesto que los terrenos que
ocupan el Observatorio Naval y la Residencia oficial del Vicepresidente, son
mucho más amplios y garantizan mayor seguridad, pero es un exabrupto que Jenna
y Bárbara sigan en la casa presidencial, cuando su padre dejó de ser presidente
en enero del 2009. George Walker Bush cesó en sus funciones presidenciales hace
7 años, dejó de ser presidente, y sin embargo sus hijas se empeñan en seguir de
okupas, sin que nadie les reclame ni organismo alguno haya intentado sacarlas
de la residencia presidencial, aunque ya su padre no esté y nadie en esa
familia tenga el mínimo derecho a permanecer allí.
A la incómoda situación de no
poder disfrutar de la residencia presidencial, lo que agobia al presidente Obama, se le suman ahora las
graves implicaciones que derivan de la detención de dos sobrinos de Michelle,
capturados in fraganti con cantidades importantes de Cocaína en dos propiedades
alquiladas, en un país de Centroamérica, pero las autoridades de la Unión
Europea tienen pruebas (registros de imagen y sonido) que los involucran en un
plan para introducir cerca de una tonelada de cocaína en territorio de la UE,
por lo que fueron detenidos y trasladados de inmediato a jurisdicción de la
mancomunidad europea, donde están siendo procesados judicialmente. Lo más
insólito ha sido el absoluto silencio que han mantenido, en torno al
preocupante asunto de los sobrinos de la esposa del primer mandatario, no sólo
el presidente, sino todos los funcionarios comprometidos con su gestión, y sus
compañeros del Partido Demócrata. Nadie suelta prenda sobre el hecho
indudablemente noticioso, que además compromete seriamente a John Kerry,
Secretario de Estado (equivalente al Canciller en Venezuela), pues al momento
de su detención, los dos familiares de la primera dama y del presidente
portaban Pasaportes Diplomáticos de reciente elaboración, totalmente vigentes,
y no figuran como funcionarios de carrera ni personal asignado a algún
Consulado o Embajada, lo que hace suponer que les dieron esa importante
documentación para facilitarles su labor delictiva como narcotraficantes, lo
cual agrava no sólo la situación de los detenidos, sino que daña la imagen de
EEUU ante el resto del mundo, pues se sobreentiende que cada país debe ser muy
estricto al otorgar pasaportes regulares (que en manos de criminales allanan su
paso por Aduanas internacionales), con mayor razón las autoridades a cargo de
los pasaportes han de extremar sus precauciones con los de tipo Diplomático,
pues reciben un trato especial sus portadores, que en el caso de terroristas o
narcotraficantes, implicaría co-responsabilidad del gobierno y los funcionarios
implicados en el otorgamiento de esos pasaportes diplomáticos, automáticamente
involucrados en cualquier delito que
cometan los portadores de tal documentación, en cualquier parte del planeta.
De manera que Obama está en una
situación muy difícil, extremadamente complicada. No ha podido residir en la
casa que por 216 años ha estado ocupada por quien ejerza la presidencia, mientras
dure el mandato. Las hijas del ex tomaron posesión de esa vivienda, y al
parecer son intocables, unas infantas pero de tiempos de las antiguas monarquías, porque en la actualidad los miembros de las
Casas Reales que subsisten, en unos pocos países de Europa, en Japón, son muy
respetuosos de las formas, el fondo y la legalidad. Salvo por excentricidades
como las de la Princesa Margarita, cuando hacía sonrojar a su hermana la Reina
Isabel con sus devaneos intrascendentes, los frecuentes escándalos de Ernesto,
el Príncipe de Hannover (tercer marido de Carolina de Mónaco), las travesuras
de Harry, hijo de lady Di, nieto de la doñita que lleva 62 años batiendo el
cobre con la corona del Reino Unido invicta, ha sido Reina en paralelo a las
presidencias en EEUU desde Truman hasta Obama, y no la van a desequilibrar
impertinencias menores que cometan sus parientes (esa monarca tiene más
kilometraje que Ramos Allup y Julio Borges, together).
Trasladar a la nación
estadounidense la insólita invasión de la residencia presidencial, y la comprometedora
relación de dos narcos diplomatizados con la pareja presidencial, sirve para
resaltar la importancia de tales sucesos, por la obvia imposibilidad de que
pudieran darse, no sólo en la primera potencia mundial, sino en cualquier país
del primer mundo, e incluso en países del tercer mundo donde se mantenga el
mínimo respeto por los protocolos, las normas, el imperio de las leyes y la
necesidad de salvaguardar el decoro nacional, evitando situaciones
escandalosas, reñidas con la legitimidad, el honor y la majestad inherente a
los altos cargos. Tendría que ser muy ignorante el lector que no aprecie en el
relato ubicado en Estados Unidos la incoherencia planteada como reflejo de un
hecho real, lo que exclusivamente en ficción hollywoodense pudiera ocurrir. Que
las hijas de un ex presidente se apropien de la residencia oficial establecida
para los primeros mandatarios en ejercicio activo de sus cargos, a lo largo de
tres años, con el curioso agregado de que el ex presidente lleva fallecido ese
mismo lapso (se murió a finales del 2012, lo murieron oficialmente a comienzos
de marzo del 2013), no es algo que pudiera suceder sino en algunos espacios
tribales del continente africano, y en Venezuela. Que dos sobrinos de la
primera dama del país sean detenidos por traficar con drogas, además apoyados
por documentación genuina que los acredita como diplomáticos, y la Nomenklatura
que detenta el poder, como Fuenteovejuna, todos a una, se comporta como si no
hubiera ocurrido, o con el mayor descaro elaboran versiones que adulteran la
realidad, convierten en dulces querubines a los narcosobrinos, y trasladan las
culpas a la organización que tuvo a su cargo el seguimiento, la recolecta de
evidencias y las detenciones del par de angelitos. Obama y Michelle no podrían
ignorar a los periodistas que -cumpliendo su obligación profesional, en virtud
de la enorme dimensión de la noticia- les preguntaran por el caso y su posición
ante la obvia complicidad interna en la elaboración y adjudicación de los
pasaportes. La okupación de la casa presidencial es algo simplemente imposible,
fuera de la Venezuela chavista.
Si la ficción derivada de
imaginar en Estados Unidos lo inverosímil que le impone a Venezuela el “socialismo
del siglo 21” (diseñado en la Cuba castrista del siglo 20, subsidiaria de la
Metro URSS Mayer, en versión libre de los cuentos del Pablo Coello del siglo
19, un alemán llamado Marx, que nunca trabajó), la película sobre ese
imaginativo guión de aventuras sin escrúpulos, tendría en su afiche, como
figuras del elenco principal, nombres como Hugh Shasee, Nick Morehard, Scileea
Flowers, Peter Karrowña, Godgiven Hair, ilaias Hawua, Airis Littlematch, Louise
Hortig, anunciando que fue filmada en Sicarioscope, en cien distintas degradaciones
de rojo rojito, intercalando grabaciones ilegales, usando sin autorización de
la bellísima Kiara, como tema musical de esta producción cinematográfica titulada
“Invadida y narcotraficada”, su interpretación de “Descarado”, que describe muy
bien a los protagonistas de esta saga de 17 años de corrupción, incapacidad y
cinismo, no apta para todo público.
Ya varias comunas tramitan los
créditos para los rodajes de otros films de suspenso y diversión en los
escenarios más insólitos, los títulos que se manejan para esas producciones del
cine más crudo y realista, son; “Sin tetas no hay rochela en Naiguatá”,
“Tiroteo desde el techo de la prisión que no controlamos”, “Temores atávicos a
la Interpelación”, “1.320 kilos de coca en Maiquetía, inodoros, incoloros e
insípidos”, “Eskarrá, Ricardito y Ojudas, colgando de la brocha”, “Vudú Cadivi,
empresas zombies”, “El misterio insondable del millón de viviendas”, “Encuentro
cercano con la guerra económica del tercer tipo”, “El Alien paisa, sin partida
de nacimiento” y “El legado del muñeco de cera”. Alguna será nominada al Óscar.
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